29 julio 2004

Sobre la muerte de Sofía Guerrero

A las tres y quince de la mañana, Sofí­a se secó la última lágrima con la manga y salió de su habitación. Bajó sin una pausa las escaleras de cuello de cisne. Iba descalza para no hacer ruido, pero no ponía cuidado en las pisadas. Se detuvo frente a la cava del doctor Guerrero. Estaba cerrada con llave. La desprendió del gancho alto de la cocina y regresó. Dentro, los destellos verdes y sanguí­neos de los vinos aguardaban. Sofí­a retiró el primer cajoncito del mueble y removió en el interior hasta encontrar, agudo y plateado, el corta sellos que su padre utilizaba para abrir las botellas.
Volvió a subir hasta su habitación y puso el pestillo a la puerta. De pie frente a la ventana, dejó que la luna le empapara la piel, luego se despojó de la bata y quedó desnuda ante los rayos blanquecinos. Miró el teléfono negro y mudo en el buró. Eran las tres y media. Sacó el vestido negro del armario y se lo vistió con parsimonia. Se pintó los labios con el carmín magenta, viéndose en el espejo y se puso los aretes de amatista.
Sólo cuando estuvo segura de verse tan bella como podía, se paró de frente a la ventana y cerrando los ojos, comenzó a cantar.
Los desvelados de la ciudad, que regresaban a casa después de la parranda, los veladores de la construcción cercana a la Calle Paz y el guardia de seguridad del banco, que resguardaba un vidrio roto, sintieron con claridad el instante en que se les erizó la piel, con la nota agudí­sima que marcó el final. La voz, dolorosamente bella, habí­a comenzado a escucharse seis minutos antes. El velador, sorprendido, habí­a buscado su radio de transistores para detener el sonido, pero se encontró con que el aparato estaba apagado. Los parranderos se juraron no volver a mezclar tequila con cerveza y el guardia de seguridad, humilde, se persignó y se metió a la celda del cajero automático.
Entonces terminó. Fueron seis minutos de terror para los pocos oí­dos despiertos a ocho cuadras a la redonda del número veintiséis de la Calle Paz.
Toda la ciudad volvió a quedar sumida en el más profundo silencio. Sofía abrió los ojos y se encontró con una ciudad nueva que aguardaba. Miró el reloj junto al teléfono: Las cuatro en punto. Soltó un profundo suspiro y respiró hondo para evitar la nueva lágrima que asomaba en sus ojos. Abrió el corta sellos que tenía apretado en la mano derecha y dijo:
-Fue la última aria triste de Sofí­a Guerrero-. Y con dos tajos certeros se desgarró las muñecas y se quedó de pie frente a la luna, para comenzar a morir.

El primer hilillo de sangre asomó con timidez, casi dudando, y comenzó a deslizarse por el monte de la luna, hasta perderse entre el índice y el cordial de Sofí­a. Luego fue engrosándose con la afluencia, cada vez más generosa, de las venas y el corazón que había comenzado a latir más rápido, pues Sofí­a se habí­a recostado en la cama y había empezado a escribir, desfalleciente.

Lo había empezado a vislumbrar durante el sueño, en la oscuridad sin puertas de la muerte amiga. En la voz del poeta desconocido que subió al escenario cuando terminaba mi aria para gritarle a la gente con el rostro desencajado y empapado de un llanto final, que el sueño y la muerte no tení­an ya nada que decirse y por último se me reveló en santa paz con el brillo lúgubre de la luna sobre las hojas negras del árbol lapidario que se mecía sereno a unos metros del único escape posible.
La sonrisa silente de mi vida se extinguirá y un sol sangrante trepará la bóveda para gritarle al mundo que guarde luto por Sofía Guerrero, la de los ojos color uva y las arias de iglesia de viva voz y cuerpo presente, que morirá al morir la noche, pintada de su sangre tibia, que no manchará la alfombra ni los muros, pues morirá consumida de la soledad enfermiza de la que jamás logró escapar.
Esta es mi última revelación, pues cerca de irme veo sobre la mesa de noche la navaja de romper los sellos del vino, brillando con un destello de luna asesina que lo dijo todo. Intenté ahogar el grito de un dolor que nunca llegó, porque mis ojos no lloraron sino que vieron salir mi sangre fugitiva primero en unas gotas perladas que fueron haciéndose más en mi muñeca y pronto fueron un torrente incontenible que subió por mis palmas y me llenó¡ la mirada de visiones proféticas. Que me juró un mundo vací­o de luz sin ventanas mientras se me apagaban las cinco velas de la vida: la primera vela, del adiós para siempre a los ojos de uva y a la segunda vela del adiós a las arias tristes y al ave marí­a, adiós a la piel lunar de la tercera vela y hasta siempre a la cuarta vela de la soledad sin escape y a la quinta vela...

