16 diciembre 2004

actualizando un poco

Al parecer hay bastante tema para este post: Tengo ya dos semanas en mi nuevo empleo, el martes regresaron Angelito y su mami de Huatson, el sábado nos vamos todos para celebrar las fiestas... Bueno, no es tanto como parecía. A veces uno se deja llevar por la idea de que no postear en un rato significaría soltar un inmenso choro a la hora de volver a las andadas. Y no.
Mi trabajo nuevo es la chingonada. Estoy de pasante con un abogado que trabaja en su mayoría con juicios ejecutivos mercantiles y pues la neta es bastante bueno el vato, le puedo aprender un buen por si algún remoto día me llega a interesar el cochino litigio. Aparte, cosa obvia, fluye un buen de lana por el despacho. La semana pasada, sin ir más lejos, me tocó contar así a mano pelona dos fajos de billetes, puro verdecito (o sea de a doscientos) y cada fajo con veinte mil lanas. Mucha pinche envidia? a huevo. El pedo es cuando me toca ir a depositar una lanísima al banco, ando con el asterisco diminuto ante la posibilidad de un atraco. Gajes del oficio.
Ya en mayo termino la carrera, a menos que algún maestrillo se pase de listo y me quiebre, caso en el cuál me tendría que aventar algún veranito o de plano una pasantía. Pero quiero evitar todo eso y ya salirme de ese pantano llamado licenciatura en derecho, maldita la hora en que la escogí. Añoro mi frustrada carrera de medicina. El verano que terminó me hubiera recibido.
Bueno, en temas menos tristes, mi hijo ha vuelto tras casi un mes en tierra de generales, y regresó por sus fueros, con muchos gramos de más, cosquilludo, risueño y sabiendo bailar rolitas de los beatles. Anoche, mientras los dos bailábamos twist & shout lo rebauticé como el quinto y medio bitle, uno más a su larga lista de apodos que incluyen "quesito" "jerry" "bolita" "patín" entre otros. Mi hijo es chido, pero me frustra mucho mi incompetencia como padre, la impotencia que me ataca cuando llora y no tengo la idea más remota de qué le molesta, no saberle medir la tempratura a su leche o al agua con que lo baño, ser un lelo para cambiarle de pañal, todas esas vicisitudes propias de mi nueva condición.
Bueno, ahora reinicio mis labores diarias.


13 diciembre 2004

Altruismo y Status

Corran como el diablo a comprar su camiseta culturoso , están chidas y las ganancias serán para una causa noble.
He dicho.

11 diciembre 2004

Pobres miedos

Estoy considerando la idea de comprarme un Rottweiler para traerlo arriba del carro y que lo cuide de tanto pinche rata que hay en la ciudad. Pero luego pienso que a lo mejor me encariño demasiado con el perro y me voy a aguitar cuando se lo roben.
Que haré?

Un cínico que no conoce a Diógenes

Derivado de no se que tiznado vocablo antiguo, el cinismo hace alusión al perro. Más en concreto a "La plaza del perro alegre", lugar donde Diógenes tenía a bien exteriorizar sus elucubraciones para solaz y esparcimiento de sus fieles discípulos. Hoy, lo sabemos, el cinismo no es una corriente ideológica, sino un deleznable cojeo en la virtud de un individuo. Decirle a alguien cínico es, pues, ofenderlo, o al menos intentarlo (si el sujeto es en realidad cínico, fallarás miserablemente).
Diógenes, buen tipo él, debe estar revolcándose en alguna cripta su desacreditado y helénico país.
Por mi parte, divago esta mañana en el cinismo gracias (sarcásticas gracias) a una versión moderna de Gestas, el ladrón mala leche, que ayer, después de abrir mi coche estacionado a dos calles del despacho, rebuscó por cosas de valor, encontrándose con que ya otro jovenzuelo más avispado le había ganado el jalón para robarme las bocinas, algún otro se había llevado mi mochila con la legislación sonorense en tres materias, uno más le había dado el golpe con el estéreo, y para no hacerles el cuento largo, habían dejado al pobre muchacho en la difícil situación de robarse los asientos o volver a su casa con las manos vacías.
Muchacho humilde, seguramente iba a pie, por lo que la perspectiva de ir cargando con los pesados y voluminosos asientos de mi Garrari no era una idea afortunada. Tenemos así al joven ladron en ascuas, ante la inevitable situación de tener que marcharse de ahi sin haber cumplido con su trabajo, una deshonra para el gremio. Entonces, de pronto, Oh suerte de los dioses, en el tablero del carro, ahi, a escasos centímetros de sus ojos, el hallazgo: Un bolígrafo punto medio Bic y hojas de papel.
De tal suerte, el noble mozalbete no se fue sin dedicarme unas líneas, chico atento, y me dejó en una delicada, sutil y caballerosa misiva el siguiente mensaje:
NO MAMES, CIERRA BIEN TU CARRO, NO TRAIS (sic) NI MADRES (resic)

23 noviembre 2004

Si no está roto...

¿Porqué, señor, me castigas con estas letras infames?- Fue la imprecación que, impotente, lancé al cielo por vía directa al jefe inmediato del maese semigod, esta mañana aciaga en que, hojeando publicaciones culturosas (uno de esos placeres culposos), me encontré con cantidades ballenescas de algo que se hace llamar "nueva poesía" y que, me alivia un poco decirlo, apesta.
Y no apesta en un sentido simplemente crítico, no, bueno fuera que lo único malo en ella fuera la técnica, la métrica, el estilo, ni madre, la poesía es mala ad honorem, al carecer además de calidad, de personalidad, de actitud. Los ocho o nueve autores (y autoras) que tuve a mal leer, caen en el juego infausto de utilizar figuras grandilocuentes para expresar nimiedades, en el eterno vicio de pegar palabras con resistol 850 donde el recurso no cabe, en jugar al misterio donde ni chiste trae. Si no está roto, no lo arregles. En fin, en una poesía groseramente mala.
Esto es más preocupante todavía que darse cuenta de que se tienen 20 años y se está escribiendo poesía de chavito de 15, dolido por desamores y soledades estilo querido diario. Y lo es a niveles todavía más profundos cuando uno descubre entre esa fauna sobrevaluada de culturosos "genios innovadores" a algunos becarios de instituciones culturales gubernamentales.
Pregunto: ¿Quién decide los nombres del Olimpo Becario en la onda Culturosa? Este servidor quisiera intercambiar un par de impresiones con aquel servidor público que, al parecer, se apantalla de que le junten 4 palabras cuyo significado deba buscar en un diccionario, y eleva una aliteración exageradamente estética a categoría de sine qua non para otorgar una mensualidad hecha vaquita de mis impuestos (y de los tuyos, estimado único lector) al autor en marras.
No voy a ejemplificar por la razón simple de que me da una pereza descomunal transcribir la porquería de una pocilga a otra como esta. Baste decir que el gran Villaurrutia, padre de todos ustedes, y el bienaventurado Sabines, abuelo vuestro, deben estar como tlaconetes en sal dentro de sus tumbas, si es que a sus profanos oídos llegaron alguna vez ecos de esta onda seudopoética que impera en las publicaciones de mi pobre (snif) estado.
Todavía más nauseabundo me resulta el contemplar desde la barrera la actitud de divas de los letrosos locales, que se empinan la caguama con estilo, dejándose contemplar por las letrositas nuevas, seguidoras de cualquiera que pueda ostentar su nombre en alguna revista o diario nativo, al pie de su última publicación. Me resulta patético (esa es la dichosa palabra) la onda elitista del "club de los elogios mutuos" que los círculos de culturosos locales tienen que armarse grupito a grupito, para no arriesgar sus diatribas a críticas malas, sino solazarse en los espaldarazos y análisis viajados de sus poesías de cristales amatistas y pisto pisto pisto.
Lo peor, comentario con el que cierro mis amargas escupitinas contra los cultudivos, es que ya me ha tocado leer, en este mes, a 3 muchachos (2 hombres, 1 damisela) que tienen un talento muy bien trabajado y que son prolíficos a aceptables niveles. Pues estos 3 en cuestión no han podido ver su trabajo plasmado en papel de imprenta por causa de la cerrazón testaruda de los grupos de la esfera culturosa ya consagrada, los clubs de tobi, los veintitantos conocidos que celebran año a año el Horas de Junio y que siempre son los mismos con otra rotación.
Deberíamos de escuchar al sumo pontífice Batiano y comenzar a aniquilar culturosos a granel. Se me ocurre organizar un nuevo Fire Island pero para divos letrosos en lugar de divos gay (creo que hay diferencias) y ya reunida toda esta peculiar fauna, recurrir a la siempre confiable Ojiva nuclear. Yo no extrañaría a ninguno.

