Ayer, durante una charla más o menos amena, más o menos cortada y en fin, más o menos charla, cometí el harakiri emocional de repasar lo que alguna vez fue mi plan de vida. Hablo de una época digamos plenamente colegial, quizá el tercer o cuarto semestre de mi preparatoria, cuando, puesto en la disyuntiva de proponerme un futuro a cinco, diez, quince años de distancia, tracé algunas directrices. Lo que recuerdo de aquello es lo siguiente:
-Ser pediatra recibido y en pleno ejercicio.
Edad: Exactamente la que tengo ahora, 24 años, esto basado, claro, en que terminaría la preparatoria de 17 años, tomaría cinco para ser médico general y dos más para la especialidad en pediatría. Un plan certero, lógico, cien por ciento realizable.
-Ser padre de dos hijos, preferentemente uno de cada género, y estar casado con una excelente mujer, con la que permanecería unido para siempre.
Edad: 28 años. Es decir, que planeaba casarme durante mi especialización, mantener a mi primer hijo con mis ganancias como médico general en algún hospital, darle tres o cuatro años de ventaja a mi primogénito para crecer y luego ir por el o la segunda heredero (a) del imperio. Un plan coherente, estudiado, realizable.
-Metas materiales: Una casa propia que me llenara de orgullo, un coche de modelo muy reciente que no tuviera fallas mecánicas, uno mejor que el mío para mi esposa y alguna propiedad para vacacionar, ya fuera un condominio en la playa o una triste cabaña en un lago montañoso.
Edad: 35 años. Un sueño guajiro, por decir lo menos, pero se han visto cosas más raras.
Ahora bien. ¿Quién soy a los 24 años, casi 25?
Mi familia: Un hijo al que adoro y una mujer que ya no me quiere a su lado.
Mi trabajo: Mesero.
Mis propiedades: Un automóvil Sentra '96. Ningún inmueble.
Mis ganancias mensuales: Diez mil pesos. De los cuales gasto cuatro mil en necesidades básicas y seis mil en cosas innecesarias. Ahorro mensual: Nulo.
Mis logros profesionales: Ninguno.
Mi carrera: Licenciado en Derecho sin título.
Mis logros literarios: Un premio estatal de Novela.
Mis perspectivas a futuro: Llevo dos semestres de medicina, de salir todo bien podría terminarla a los 29 años, algo tarde según mis planes originales. Pero al menos ya sé que efectivamente eso es lo que debí estudiar siempre.
En mi seudo empleo asciendo como un maldito Challenger (en parte porque me rompo la madre como un maldito desesperado, y lo soy, en parte porque hago amistad con los altos mandos -Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error-)Pero al tiempo soy consciente de lo nimio que es laborar en eso, de lo pasajero y poco prometedor que parece mi futuro aún llegando a los puestos de la cúpula de la franquicia y de lo indigno que se ve desde afuera que alguien que siempre fue considerado el talentoso y genial de la familia se desempeñe como eso, un maldito mesero, servil, movidito, educado, pero al fin mesero, listo para recibir órdenes, acatar pedidos, sonreír forzadamente, festejar las nada graciosas ocurrencias de los clientes. Es deleznable. ¿Cómo lo resisto? Fácil, contando el dinero al final de la noche. Es asqueroso hasta para mí justificarme con eso, pero es así de fácil. Gano mejor que muchos de mis amigos que tienen trabajos "presumibles". Por supuesto, también gano peor que algunos, entonces, el justo medio.
En fin, este post no tenía objetivo, sólo estoy tratando de situarme, libre de parcialidad, en el punto exacto de mi mapa temporal. Proyectos hay, siempre, a corto y largo plazo. Pero es momento de concretizar. Se viene un trabajo que implica viaje y también implica una muy buena plata extra, espero utilizarla sabiamente y comenzar a afianzar un futuro no para mí, yo realmente ya no me intereso mucho, sino por Ángel, por él vale la pena cada una de las desveladas, las falsas sonrisas, los dolores de espalda y cada una de las concesiones. Por su presente y por su futuro, he de seguir dándome en la madre por los siglos de los siglos. El amor es así.
Pd: Ya sé que sólo posteo cuando me da la gana. Lo seguiré haciendo igual. Pero aquellos de ustedes que de vez en cuando se den la vuelta por acá, dejen aunque sea una mentada en los comentarios. Un abrazo.