Sofí­a se derrumbó sobre la cama, y con las mí­nimas fuerzas que guardaba, volteó su cuerpo, para quedar mirando al techo. El tirol, blanco y etéreo, comenzó a diluirse frente a sus ojos. "Llega ya" imploró Sofí­a, invocando al último paso, pero no sucedió nada.
Volvió la vista hacia el buró: Eran las cuatro y trece minutos y estaba a pocos instantes de morir. Se asombró de no tener miedo. Volviendo su rostro, encontró el papel manchado de sangre y vio más sangre en las sábanas blancas. Tomó el papel, hizo intentos de arrugarlo, pero ya no tení­a control sobre su cuerpo. Entendió que ahora sólo le restaba morir sin vanidades y cerró los ojos. Entonces pasó. Sus oí­dos, que aún estaban vivos, percibieron aquella vibración acercándose, medrando a orillas de la conciencia que se le escapaba. La muerte la había comenzado a arropar, pero el último sentido le avisó que una hora eterna la llamaba. La orden fue más fuerte que el abrazo y entonces aguzó el oído, para encontrar entre las cuatro paredes de su cuarto, frí­o, inconmovible, el timbre del teléfono.


Lo anterior es la parte de Quince Minutos Tarde donde se cuenta el suicidio de Sofía, personaje que, a pesar de morir en el primer capítulo, ha sido considerado el más dominante por los pocos que han leído el primer borrador de la novela. Sigo dudando si debo conservar el cortarse las venas como método idóneo para finiquitarse, siendo uno de los clichés de adolescencia más intrincados. Más ahora que el buen chango #100 diserta sobre las motivaciones del suicida. Pero mientras se me ocurre una manera mejor seguirá así.


28 julio 2004

Baños de Pueblo

   Ah, el ocio.... ah, la inactividad total... ahh, el marasmo de los músculos atrofiados por la más absoluta pereza.
    Y seis días después consultar el blog y ver que todo sigue igual. Qué letal hueva me invade.
   En fin, en 24 horas regreso a la capital, a mi solitario, abandonado y apocalípticamente sucio departamento, donde una tranquilidad chicha y una conexión decente por cable me permitirán volver a postear como me gusta: diario.
   El viaje a Huatabampo (tierra que me vio crecer) ha sido casi todo lo que esperaba: mucha calma, mucho campo, rica y pacífica playa desierta, buena comida patrocinada por mi santa jefecita (que antier huyó de la ciudad) y por supuesto, estar con ellos 2, la primera mi complemento, el segundo (o segunda) mi prolongación.
   Ah, por cierto, noticias de último minuto y traídas a pecata por el paréntesis anterior: El pasado viernes estuve en lo del ginecólogo que atiende el babygate y ahora salió con que mi brevemente nato heredero será una niña. Hace un mes era niño, como algunos de uds. saben. Así que el proyecto cuna azulmarinaconpatitos se aborta temporalmente hasta que encuentre un ginecólogo congruente o mi primogénito se decida a una sesión del más puro exhibicionismo.
    Había olvidado lo horrorosa que es la música de los cyber cafés atendidos por adolescentes. Cuando el prepúber en cuestión es hombre es casi seguro que esté escuchando o un rock muy poco llevadero (lo que consiste en linkin´park, rammstein, the offspring o cualquier otro grupo que no esté de moda desde el 99) o bien, una selección cordon bleu de todo lo gruperín del noroeste del estado (no nombraré grupos, sé que irían corriendo a bajar sus canciones). Si, por el contrario, el criadero de acné es del género sweet, entonces podrás deleitar tus bellos oídos con estrellas consagradas y dignas merecedoras de un grammy y un tiro en la cabeza, como la nueva diosa de los pedófilos cibernautas: Belinda, el extraído de un grupo que ya de por sí era para suicidarse: Kalimba (chequen la métrica de los nombres Ka-lim-ba Be-lin-da, debe ser algo diabólico y subliminal). Creo que con las menciones anteriores ya les quedará claro el porqué me largo en este mismo momento. Me tocó mujer y en este momento estoy tarareando "no me quiero enamorar" ...alguien déme un hacha.