19 noviembre 2004

Pobres intentos de explicación

Viernes, mañana nublada, siendo las 8:00 a.m y al ritmo de las horas torpes que preceden al mediodía, intercalando sorbos al capuchino mientras hablábamos, Buffon y un servidor sostuvimos una charla largamente aplazada sobre un tema que en alguna ocasión comenzamos a discutir y que, por angas o mangas, dejamos inconcluso. Aclarando puntos, Buffon, para empezar, estudió un par de años para Ingeniero Minero, ilusionado por una momentánea bonanza que en esa rama de la producción vivía el norte del sonora, entiéndase Nacozari, Cananea, Benjamín Hill, por mencionar algunos municipios benditos por la abundancia de metales comerciables; con el trágico deceso en los índices de producción experimentados en la década de los 90's y específicamente en su segundo lustro, mi buen amigo se inclinó por la Licenciatura en Derecho por dos razones: La primera de ellas, la fuerte consistencia social del programa de estudios, en cierta forma compatible con alguien que, siendo parte activa de la escena rock local, guitarrista y voz de Los Tercermundistas, vato movido, comulgaba con las ideas social izquierdistas comunes a los miembros de esa otra corriente ideológica llamada rocanrol a la mexicana. La segunda razón es más simple: Todos los que no saben qué maldita carrera estudiar se inscriben o en Administración o en Derecho.
Este servidor, por su parte, ha marchado con paso constante por la vida académica. Si bien mis aspiraciones de cursar medicina fueron frustradas por un truculento fraude bancario del cual mis progenitores fueron víctimas y en el cual mis primeros 3 semestres en la UAG fueron a parar a manos de unos vivales gandallas, en el estudio de las leyes encontré un campo que, aunque no proyectado en mis años de preparatoria, me ha resultado proporcionalmente interesante e inteligible. Lector voraz de casi cualquier cosa que se haya escrito sobre los sistemas de producción y administración de la riqueza, seguidor de la idea marxista sin caer en el dogma soviético, defensor de la idea de la revolución pacífica, no puedo menos que aclarar mi visión lamentablemente parcializada de lo que es mi pobre país ahora y en el futuro inmediato.
La plática se abrió por un hecho cotidiano: Un trámite burocrático que, proyectado administrativamente para durar 15 minutos, se prolonga hasta la náusea por el tan cacareado problema de la apatía de los burócratas, esa especie que muchos quisiéramos en extinción.
Burócrata, como tal, no es realmente una mala palabra (en serio), de hecho en países como Alemania o Inglaterra, un burócrata es tan bien visto como un médico o un profesor, una persona cabal, trabajadora, que por añadidura sirve a la patria en las maneras tan diversas que la administración pública le permite y faculta. El problema es La burocracia a la Mexicana. El nuestro es, aceptémoslo, un pueblo apático. Nuestra gente tiene un ingenio que ya quisiera Tolkien o Julio Verne cuando se trata de inventarse pretextos para no trabajar. Todo es una buena excusa. ¿Qué hay una marcha sindical? Unámonos; ¿Qué si es día de San Mateo? Celebrémoslo; ¿Qué si no se trabaja el Jueves? Tomemos también el viernes; ¿Qué si tenemos un leve resfriado? Reposemos en casa, no se vaya a complicar. Todo se convierte en un pie para fundamentar legal, campechana y socialmente nuestra ausencia del trabajo o, en casos inevitables, nuestra escasa productividad. Este es el semblante de un burócrata mexicano:
8:25 am- Llega el (la) burócrata con casi media hora de retraso a ocupar la ventanilla o escritorio en el que todos los días desparrama su generalmente obesa humanidad. En el camino tropieza con la fila de 30 personas que le esperan desde hace 35 minutos, esperando en actitud de sueño guajiro, que su trámite sea expedito y fácil. El burócrata, faltaba más, no saluda ni da los buenos días, qué humos los de los pobres ciudadanos comunes que piensan que él, iluminado por el poder de un sello que nadie más posee se rebajará a darles los buenos días; no, el burócrata pasará de largo, todavía enfurecido por el tráfico del demonio que le ha agriado el sabor del primer café y el primer cigarro de la mañana, mientras recorría en su auto que le paga el estado (o sea tú,yo,todos) el camino desde la primaria donde sus dos rozagantes hijos se preparan para heredarle el puesto. Una vez asentado en su puesto, el burócrata se tomará el tiempo del mundo para abrir la ventanilla. Acomodará primero la pocilga en que el día anterior dejó convertido su espacio laboral, tirará al papelero la media torta de jamón que, verde y babosa, ha dormido sobre el escritorio, enjuagará los asientos negros semisólidos del café con que se la bajó, saludará a medio personal y compartirá con ellos chispeantes y amenas anécdotas de la mañana de tráfico como si no se hubiesen visto en meses y entonces, sólo entonces, siendo casi las 9 de la mañana y con un linchamiento público en plena gestación, berreará con voz de claxon de panadero: "Páasele, oiga, que hay mucha geeente".
Durante espacio de hora y media, el tipejo o tipeja en cuestión, atenderá, grosero y de mala gana, a la tercera parte de la fila, en su mayoría despidiéndolos con largas, negativas, "dése la vueltecita el lunes" y otras desilusiones, y a las 10:30, cuando el organismo impreque la necesidad de cafeína y nicotina, instalará el terrible letrerillo de "ventanilla fuera de servicio", dejando así en un palmo de narices durante fatídicos treinta minutos a la ya desesperada gente. Esto, señores y buenos amigos míos, es caldo de cultivo para prácticas tan dañinas a la economía personal como el coyotismo, la gestoría fantasma y el tráfico de influencias entre otros.
Hasta aquí el apartado de la conversación dedicado a la burocracia. En entrega posterior, el dedicado a la negativa actitud del común del pueblo meshica ante este y otros vicios.


16 noviembre 2004

un submundo de pacotilla

El mundo del cómic, tienda de la que hablé, si no mal recuerdo, en alguna entrada anterior, es un expendio bien surtido de buenas revistas de superhéroes, camisetas decentemente diseñadas para botanear y botanearse de algunos íconos modernos, figurines de colección de varios entrañables personajes de la historieta y la caricatura más o menos moderna y alguno que otro producto ocasional que está disponible sólo hasta agotar unas no muy abundantes existencias. Es, pues, una tienda bastante agradable a la vista, con paredes muy originalmente decoradas y mejor pintadas por algún tipo con mucho talento en la imitación del estilo de Rob Madureira y Todd McFarlane, con unos estantes de hierro que parecen fabricados en algún yunque de mala calaña y con un monitor donde habitualmente se está proyectando o algún buen Anime o una película tan pasable como Kill Bill, La lengua de las mariposas, Amèlie o Memento. En fin. Uno pensaría que este lugar es una cueva de lo más agradable para pasarse un rato, ver las portadas de los cómics del mes, disfrutar la nueva entrega de todos los cortes de Marvel (Avengers, Fantastic Four, X-men por supuesto) y cruzar alguna charla entretenida con los dueños, que son bastante amenos y sencillos. Pero la puerca pasa a torcer el rabo cuando se dan las 3 de la tarde y una jauría no clasificada en los tomos de Ciencias Naturales del sabio Mendehlson entra en escena. Describo: El prototipo en cuestión es alto como vara de bambú y con la misma complexión, cabellos de saiyan estilo gokú pero más parado, una proliferación alarmante de acné en el rostro y un aviso de bigote lechero -o en su defecto cantinflero- sobre el labio superior. Excepcionalmente, el sujeto lucirá una humanidad descomunal de lonjas sobrepuestas. En todo caso, lucirá ropas o de un gótico de lo más empolvado, o con camisetas alusivas a su personaje favorito (en muchos casos, snif, de Bob Esponja).
Cómo!! Pero si ese es un geek de lo más normal!! -dirán ustedes- Pues sí, este muchacho estereotípico se ve como un geek normal, un compufreak coleccionista de chingadera y media cuyo contacto sexual más erótico ha sido con una botella de crema Hinds, PERO, a diferencia del geek tradicional, especie encantadoramente conocedora de temas de interés como cine subterráneo, el futuro cercano de los mangas más vendidos, el nombre del actor que dobla a sutano o mengano en la versión en español de Caballeros del Zodiaco, este seudogeek tiene sólo un interés en la mente, tres sílabas funestas y mezquinas que emputan hasta niveles patológicos a un ser pleno de bondad y misericordia como yo: Yu Gi Oh (gritos ahogados de la concurrencia).
En efecto, la trastienda de la tienda (sé que la frase es pendeja) está destinada (pósters y bancas incluídas) al intercambio de tarjetitas del mamonsísimo juego ese que con el fin de vender cartitas hechas en taiwán, zaguán o uno de esos países que le deben a la piratería el 99% de su producto interno bruto, crearon hasta una caricatura, dos o tres videojuegos y toda una campaña mercadológica que haría llorar a un estudiante de Merca del Tec. A la hora mencionada, docenas, manadas, jaurías enteras de los cuasifenómenos estos dejan sus apasionantes vidas frente al televisor que proyecta un show en el que puedes decir con el poder de tu click quien es Sexsí y quien Sexno para ejercer el derecho de reunión consagrado en nuestra carta magna (maldito juicio de amparo) y regodearse en la poquitez de anhelos, ambiciones y proyección exterior, catafixiando junto con sus cartitas, hologramas y esas jaladeras, su autoestima, su futuro solitario y rechazado, y gestando con esto a un nuevo poeta de la onda desgarravenas de los cuales, siento decirlo, está llena esta tierra de dios.
Pobres muchachos- dice mi alma misericordiosa- Si tan sólo conocieran del verdadero mundo, el mundo que los dioses nos han dado. No ese submundo de pacotilla llamado Yu Gi Oh, donde los seres poderosos tienen nombres tan estúpidos como Mago Poderoso del Triángulo de Fuerza y Poder Místicos del Santo Niño de Atocha; no esa cloaca de erogaciones, donde tus puntos de popularidad son directamente proporcionales a lo voluminoso, centelleante y difícil de conseguir de tus cartitas, NO, sino al mundo verdadero, ese mundo donde todo es hermoso, donde tu fuerza te hace popular, donde evolucionas cada día y cada vez más conforme tengas aventuras y resultes airoso de las misiones que emprendas. Sí, ese mundo de recompensa a tu esfuerzo, de preocuparte por aniquilar a quienes te estorben y ayudar a aquellos que comparten tus causas, ese mundo de Luz y Sabiduría llamado DUNGEONS & DRAGONS.
Pero como siempre, pobres humanitos, están tan lejos de mí.