19 julio 2004

Sobre mis manías y síndromes

  Creo que mejor las voy a poner en listado:
 
 
1.-Jugar con las llaves del carro, haciéndolas sonar de una manera desesperante para el resto del mundo (¿y qué? a mi no me molesta, cámbiense de ciudad)
2.-Masticar chicles, por lo menos dos al mismo tiempo.
3.-Acomodarme el cabello atrás de las orejas (antes de que me lo cortaran, chingao)
4.-Palparme los bolsillos para ver si traigo las llaves de la casa (no sé porqué le tengo tanto miedo a quedarme afuera).
5.-Escupir (esta sí debería de corregirla).
6.-Reírme de repente de cualquier idiotez, con una carcajada hiriente a los oídos.
7.-Leer lo que escribo y cambiarle detalles una vez y otra y otra ad nauseam.
8.-Decir "¿neta?" y "wey" (lo peor del caso es que odio esas putas palabras).
9.-Quedarme como imbécil viendo el futbol de novena división.
10.-Ver esos shows estúpidos donde le cambian el "look" (anglicismo todavía más estúpido) a la gente.  Sí, incluso los que son conducidos por maricones.
11.-Leer las revistas que hablan de chismes de gente de dudosa fama (puedo decir en mi defensa que nomás lo hago cuando me corto el pelo o me bolean los zapatos).
12.-Leer mi horóscopo en el periódico, como si fuera posible que a los 18,976,345,234 nacidos géminis nos fuera a pasar lo mismo el mismo día. Me escupo a mí mismo.
13.-Recoger cosas que me encuentro mientras camino (algún día les encontraré un uso).
14.-La cortesía (la considero un defecto).
15.-Checar el marcador de temperatura del carro cuando manejo, se me quedó de cuando tenía un viejo Datsun '79 que se calentaba cada dos cuadras.
16.-Tener "crush's" mentales.
17.-Voltear a checar el trasero de las mujeres, aun contra mi voluntad.
18.-Dejar la radio en estaciones gruperas... Es un placer oscuro y retorcido.
19.-Ver las portadas de "Alarma"... Matóla, viólola, decapitóla, etc.
20.-Meter las manos en las bolsas del pantalón.
 
 
  Son menos de las que esperaba.
 
 

17 julio 2004

Sobre los vértices.

Vértice:  s.m. Punto en que concurren los dos lados de un ángulo o las aristas de tres o más planos de un poliedro.
    Esta definición puede ser vista en el diccionario Larousse Esencial, en el apartado correspondiente a su inicial. Mi acepción de vértice, sin embargo, es distinta. Por alguna razón, en la definición no se menciona el elemento qué mas me trae a la cabeza la palabra vértice: "Punto que une dos rectas". Por ello, mi acepción de vértice es más comúnmente utilizada en mi lenguaje diario para referirme a pequeñas cosas (personas, episodios, frases) que unen un par de cosas mayores, o a veces más de un par.
   Ejemplifico: Anoche, cuando estaba a punto de alistarme (curiosa palabra esta) para ir a recoger a una amiga, se fue el agua en mi departamento. Huelga decir que con el verano huérfano que tenemos acá en Hermosillo yo andaba con un bouquet de macho semental caprino que no veas y que obviamente no iba a ir por mi amiga en esas condiciones. Pues hombre de mente rápida como suelo ser (aha) tomé mi ropa, mis instrumentos de lavado de carrocería y bajé al estacionamiento con rumbo a casa de unos tíos en donde me podría dar ese ansiado baño.  Pero antes de subirme al carro me encontré con el hijo del dueño del edificio, que iba hacia la caldera con un puño de herramientas en mano; "Mmm" pensé "Herramientas...Caldera...Fulano..." y mi sagaz mente inmediatamente concluyó que Fulano andaba arreglando el rollo del agua.
-Oye, Fulano- Le dije -¿Va a regresar pronto el agua?-
-En unos quince minutos- Dijo él.
  Así que subí al depa otra vez, desempaqué la ropa y puse el final de Xmen2 que casi me quedaba sin ver mientras se daba la hora de la ducha. Para no hacer el cuento largo el agua volvió, me bañé y me alisté (je) a tiempo. Pero cuando quise encender el carro para irme, el motor se puso renuente. De inmediato hice lo que hago cada vez que detecto una falla mecánica: Maldije por varios segundos. Luego bajé y abrí el cofre para detectar cualquier fallo, pero olvidaba que yo entiendo de mecánica automotriz lo mismo que entiendo de anagramas en arameo antigüo, así que volví a cerrar el cofre con un soberbio madrazo. ¿Alguna vez han escuchado del término "a la mexicana"? Consiste en darle un madrazo a cualquier cosa que esté fallando para arreglarla. Pues funcionó, después del fregazo del cofre intenté prenderlo de nuevo y esta vez: tarán, encendió. Acto seguido, enfilé hacia la casa de mi amiga, no sin antes hacer una escala técnica en la gasolinera para evitar sorpresas y caminatas nocturnas por vecindarios desconocidos.  El cielo estaba bastante tormentoso, pero no cayó una sola gota en toda la noche.
    Ya bastante tarde, cuando me despedí de mi cmrd en su casa, me vio, se sonrió y me dijo: No tienes idea de lo cerquita que estuve de no poder salir hoy. Y procedió a contarme de sus pequeños obstáculos que, al igual que a mí, estuvieron cerca de arruinarle una noche muy bien conversada. Ese fue el vértice de anoche: Los obstáculos pequeños pero bastante molestos.
  