13 noviembre 2004

please stand by

No sé, tal vez porque no me importa gran cosa, si alguna vez han llegado ustedes a esos momentos en los que uno se siente parado de puntitas en la cornisa de la Chicago Tower con unas ganas infinitas de brincar al vacío y caer eternamente. Esa sensación de vértigo en el estómago, el viento mesándote los cabellos hacia el cielo con la fuerza que te dan tus 65 kilos de caída libre y los 9.8 metros sobre segundo de la fuerza de gravedad, la irritación en los ojos porque tus párpados no resisten cerrados a la presión de la caída y te ves obligado a contemplar, en forma difusa y acelerada cómo desciendes en superchinga a romperte la madre. Y de repente empiezas a caer hacia arriba... y a volar, a recorrer en la mente los lugares más ocultos de un terreno vedado al cuerpo desvalido: el de los cielos. Caes, imprimiendo, es cierto, ritmo a la caída, dirección, velocidad, caes pero no caes de veras, más bien estás caminando sin los pies, con la pura descomunal y traidora fuerza de tu subconsciente que te insinúa, pero tú no lo aceptas, que estás soñando. Cuando sueñas que vuelas, dicen los entendidos, es porque estás en una situación muy agobiante y que añoras libertad, pero te ves dificultado a conseguirla o a que recientemente se te ha hecho asequible y tu hipotálamo te lo traduce en su habitual lenguaje binario diciéndote que ahora vuelas y que tu espacio se vuelve tan inmenso como lo ha sido siempre en fábulas y lugares comunes el espacio.
Como dije antes, no sé ni me importa gran cosa si les ha pasado, pero a mí me ha seguido toda la vida este sueño y otro igual de cliché que es el de los maremotos. En este segundo sueño, que habitualmente en mitad del film mental se torna pesadilla, este servidor camina por alguna playa hermosa y soleada en el momento justo en el que a las placas tectónicas de la tierra se les pone en los cojones causar un sismo submarino de10 grados richter de intensidad, provocando que un tsunami (ola grandota) de 200mts. de altura se cierna amenazante sobre mi frágil humanidad. Huelga decir que, narcifan como soy, me despierto siempre en el momento en que la ola me causaría la muerte de permanecer dormido. A veces en este sueño aparecen personas muy queirdas por mí (las hay) y en lugar de amenazarme a mí, ellas son las que están en peligro, y en esos casos mi rol es tratar de salvarlos. Sólo lo he conseguido una vez, en una ocasión en que la persona desvalida era mi padre. Cabe mencionar que la escena de la salvación fue algo muy parecido a Cliffhanger o a cualquier churrobrusco jolibudense de ese estilo, por lo que desde entonces tengo a mi subconsciente en demanda legal y artística para que tenga sueños originales y no se ande fusilando mamadas.
Otro sueño recurrente en mis noches de adolescente era aquél en el que tenía que conducir el automóvil dart de mi señor jefe para salvar el día ya fuera de godzilla, mothra o los power rangers y como no sabía conducir, los sueños no llegaban a feliz término. Ese sueño desapareció en cuanto me consideré facultado para conducir sin asistencia.
Hum! Como tal vez ustedes habrán comenzado a notar para este punto, si es que no quedaron inmersos y embelesador por mi sosa narrativa, el propósito de este post no era hablar de los sueños, sino más bien de algo que los trágicos y tripeados sicólogos de los 90's dieron en llamar "crisis existenciales" (los mismos que dispararon las ventas de revistas como Eres, Tú, 15 a 20 y toda esa basura) pero, como suele pasar, este blog a veces tiene voluntad propia.

03 noviembre 2004

Stoopid gags

Hará cosa de cuatro o cinco meses que comencé a notar, horrorizado, el génesis de una de esas estúpidas muletillas que los fresas (cremas, popis, bonis, o como los llamen en tu ciudad) argullen cada tanto tiempo con el fin de ser "distintos" "cool" "únicos" y que sólo consiguen hacerlos ver "idénticos" "pendejos" "borregos". Los tipos y tipas en cuestión, y muy en especial los wannabes que nunca escasean, han agarrado de ponerle a todo el sufijo "ON". Es cosa de todos los días conectarme al mensojero y ver no uno ni dos, sino al menos a un pentagrupo de tarados con nicks que hacen referencia a:
1.-El lugar geográfico en donde andan, kinda :
(chingo de monitos) Fulano...Cancún Onnnnn(chingo de monitos).
2.-Los planes para la siguiente noche de juerga y algarabía, for example:
(kilo de jetas) Sutana... 2nite Antro Onnnn(jetitas de nuevo).
3.-Su estado anímico, tipo:
(jetas tristes) Mengana....Tristecita On(jetitas cortándose las venas).
4.-Y bueno, el menos estúpido, porque al menos tiene un significado traducible:
(caras idiotas) Perengano, salí a las tortillas, Cel On(siguen caras y status away).

No sé si en sus respectivas ciudades tengan el mismo problema, pero lo que es a mí, me cuesta mucho abstraerme de las costumbritas pendejas de la gente que me rodea y sobre todo de las que encuentro tan irritantes como esa. Me hacen recordar lo difícil que fue sobrellevar 3 episodios de meses cada uno, en los cuáles todos los estúpidos clientes del sushi bar donde tuve a bien prestar mis servicios hablaban única y exclusivamente de Big Bodrio, como si fuera una situación internacional de proporciones cataclísmicas y más aún, como si de sus pobres pronósticos y opiniones imbéciles dependiera el resultado final de la burda estrategia mercadológica cortesía de teidiotiza y pendemol.
Irritante, sin duda.

Don't forget to leave a comment on your local stupid people's costumes.

02 noviembre 2004

Feeling strangely fine

Me fui abruptamente a un viaje de autopista de cinco horas para darle un no muy fuerte abrazo a mi amada bisabuela en su cumpleaños no.94. Por ese motivo no había posteado (yo sé que estaban preocupados aunque finjan indiferencia). El viaje salió de la nada el sábado en la mañana durante una conversación telefónica con mi sr. padre en la que me aplicaron el viejo truco del desangramiento emocional para convencerme de dejar mi cómodo apartamento superequipado, mi harém de 17 odacuzcas, mi colección de mafaldas y a mini me a cambio de cinco lapsos de sesenta minutos detrás del volante con rumbo al pueblecillo encantador de crepúsculos arrebolados donde (sobre)vive la linda viejecilla que engendró a 14 escuincles, la mayor de las cuales engendró, a su vez, a siete escuincles, la mayor de las cuales engendró a este escuincle, que, si bien, no cuenta con el sistema reproductivo necesario para alojar durante los nueve meses protocolares a un escuincle, sí trajo ya al mundo a la quinta generación desde aquel lejano 31 de Octubre de 1910 en que mi bisabuela dio sus primeros berridos.
Sólo la primera hora de camino estuvo tranquila, pues antes de llegar a Guaymas ya la lluvia había comenzado a hacer de las suyas y Dante -fiel copiloto- tuvo que hacer uso de sus mejores anécdotas e imitaciones de voces de caricaturas para evitar que me quedara dormido al timón, arrullado suavemente por el fresco viento y el monótono chipi chipi del agua en el cristal. En Cd.Obregón llamamos a mis jefes que casualmente habían ido a hacer el super a Wal Mart y andaban en la misma ciudad, por lo que decidimos hacer convoy el resto del camino, idea que resultó providencial, pues adelantito de Navojoa los parabrisas del tsuru valieron pa puras verguenzas y tuvimos que guiarnos por las luces del pickup de mi jefe durante casi una hora en una carretera que parecía superficie lunar pantanosa de tanto bache y lodazal. Pero bueno, por obra y gracia de alguna inteligencia superior todo salió bien y aquí estamos todavía.
Anoche me quedé a dormir en casa de Angie, con mini me, que a últimas fechas tiene complejo de compañía petrolera gringa y se la pasa confundiendo a su madre con el medio oriente. Lo bueno es que se ha puesto muy robustito y estoy planeando alquilarlo para comerciales de pañales, comida para bebé y otros artilugios de esos que te venden la foto de un bien alimentado y aspectado humano amateur.
Y pues hoy la neta pinta para una hueva de lo más absoluta. Es día de los fieles difuntos, y como es costumbre, no hice nada. Gracias a Buda no se me ha muerto nadie tan cercano como para acordarme de ir a limpiar su cripta, llevarle dos panes, un tamal y un panal de Costeño, por tanto, cuando llego a acudir a un camposanto en compañía, generalmente, de mis papás, me dedico en exclusiva a la ingesta desmesurada de ponche y cocteles de elote, una debilidad remanente de mi infancia cada vez más empolvada.
Mañana otra vez a clases después de cuatro días de feliz asueto. Hoy me quería cortar el cabello pero no hay nada abierto. Pinche gente improductiva. Afortunadamente me pasaron 3 libros nuevos de dungeons, y como planeo organizar sesión para este fin de semana, me voy a checar el Monster Manual 3. Ehh, pásenlo bien.

27 octubre 2004

Cloudy days

Ayer estuvo lloviznando leve y hoy de plano llovió, razón por la cual mi bienamado heredero no ha recibido el baño sacramental con el que dará inicio la carrera higienista que por todo el resto de su vida habrá se seguir con mas o menos vocación, resignado, como diría Mafalda, a ser toda la vida su propio peón de limpieza. Hablo por supuesto de la ducha, el regaderazo (que no lo será), y no de las aguas bautismales, tradición que -aunque sé que resultará obligada- aún no tengo proyectada, por lo menos a corto plazo.
Han pasado tantas cosas en estos dos días que lo hemos tenido con nosotros que casi no puedo hablar de otra cosa. Sin embargo, para efecto de que aquellos que leen este blog reciban algo mas que bien justificada cursilería, les aviso que el próximo jueves es la fiesta de disfraces de mademoiselle Fenech, Zinho, Buffon, Ossian, Otto y este que escribe planeamos caracterizarnos de luchadores de la época de oro del cine (los ActionMan mexicanos), con esto en mente, Zinho adquirió ya la máscara del Huracán Ramírez, Buffon la del simbólico Santo, Otto la del superheroico Tinieblas y yo la del gran manotas Blue Demon. Con cuellos de tortuga, sacos estilo profesor de letras y pantalones de campana a rayitas, los atuendos estarán completos. Aún tratamos de conseguir un Cadillac convertible para transportarnos, así que, si posees uno y no le tienes mucho cariño, háznoslo saber.
Ah, y ya conseguí quien me enseñe a bailar salsa. Espero que mi buena compa Marielos le gane la batalla a mis patas de madera. Ya compré un gis para dibujar huellas en el piso, así aprenden a bailar los personajes de Archie.
¿Todavía sacan el Archie? Me acuerdo que en mis años mozos tenía una extensa colección y que me divertía enormidades leyendo las peripecias de aquel desventurado pelirrojo que tenía su hogar en los suburbios de Riverdale, y que a pesar de ser un megafracasado se comía a dos bomboncitos llamados Betty Rosas y Verónica del Valle, la una antítesis de la otra pero ambas bastante encamables. Por ahi todos tuvimos un compa apodado "Gorilón", apelativo surgido de las páginas de Archie, por si no lo sabían. Y por supuesto, Torombolo (o Jughead) que después tuvo hasta su propio espacio en un comic independiente.
Otra revista de la que tenía infinidad y conservo escasos ejemplares es el buen Condorito, obra de un autor Chileno ya fallecido que se hacía llamar Pepo, y que según un exconductor de Mtv es lo único bueno que ha salido de Chile.
Ahora la única revista que compro con cierta regularidad es la Conozca Más, y eso sólo para iniciar las conversaciones en círculos intelectuales. A veces, en ocasiones de boyante bienestar económico, compro la carísima National Geographic y me paso horas como enajenado contemplando el chingonsísimo trabajo de sus fotógrafos que logran siempre unas tomas sublimes.
El viernes tengo un examen bien café de Juicio de Amparo y no he leído ni madre. Angelito no me deja pensar en casi nada, estoy padeciendo un enamoramiento nivel preocupante con mi vástago. A ver si mañana ya me pongo las pilas. Me pidieron prestado el Vivir para Contarla, así que mejor lo meto a la mochila de una vez.
Y en cuanto tenga $179 me voy a mercar Memoria de mis putas tristes. Ojalá nunca se muriese García Márquez.
Ahi luego les estafeto los habanos a Maese Chango100 y a Maese Semidios. A mademoiselle Anaita le voy a mandar algo más chido porque ella sí es damita y bonita además.

25 octubre 2004

Paternum Est

Ya soy papá!
Ayer Domingo 24 de Octubre, a las 11:07 horas vino al mundo el bienamado Angelito Hernández, heredero del imperio que hasta el día de hoy me pertenece y que consiste en 25 hot wheels de colección, 197 libros releídos, un librero medio venido a menos, 25 cuentos cortos, uno largo, media novela, 52 poemas y un puesto de master honorario en dos partidas de calabozos. El pequeño nació bajo el signo occidental de escorpio y el oriental del mono (lo cual debe ser una mutación difícil) y pesó 4,259 grs. que su mami logró sacarse del vientre a fuerza de pujidos y cojones. Angie había dicho que no quería cesárea y se mantuvo en su dicho, obcecada y testaruda como es, hasta que escuchó el llanto bastante perceptible del neonato pedazo de bendición que nos fue dado en comodato por el tiempo que nos quede de vida.
Ayer lo cargué en brazos por primera vez, y mientras lo mecía no pude evitar caer en esa tentación tan ególatra de buscarle rasgos coincidentes con los míos. Los tiene, en efecto, son sus ojos grandes y color café, la forma de sus orejas, simétricamente iguales a las mías, la abundante vellosidad de su pequeño cuerpecito y el genio de los mildemonios cuando no le complacen. Es un niño hermoso, y lo sería aunque no fuese mi hijo, pero el hecho de que lo sea lógicamente multiplica exponencialmente su rating para conmigo.
Y su primer mameluco fue de patitos de hule. Tuvimos que ponerle guantecitos porque ya estaba agarrándole gusto a chuparse el dedo y queremos que tenga una sonrisa que haga ver a Luis Miguel como un pobre pendejo.
Hoy estoy escribiendo esto momentos antes de irme al hospital a ver si ya dan de alta a la mami y al pedacito, cosa que procedo a hacer en este mismo momento.
Felicidades a mi.

21 octubre 2004

Corte Informativo.