16 julio 2004

sobre huevos


adopt your own virtual pet!


Dénle la bienvenida a la nueva mascota oficial del blog. El buen huevos que ha decidido dejar de emigrar a lo pendejo y establecerse en este tugurio. Chido por él.

Sobre mi frustrada carrera de poeta

Desperté este día solo para verte a mi lado pero no estabas, como no estuviste ayer y no estarás mañana.
No estabas dormida, con los cabellos tan negros desmenuzados como ramas después de la tormenta sobre la almohada y tu rostro, tus párpados traslúcidos ocultando esos ojos marrón no estaban tampoco ahí, ni estaban tus pechos elevándose al son de tus alientos.
No dormías en paz junto a mi cuerpo, sólida, fugaz, volátil. Salí al mundo extenso y solitario de las habitaciones vacías a buscar tu respiración callada y tus labios somnolientos pero no estabas en la sala olorosa a albahaca, ni en el aire sin voz de la cocina.
Sentí la ausencia presente de tu cuerpo abrazándose a la carencia de tus pasitos ligeros y sin ecos en las baldosas grises del piso en las recámaras.
Vi tu voz resbalar por la tela de las cortinas blancas terrosas con un escandaloso rumor de silencio y escuché el suave parpadeo de tu mirada hojeando el libro sobre la mesa, así que te busqué ahí, en el comedor donde no estabas.
No supe dónde más buscarte y me dio una irrefrenable sed de encuentro casual.
Hablé para tus oídos con mi mejor voz de hambriento necesitado de migajas de ti, pero no me escucharon y las delgadas hojas de mi voz cayeron al suelo y fueron llenándose de un polvo aciago y saturándose de polen.

Te vi colgada en mi pared, sonriente con un viejo sombrero de tela, sin tiempo y sin vida, te vi eterna e inmóvil con el girasol deforme en la cabeza y los ojos risueños mirando sin piedad.
Te vi y me vi a tu lado, enredado en verme contigo mientras me veía sin ti y reí como un loco de tenerte de a mentiras.
Extrañé tu aroma antiguo sin rasgos definidos.
Abrí la caja con tus cartas y encontré pedacitos de ti desperdigados en garabateos de tinta y creyón diciéndome “Te amo�.
Dejé de buscarte y empecé mejor a recrearte sobre las sábanas bordadas, cálida y tierna. Dibujé tu silueta con las yemas de mis dedos mientras cerraba los ojos y fui coloreando tu piel, tus cabellos, tus labios mientras me besabas y te daba sorbos de mi vida para que fueras matándome a poquitos.
Vi la rabia callada y ansiosa de tu vientre llamándome para rasgarme con tus uñas duras, lacerantes, construyendo por mi espalda los jeroglíficos sanguíneos de tu amor voraz, los aromas espesos, tangibles casi de tu plena satisfacción.
Di un sorbo largo y frío al vaso de cristal en la oscuridad sin ventanas de tu noche mientras escuchaba los susurros discretos de tu voz de nostalgia, en un soliloquio delirante carente de razón.

Dormí para buscarte en mi sueño, correr tras de ti por entre follaje y arborescentes caminos fatuos, de colores derramados y manchándonos las ropas al huir y alcanzarnos pero otra vez no estabas.
La luna estaba alta y el cielo azul marino, sin estrellas, esperando por ti.
Los perros callan, husmean, galopan sin tropiezo, sin aullido.

15 julio 2004

Movie Wednesday presents: The Butterfly Effect.

A ver, let me get this straight: Cuando yo tenía trece años medía 1.56cm y nunca se la pude hacer de pedo a alguien de 1.65cm porque me quería mucho y amaba mi integridad física. Todos mis amigos de menos de 1.60cm respetaban a sus congéneres de más de 1.65cm por razones masomenos parecidas. Sin embargo, en el efecto mariposón (así se debió haber llamado para el personaje de Kutcher de morro) un weycito del tamaño de mi pierna se la juega a un cabrón que le saca medio cuerpo de estatura y que sin muchos problemas le podría haber acomodado una madrina peor que las que acomodaban los halcones allá en el lejano y ya muy empolvado 68. No conforme con esto, se la hacía de pedo a un cabrón que era gordo en términos planetarios, y que si la memoria preparatoriana no me falla, le podría haber puesto una peor (cuando yo estaba en la prepa el cabrón más temible con el que te podías dar un tiro era un tal Diego, a quien apodaban Diegordo por obvias razones). Así que no mamen. Nos hacen sentir a los ex enanos como que fuimos unos perdedores que nunca madreamos a nadie que nos superara en estatura por diferencia estratosférica.
En segundo lugar: Tengo entendido que la pedofilia (o pederastia) es un pedo sicológico durísimo de erradicar, que viene de traumas de la infancia, de perversiones sexuales cabronas, de etc etc. Sin embargo, en mitad de la película te salen con que un sermón bien aplicado por un morrito de nueve años te puede curar del mal y te hace sacar las manos de los chones de olanes marca "periquita" de una niña de seis.
En tercer lugar, ningún perro es tan pendejo como para dejar que un morrito pirata de doce años lo meta en un costal, lo llene de gas para zippo y lo convierta en cané flambé sin meterle al menos un par de buenas mordidas en los huevos.
Fuera de esas tres cosas, la película me gustó. Aunque concuerdo con la opinión que escuché de que nunca explican porqué diablos Kutcher podía regresar en el tiempo y cambiar las cosas. Era mutante? Era Maussán? sepa.
Mis escenas favoritas: La de Kutcher corriendo en el manicomio como vato pirata que ya era y todas en las que el gordo darketo sale con viejas sado.
Más películas la próxima semana.