Que Angelito hasta el sábado, o quizá el domingo.
No estoy seguro de que sea bueno esto de que el nacimiento de mi hijo se está burocratizando, y que la bendición de su llegada se esté asemejando tanto al engorroso trámite de sacarle placas nuevas al carro en año fiscal.
Se suponía que hoy jueves le iban a inducir el parto a la flaca (a.k.a. gorda) pero un trinomio de ginecólogos estúpidos determinaron que una prórroga de 3 días podría ser útil para que Angelito se decida a venir por sus propios medios a este mundo de porquería. Lo dudo. Enfrentémoslo, siendo hijo de una mujer brillante como la flaca y de un genio irredento como yo, a estas alturas nuestro heredero ya debe andar rozando un i.q. de 160, lo cual le debe servir perfectamente para darse cuenta de que va a caer de un lugar de comodidades y privilegios a una pocilga infecta llamada México en el 2004. No se necesita ser un virtuoso del silogismo para inferir que en este momento, la principal idea en su pequeña y hermosa cabecita debe ser : "De aquí no me saca ni el S.W.A.T". Y estos ginecólogos imbéciles pretenden que 72 horas logren lo que no lograrían entre Bruce Willis, Arnold Muchasletras y Vicente Gasolina (no pienso explicar este gag).

Hoy, para plácemes y algarabía de este servidor, me entero vía Dante que la nueva película de Los Caballeros del Zodiaco (Saint Seiya para los puristas) está ya disponible en el muy lejano oriente y en algunos sectores oscuros de nuestro mercado bucanero, corsario y filibustero. La única copia conocida por nosotros en la jurisdicción hermosillense, le pertenece al owner del mundo del cómic, tienda harto chida donde se encuentra todo el manga disponible en castellano de este lado del gran charco, lo mejorcito y más fresco de marvel (autoridad en cómic superheroico) y camisetas naco paralelo a mitad de precio. El punto es que en esta entrega, al menos en la parte que alcanzó a ver el buen Dante, por fin se joden el santuario, después de que medio olimpo lo intentó para fracasar miserablemente, víctimas de la pata de palo de todos los villanos: intentar muertes lentas para sus némesis.
A aquellos pocos geeks que estuvimos bajando los ovas del 1 al 13 de la saga de Hades debe darnos gusto la noticia, puesto que la continuación de la producción de esa saga estaba supeditada a la salida a la luz de esta entrega de hora y media, con lo cual, en el plazo de un par de meses deberíamos estar disfrutando del clip no.14, primero de la entrega tentativamente titulada Inframundo, cuya reseña ya leí y suena muy disfrutable. Tell you later.

20 octubre 2004

24 horas antes del día D

Mañana a esta hora muy probablemente comenzaré a fumar. Imagino que una enfermera apresurada y de malhumor contestará a mis alteradas preguntas con monosílabos antes de desaparecer por pasillos iluminados y olorosos a cloro y medicina, que decenas de doctores ni siquiera darán una respuesta a mis continuas imprecaciones por información de la labor de parto, que los continuos viajes a Macondo que estaré haciendo estarán contaminados de una dolorosa ansiedad y una oscura sensación en el vientre y que, si, a eso de las dos de la tarde no resistiré más y me iré a caminar por ahí fumando un cigarrillo con la poca técnica que alguna vez tuve, cumpliendo así con un cliché más en la corta y accidentada vida que he cumplimentado hasta este momento.
Puedo visualizar también los rostros de las personas que irán llegando, los buenos compas, la familia de ella, la plática irrelevante con otro próximo padre al que nunca he visto o volveré a ver y en la que intercambiaremos temores y espaldarazos.
Luego imagino, difusa, borrosa, ambiguamente el momento perfecto en el que me pondrán en los brazos a Angelito, sus ojos cerrados, los labios apenas entreabiertos por instinto, las manos buscándose el rostro, y el instante en que ambos nos percibiremos uno en el otro. Ese momento sublime en que pueda acercármelo al pecho y pensar: Este es mi hijo.
La vida, compadres, es una maravilla.

17 octubre 2004

Cuatro.

La mañana ahora sí empezó a horas decentes. Mi jefatura me levantó a las 8:30 aeme para que la llevara a Liverpool a comprarse un maquillaje re-caro y otros artilugios de esos cuya indispensabilidad nunca terminaré de comprender. Fuimos, pues, y para suerte de este su servidor, me encontré con una barata de camisetas a toda madre: Dos por $150. Pues estaban chidas, eran de las que uso consuetudinariamente, había algunas de buen ver, por lo que no pude menos que agenciármelas ipsofactamente, previo desembolso de la citada cantidad por parte de mi jefa -tan chila ella- que no quería perder tiempo en mis devaneos consumistas, puesto que los suyos no esperan a nadie.
Terminada la compra, nos regresamos al depa para desayunar y luego mi jefe me pidió que lo acompañara a mercarse algunos trapitos en una tienda vaquera bastante caché de por acá. Nos lanzamos de inmediato a empaparnos de música de los Tigres del Norte, Sombrerito Norteño y tantos otros destacados representantes de la música en el norte de nuestro país. Una vez culminado mi proceso de regurgitación, ingresé a la tienda a asegurarme que mi señor progenitor no se pasara de salsa con su onda cowboyera.
Hace como tres horas que se fueron, tenían que viajar con buena luz porque gracias al hijosopota que me chocó ayer la camioneta anda sin un faro, y en vista de lo hijosopotas que son los federales de caminos de la cuatrocarriles pues no había que arriesgar. Yo me lancé hace rato al lavacoches para quitarle al mío las tres capas dobles de tierra, moho, telarañas e insectos kamikaze que se habían acumulado en estos míseros dos meses en los que la única agua que tocó la carrocería provenía de altísimas nubes conmiserantes a la desgracia que tuvo mi carrito de tener por dueño a un apático inmundo que no lo atiende como se merece.
Estoy leyendo el tomo 1 de las notas de prensa de GGM en mis ratos de descanso (que son cada vez más frecuentes) y pues mientras lavaban al señor de los cielos me dediqué a avanzarle a la lectura. Ahorita me dispongo a darme un baño y luego a buscar algo de comer en los patios vecinos. Tengo ganas de lagartija, pero creo que me va a tocar palomo muerto a manguerazos. En la noche voy al cine con el buen Dante, crioque a ver "Farenjait" nueve once. Ahi luego les comento mi brillante y preclara opinión sobre la controvertida filmación.
El próximo jueves es la fecha que las eminencias médicas dieron para la gestación de mi hijo, así que para efectos de la jolibudesca cuenta regresiva, remítanse al título del presente post.
Buen inicio de semana a todos, menos a uno.