Sobre el ocio forzado

Hará cosa de seis meses renuncié a mi último trabajo: Mesero en un sushi place. Lo tuve que dejar porque no tenía espacio para meter las cuatro horas de prácticas profesionales, las seis horas de universidad y las seis mínimas de sueño. Cabe mencionar que ya desde endenantes mis papás estaban duro y dale con que me saliera del "trabajito" (para ellos siempre fue eso: un "trabajito") porque alegaban que se me iba a caer el promedio o que iba a arrastrar materias o que cualesquier cosa que minara mi desempeño como eficiente cuasiabogado en ciernes. Y al final lo dejé por unas vacaciones de a semana en vallarta y semana en morelia. Hace tres meses no me arrepentía, las cosas marchaban bien, el negocio de mi papá daba suficiente para pedirle dinero cada quince días sin sentir muchos remordimientos. Pero luego recibí el mensaje que apenas hace unos días borré de la memoria de mi celular: Salió positiva, la bendita prueba salió positiva. Así, sabedor de que en poco tiempo me convertiría en papá yo mismo, la segunda idea que se me vino a la mente fue: ¡Madres! y yo sin empleo. Me faltaba ya un mes para terminar las prácticas, razón por la cual decidí no volverme loco y darles buen término antes de empezar el largo y arduo proyecto de solicitud-entrevista al que, lo confieso, ya estaba un poco desacostumbrado, pero una vez concluído ese trámite, empecé a repartir hojitas amarillas como si fueran chelas.
Ahora, debo confesar también que nunca, en los casi cinco años de vivir en la capirucha, había tardado tanto tiempo en conseguir un empleo. Como acá no es tan común el hablar inglés, tenía puntos extra en las solicitudes; aparte tengo por ahi un diplomado en office y windows y esas madrolas de la pc y pues eso también me sacaba una pequeña diferencia, pero al final creo que lo que más me ayudaba era que nunca me ha entrado nervio cuando me entrevista alguien. De hecho creo que las únicas veces que he estado nervioso ha sido cuando espero respuestas de la mujer que pretendo. Y eso, por supuesto me hacía quedar como "seguro de mi mismo" ""desenvuelto" "elocuente" y toda esa basura que a los licenciados de recursos humanos les han enseñado que es parte del "perfil deseable" en los aspirantes a ciertos puestos.
Sin embargo en este mes que llevo buscando una chambita aquí y allá nadie se ha tomado la molestia de entrevistarme. Todo es "sale, yo te hablo" y hasta ahí. He ido a alrededor de diez lugares y todavía no me suena el mugre teléfono. Así que ahorita mi capital líquido es de $13.°
y para rematar el negocio de mi papä baja en ventas en verano; asï que pedirle lana se me hace bastante mäs bajo de lo normal. ¿Qué haré?
La semana pasada, por ejemplo, fuimos a una de esas tiendas que son de "todo para la mujer embarazada" porque ella quería ver ropita. Pues resulta que yo me prendé machín con una cuna que estaba ahí en el muestrario. Era azulmarina con blanco y tenía patitos en el decorado, nada puede ser más chingón que eso, y aparte la méndiga cuna se hace corralito. Pues no estaba ni madres de cara, aparte, estaba en $1350.° (unos 125 usd. No obstante, en ese momento, ahí, esa cuna me era tan incosteable como un viaje a la luna. Cuando chambeaba en el sushi place, que es el empleo mejor remunerado que he tenido, no recuerdo haber andado un día con menos de mil varos en la bolsa. Ya sé que es bien mamonzote pensar en términos de cuánto traigo, ya sé que es bien metalizado estar basando mi vida en términos monetarios, pero qué quieren que haga, la neta me preocupa un friego que a mi heredero le falte algo alguna vez.
Por lo pronto hoy voy a ir de ofrecido al applebee´s y luego yo creo que a office depot. Me cagan esas franquicias que terminan en depot, pero no hay pedo, todo sea por un cheque quincenal (o de preferencia semanal) que me quite los pelillos verdes que me están brotando y me regresen mis kilos perdidos.

12 julio 2004

Sobre la relación domingo-hueva

El día empezó en la tarde. Aunque pudiera sonar a renglón de inicio Cortazariano, no lo es, el día verdaderamente empezó en horario p.m. Abrí los ojos a las 1300 porque las ganas de mear acababan de llegar a ese puntito insportable en el que el dolor de estómago empieza a subir en ondas concéntricas hacia el resto del cuerpo y tuve que ir a un baño que olía como a meadero de cantina y a muelle abandonado (triste caso de tener dos hermanas que menstrúan al mismo tiempo). Cuando regresé al cuarto, relajado por el clima artificial que mantenía unos 15 grados fijos, me arropé cómodamente con el san marcos y me acomodé las bolas en el boxer. Luego abracé a mi morrita en cuchara y volví a cerrar los ojos... Inconciencia.
Al ratito el hambre apretó y nos pusimos a preparar un "desayuno vespertino" de huevos con jamón y chocomilk. No había tortillas de harina y nos tocó comer de trigo, más sanas, pero saben a mierda. Nos pusimos a ver el futbol (a ella también le gusta) y luego jugamos largo rato al turista (al juego de mesa, fuckn perverts). El novio de mi hermana nos trajo comida por ahi de las seis y hace un rato nos la empacamos en regla. Luego nos sentamos aquí en la compu a leer los blogs de los tijuanenses y en eso empezó a llover. Ya pintaba para una llovida acá en hermosillo, la sequía ha estado de la fregada. Sonora, para los que no saben, tiene una economía basada en un 60-70% en la Agricultura, y la sequía le pega tan duro como la sífilis a un señor feudal.
En el pueblo donde crecí se siembra en todas las épocas del año y los días transcurren no en torno a conceptos como "verano" u "otoño" sino a otros más intrincados como "la temporada del tomate" "la del trigo/cártamo/sorgo/etc." Siempre, en todo mes de los doce conocidos, un viaje a mi pueblo significa tres horas de contemplar por las ventanas del carro una extensión totalmente poblada de sembradíos. Desde los soberbios trigales verdes o dorados, el orgullo estirado de las mazorcas, y los destellos blancos del algodón a los lados de la carretera, un viaje a mi pueblo significa ver la generosidad con que el sur del estado dota a un 80% del país de granos, vegetales, hortalizas, de cada uno de los brotes comestibles que hacen las delicias de nuestra comida típica. Sin embargo este año es distinto: A principios del mes subí una mochila con dos cambios al carro y me aventé solo (casi nunca viajo solo) por la internacional Sonora-Sinaloa. El panorama es triste: Vastos terrenos descampados, un triste color parduzco ocupando el lugar de los jades, los esmeraldas, todos los matices de verde que normalmente te llenaban los ojos.
Platico con mi suegro, agricultor y dueño de seis hectáreas de tierra de riego y le digo mi impresión del viaje. Él se acomoda el puño de la camisa, mira hacia el arbolón que señorea su patio y me dice: Antes la tierra daba. Ahora hay que quitarle. Yo trato de sonreír por la que supongo una ocurrencia, pero creo que no lo consigo. Cuando veo su expresión parca me doy cuenta que hago bien.
En alguna parte leí que todas las culturas indígenas de la antigüedad veneraban a la tierra como a una madre generosa, toda bondad, que ofrecía cada ciclo frutos nuevos, sus retoños, carne propia, para que todas las criaturas, entre ellas los hombres, comieran de ellas. Agradecidos, los pueblos le ofrecían voluntariamente festividades, sacrificios, veneración, le obsequiaban lo mejor de las cosechas, noches enteras de rezos y cánticos, le rendían pleitesía por un acto tan noble y simple como el de alimentarlos. Y nunca he leído de antigüos con un pedazo de tierra que pasaran hambre. La madre les daba, pero ellos trataban de regresarle.
Hoy todo es el lado opuesto. La tierra no da, es cierto, el hombre le arrebata. ¿Los frutos no crecen como antes? Fertilicemos ¿El agua no es pura como antes? Potabilicemos ¿La carne ya no es limpia, sana? Vacunemos, desinfectemos, clonemos. La ciencia ha encontrado el remedio para todo. La ciencia se ha vuelto el paliativo para todo. Sin embargo, en las tres horas de mi último viaje, viendo el panorama triste y despoblado de las ricas tierras agrícolas del valle del mayo, no pude evitar cuestionarme seriamente si los remedios no son en realidad los males enfundados en un disfraz de progreso y modernidad.
Sólo quería decirlo.

11 julio 2004

sobre el futbol y sus ocasionales satisfacciones

Pues bien, hoy la Selección Mexicana, como algunos de ustedes ya sabrán, le ganó por un gol a cero a su similar de Argentina. El gol, un tiro libre, fue conseguido por Ramón Morales, lateral izquierdo que tiene una gran salida por las bandas, burla con bastante descaro, es hábil, rápido y tiene una característica que desde siempre le viene faltando al común de los jugadores mexicanos: Se atreve.
Estarán de acuerdo (por lo menos aquellos que ven consuetudinariamente el futbol) que los jugadores mexicanos tienen como rasgo común una especie de freno mental que les hace jugar por debajo del máximo de sus verdaderas capacidades a la hora de medir fuerzas con equipos que tradicionalmente son "grandes". A últimas fechas, sin embargo, reconozco que se le ha jugado mejor a equipos de tradición (cito: contra Italia en el mundial, contra Argentina hoy), falta, sin embargo, en el seleccionado tricolor, una conciencia de grupo que les permita pensar a los 11 antes y durante CUALQUIER partido en ganar como una obligación y no como un logro. Dicho esto, puedo decir que disfruté el partido, que el gol estuvo buenísimo, y que me da un gusto de veras grande que México haya ganado.
Quisiera agregar también, antes de que otra cosa suceda, que este es un blog americanista. Ya sé que el que no le va al américa lo aborrece, así que al que no le guste, ya sabe.

10 julio 2004

Sobre la continuidad.

Cuatro de la tarde, o casi, en Hermosillo, con un calor de las veinte mil chingadas y en un cuarto sin aire acondicionado.