16 octubre 2004

Un Samsa de artificio

Ayer viernes le cayeron mis jefes desde el remoto pueblo de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. Llegaron por ahi de las siete, o sea que no me tocó verlos tempra porque a la misma hora empieza mi clase de derecho mercantil y García Juárez es un -brillante- ojete. After school, peda con el club de debate, el cual por cierto se parece cada día más a la sociedad secreta de los magios; en fin, por angas o mangas no vi a mis padres hasta las 3a.m. de hoy, dormidos como angelitos. Saludé por mero trámite, pues ya sabía que en la mañana tendría lugar toda la parsimonia de retache (mis jefes, bendito sea dios, padecen de amnesia postnocturna) y luego desayunamos unos tamales de poca madre...
Me estoy brincando cosas. Anoche en la bacanal, Ossian me pidió un ride a la central a las 7a.m. porque se iba a Pitorca (nuevo municipio de sonora, fusión de PITiquito y cabORCA) de fin de semana. Yo -compa entrañable y extrachido- le dije que a huevo. Pues me llamó en la mañana, 45 minutos tarde, para recordármelo y pues me lancé. Lamentablemente, tuve la nada brillante idea de llevarme el pickup de mi sr.progenitor. Bueno, llegué por el Ossián y ahi estaba esperándome en la banqueta con una maleta que parecía de estratega militar antibombas, torpedos y misiles, y el Zinho a un lado, medio pedo todavía y náufrago en una casa que no era la suya (cosa normal en los fines de semana del Zinho).
-Súbanse.
-¿Y este vehículo qué pedo?
-No mames, súbanse, se va a ir el camión.
-Nel, nel, ¿este vehículo qué pedo?
-Ya, es el de los sábados.
-Pinche mamón.
El chiste es que nos fuimos, tiramos al Ossian en la central de autobuses, el Zinho y yo nos lanzamos a los tacos sudados, tragamos, y lo tiré en su cantón. De retache a mi casa, por la Reyes, venía yo tarareando una rola de Julieta Venegas cuando de pronto y sin decir ni ¡Agua va! un rejijo de su pu%& ma%& se pasó el semáforo y me pegó un pu%&zote jodiéndome faro, cuarto, cofre, marco y parrilla de la Ramona.
Huelga decir que me bajé verde y rompiendo mis ropas a hacerla de pedo -bastón en mano, ira en los ojos- al citado infeliz que tuvo la osadía de vulnerar mi mañana excelente. El tipo resultó ser, oh paradojas de la vida, de lo más amable. Dijo trabajar para una constructora, se disculpó encarecidamente y procedió a afirmar que todos los gastos correrían por cuenta de su compañía aseguradora. Acto seguido llamó a su ajustador (GNP) y yo a mi señor padre, quien pasado el sobresalto se tendió a ver qué pedo.
Cabe decir aquí que mi jefe -gran tipo- por la índole de su negocio se codea con cientos de ajustadores y es rara la compañía aseguradora donde no tiene al menos un compa, así que cuando llegó el ajustador, intercambiaron saludos, nombres y referencias, fue cuestión de dos tres minutos para que ya mero se estuvieran echando unas chelas. O sea que todo salió bien, la lana ya está consignada para el pago, se va a reparar todo el pedo en el taller que mi jefe elija allá en Navojoa y hasta le van a pagar un par de jales que ni resultaron del choque, como la defensa madreada que traía desde hace dos meses. Me gusta cuando mi jefe se caga en el capitalismo.
Después del siniestro paréntesis, prosigo. En qué me quedé?
Ah,si, el desayuno. Terminamos los tamales y fuimos a comprar algunas cosas al walmart, luego nos lanzamos a home depot por algunos artilugios que necesitábamos para unas reparaciones menores del departamento. Instalamos el refri nuevo (15 pies cúbicos, no hace escarcha, compartimento para enfriar agua y tres foquitos verdes que hacen bip). Y pues ahorita mientras posteo, mi jefe termina de taladrar una pared para instalar la malla que evitará que los pu%&s palomos se caguen en la ropa cuando está tendida.
Recuperando un poco la idea que le da título al post, tengo miedo de despertar un día y darme cuenta que me he transformado en un insecto viscoso y desagradable. Me explico: Anoche llegan mis jefes. Hoy en la mañana llevan mi ropa a la lavandería, instalan todo lo que necesita el depa para estar equipado al máximo, compran la despensa, me hacen ceviche, y por poco y responden de un accidente vial en el que estuve involucrado. Si fuera un Samsa de artificio no despertaría transformado en cucaracha, sino en una pu%& sanguijuela.
Tengo que dirigir mi vida hacia otro puerto, pero no encuentro los inches remos.

15 octubre 2004

Fenech en el café.

A ver: Ana Fenech es buena onda.
Está claro, la morra es una letrosa de veinte años, de apariencia bastante cambiante, se pone unos lentes culturosos y fuma sin parar mientras platica contigo de temas bien diversos.
Hace rato nos encontramos en el Cabral para echarnos un par de cafés y platicar más que nada de su reciente estancia en Inglaterra y las tierras bajas del reino unido. La experiencia que esta morra vivió los cuatro meses que anduvo por allá es algo así como un resumen muy fugaz de lo que yo quisiera hacer con mi vida de seudoescritor sin logros: Un año por Francia, un rato en España, quizá algún otro país, manteniéndome con trabajos eventuales de mesero, cargador, cuentachistes o lo que sea, nomás para pagar un pisito y un baño donde arrojar mis huesos cuando haga falta. En los ratos libres, por supollo, escribir, escribir y escribir hasta que haya señales de que me estoy volviendo bueno.
El café estuvo bueno, bien conversado; la batuta de la charla la llevó ella todo el tiempo, por supuesto -yo no soy de los que llevan el hilo de las conversaciones- y ésta giraba muy rápido de gastronomía turca, a modismos centroamericanos, a economía anglosajona, a arquitectura gótica, a salvador dalí, a que Rulfo está o no está sobrevaluado. Total, con esta vieja se puede hablar de todo, la morra sabe de arte, de criquet, de cómo hacer un pinche kebab. Que diferencia del resto de morras con las que consuetudinariamente charlo, y a las que, fantochesca y ególatramente apantallo con ideas y enunciaciones muy simples y sin fundamento. Fenech, en cambio, se pone a discutir con este servidor, se apasiona, se emputa, rebate como si se le fuera la vida en ello y avienta cucharas y tazas en el camino. Al final, gane o pierda, se sonríe, porque para ella el debate es un fin per se, el resultado es secundario.
Lo menos chilo de la noche fue que el trovador que estaba en el café tocaba a todísima madre y no le pude poner atención por estar inmerso en los alegatos con la pinche Fenech, que eso sí, no da tregua ni a mentadas de madre.
Ya a lo último nos fuimos a terminar el tema a una banca de plaza zaragoza, previa compra de otra cajetilla de cigarros para ella y una coca vainilla para mi. Ya equipados hablamos de otro rato en un plano mucho más futurista, sus planes, los míos, mi incipiente paternidad, su incipiente graduación, la incipiente hora de clavarnos porque ambos entrábamos a las siete aeme a la escuela. La noche se fue de volada, como siempre que uno habla con Ana Fenech, una vieja que es tan chila que ni parece vieja. Pero es, y eso la hace todavía más chila.

14 octubre 2004

Ya ni Cuba...