Recibí respuestas rápidas del chango100 y de semidios. Es un gusto doble dado que sus blogs son los que más frecuento y dado también que creí que iban a ser los últimos en contestar (no sé porque los tengo en ese concepto). El caso es que ya el blog va agarrando vaporcito, eso es bueno.
Hoy leí la mayoría de los blogs que frecuento pero con una perspectiva distinta, me andaba dando ideas sobre cómo debería de ser el aspecto fisico del mío. Es decir, qué colores, formas, imágenes van bien con la idea general de lo que pretende ser este blog. Por otro lado, hay cosas de las que soy demasiado fanático como para no incluir por lo menos algo, un pequeño hint de sentido homenaje hacia esas cosas pequeñas que siempre han estado ahí, como parte de ese universo que me ayuda a dibujar una sonrisa de satisfacción por dentro (todo mundo sabe que es difícil que sonría por fuera, me veo mucho mejor encabronado). De tal forma que, recapitulando, estas son las cosas que de una forma u otra deberían de estar plasmadas en la interfaz de ensayos frente al monitor (un blog sin pretensiones)*:
1.-Dungeons and Dragons.
2.-Comics de Marvel.
3.-García Márquez.
4.-Mi novia y mi hijo.
Eso está claro, pero sigo sin tener una idea concreta de cómo mezclar esos cuatro elementos y obtener algo que no sea collagge. Y por otro lado está la desventaja mayúscula de no saber usar el html, lo cual hará todo ese proceso mucho más lento.
Por azares del destino, sin embargo, todos los jefes de recursos humanos de empresas medianamente importantes en Hermosillo han decidido que no marcarán mi número de teléfono para ofrecerme un empleo ni aunque fuera el único aspirante, ni aunque hacerlo salvara a la ciudad de ser destrozada por godzilla y barney, ni aunque organice una marcha multitudinaria. En fin, el triste caso es que estoy desempleado, por lo que por lo menos hasta la próxima semana le puedo dedicar algún tiempecito al aspecto del diseño del blog. Ya sé, ya sé, "lo importante debe ser el contenido y no el aspecto, el fondo y no la forma, el ánimus y no el corpus..." Pues se aguantan, el blog es mío y yo quiero que sea chilo y tenga un wolverine con garras mágicas +4 leyendo Cien años de Soledad. Cómo incluir a mi compañera y al heredero de mi imperio son asuntos todavía por resolver.
Disfruten.

09 julio 2004

Sobre las peripecias.

Peripecia.
La palabra por sí sola me gusta. La etimología es griega, si no me equivoco, y viene de la raíz Peris que significa "alrededor de" y supongo que de Pecios, que no tengo la menor idea de lo que significa. Así que peripecias significa alrededor de no-se-que-diablos. En este caso, es alrededor de la creación y desarrollo de este blog, para delicia y regocijo futuro de aquellos tocados por los dioses que tendrán la fortuna de leerlo, y más en concreto, de las peripecias de aprender html para crearle una apariencia
masomenos "decente", "presentable" etc. Son las 9:20 de la noche, en Hermosillo, y acabo de poner la barra de links en donde quería que estuviera y, por supuesto, también puse ya los primeros links. No están en el orden en el que deberían estar, porque al final no pude decidir si tomar como criterio base el cronológico, en cuyo caso deberían de quedar así:
1.-Ricardo Cucamonga
2.-Chango Lomelí
3.-La dulce diva de Batio(Judith)
4.-Conflictiva
5.-Butterposa
6.-Semidios
Ni en orden del gusto que tengo por cada uno, en cuyo caso deberían de quedar así:
1.-El chango h.p.
2.-Semidios
3.-La Ju
4.-Conflictiva
5.-Butterposa
6.-Cucamonga (que fue durante mucho tiempo el no.1)
Y otros criterios que ya no voy a postear porque ya me dio hueva y supongo que ya entendieron el punto. De todas maneras ahí están las ligas, así que si llegaste hasta este blog por error y ya te diste cuenta de que es un desperdicio de tu tiempo sigue cualquiera de mis seis recomendaciones para que te des una idea de cómo es un blog de verdad, hecho por gente experienced y con un mejor conocimiento de causa. Disfruta.

debí suponerlo





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génesis 1:1

In principio erat Caos.

Contra todas las leyes de la gramática actual, San Erasmo dice al inicio del génesis que en el principio fue el verbo. Yo no sé que chingados quiso decir, si en una acepción religiosa (y esto no es un ataque a religión alguna) el principio es siempre el caos y no el verbo (nótese además que caos es un sustantivo y nunca un verbo... carajo, estoy escribiendo como el pendejo de Arjona). En fin. Para reiterar el hecho innegable de que el principio de todo es el caos, quede asentado que hoy, Viernes 9 de Julio, es el primer día de este blog, que será, el preámbulo ya lo ha dicho, un caos. Id est: postearé cuando me venga en gana, sobre cualquier cosa que me venga en gana y con cualquier comentario que sienta necesario expresar. No me engaño, se bien que nada tiene de rebelde y contestatario el postear así, simplemente esta es una aclaración onda: Sobre aviso, jódanse.