Tengo ya un preocupante mes de bloqueo. Reagan, fan a muerte del bloqueo, debe estar regodéandose en su tumba. Desde que terminé la última versión de La Ciudad de Julia (cuento, 14 cuartillas) no he logrado nada destacable, ni siquiera digno de reseñarse. Tal vez lo menos peor sea un poemita titulado Mudanzas que salió muy a fuerzas la semana pasada.
A lo mejor se debe al stress de que en este mes nace Angelito y no puedo pensar por mucho tiempo en algo distinto, además de las vueltas al ginecólogo, hospital, laboratorios, casas de familiares, etcétera, pues todo eso, supongo, se ha congregado para hacerme muy difícil el sacar algo bueno. El 29 se cierra la convocatoria para el concurso de cuento y aún no decido entre dos proyectos. También estoy contemplando la posibilidad de inscribir un trabajo en el de poesía, pero no me he dado el tiempo de elegir 15 trabajos que valgan la pena.
Ando viendo la posibilidad de ponerle fotos al antro este para que atraiga público femenino con mi soberbia efigie varonil, pero la verdad es que las formas que ofrecen estos servers para poner imágenes en los blogs me dan mucha flojera. Ojalá tuviera la dolariza necesaria para pagar un domain puntocóm y así disponer a mi antojo de los megas necesarios para poner lo que se me venga en gana. Después veremos.
Ah, y ya volví a empezar Rayuela, después de un break para releer Del Amor y Otros Demonios de GGM y Fábulas Pánicas de Jodorowski.
Ustedes deberían de considerar la opción de dejarse ahí un rato y agarrar un librito. Créanme, no les va a pasar nada, no pasa de que se vuelvan culturosos y los buenos muchachos de la iglesia batiana los sodomicen una vez a la semana.
Hasta mañana, ando muy amarguetas hoy.

Cooltura

Hoy miércoles, el chango lomelí, sumo pontífice de la orden de Batio, le dio el dia libre a los culturosos (y a sus madres también) y posteó un delicioso y nada desperdiciable ensayo sobre economía. En lo personal lo encontré muy enriquecedor, y sé que ustedes no lo entenderán, pero léanlo de todas formas, así podrán apantallar a sus ignorantes amiguis.
El apasionante desglose de intelecto aquí

13 octubre 2004

Neckless Team

Imagínense. Llegamos a las 10:30 al partido "amistoso", Zinho va conmigo, previa ronda de hot dogs de la uni para aguantar el trajín de tanto deporte después de la inactividad total. Entramos al graderío donde se juega el previo "Vatitos de rojo Vs. Vatitos de azul". Cháchara y Guáguara mientras llegan los demás, ponernos tobilleras, tacos, etc. Pasan diez minutos y llegan Etienne y su compa, el nuevo mediocampo, creo que Marvin, se llamaba, o Walter, o Epigmenio, no sé, el punto es que luego llegaron Román, Carlitos, Memo (que se lució con unas atajadotas de Francesco Toldo, acá) y así el resto de la banda. Poco a poco le dimos al calentamiento, algunas estiraditas, saludar a los del equipo que hace rato no veía....
Entonces sucedió. En el portón del campo apareció una Caravan blanca, vidrios ahumados, carrocería impecable. En un costado podía leerse con estilizada caligrafía: MundoSport.
"Esto no pinta nada bien" recuerdo que pensé. Segundos después mis palabras fueron escritas en plata. De la parte trasera de la Caravan emergieron, uno a uno -idénticos hasta en los lunares- una partida de monos de gimnasio, sí, de esos que hace tiempo dijeron adiós a la ridícula manía de tener cuello y una barbilla sin divisiones, el mismo género uniforme que piensa que el torso no debe guardar proporción alguna con la mitad inferior del cuerpo. El más bajito debe haber andado por el 1.80m, el más alto era un cabrón igualito a Dolph Laundgren en Rocky IV (if he dies... he dies).
Este servidor, por si alguno de ustedes no tiene el honor y privilegio semidivino de conocerme, mide apenas 1.76m y pesa alrededor de 60kg. lo cual me pone en la categoría alfeñique clase "b". Además, cuando esta partida de orangutanes con uniforme empezaron SU calentamiento, las voces marciales resonaban por el campo "Hut, Two, Three, Four", con estentóreos sonidos. Lo juro, si prestabas atención y hacías silencio, casi podías oír cómo se fruncían los asteriscos de nuestro borracho, vagales, fuera de condición y cascarero equipo.
Y bueno, el partido no estuvo tan mal.
Bueno, la neta sí estuvo bien jodido, los vatos estos corrían como si les hubieran dado chiltepín por culo y tiraban como si la pelota fuera la jeta de sancho. Lo bueno que nuestro portero es una reverenda reata y paraba todo el wey. Al final quedamos 4-1 y pues bastante cerca del coma y la agonía, pero pudimos fingir hasta que subimos a los carros, donde gracias al Olimpo pudimos lloriquear y gemir como colegialas.
Pero bueno, sea este el inicio de un torneo nuevo de la copa futbolera, y que este descalabro en el que por suerte no se jugaban puntos, sea uno de pocos, muy pocos.
Amén.

12 octubre 2004

Vade retro

Sinceramente, me aterra la idea de un exorcismo colectivo. La mayoría de las personas que conozco serían seres miserables, mezquinos, sin gracia alguna, si les quitaran sus demonios internos.
Ahora que se acerca la precuela de el Exorcista me vino a la mente esa idea y es mucho más aterrador que los litros de vómito verde, la pose de "arañita" y el giro tecolotesco de cabeza que a tantas generaciones aterró en el filme de todos conocido.
Sin embargo todos, alguna que otra vez, gustamos de someternos a exorcismos a menor o mayor escala. A veces solos, a veces con alguien que viene de algún punto difuso en el tiempo pasado y que, sin duda, puede contribuir con sus oraciones (no necesariamente religiosas) y litros y litros no necesariamente de agua bendita, para el proceso de limpia, enjuage, shampoo y repetición de los sucios y desgarbados demonios personales.
Por hoy esto terminó, ni modo, a veces uno postea sólo por una idea que, al final, no se deja exorcizar.

11 octubre 2004

aficionados...

Mañana martes reinicia la temporada futbolera de Chavis F.C. donde me desempeño como un efectivo y veloz medio de contensión, huelga decir que me siento muy contento de regresar al deporte después de casi tres meses sin hacer nada de nada.
Ahora sólo falta que mi cuerpo responda a la excitación mental aguantando todo el tiempo del partido. Total, el juego es amistoso y nomás para dar por iniciado el torneo, pero no quisiera desprestigiarme yéndome a sentar a los diez minutos de tiempo corrido.
Ya veremos que pasa mañana, por lo pronto ya tengo 3 días haciendo trabajo de gimnasio, por si las de hule...

Nutrición (aporte cultural)

Tal vez ustedes -pobres humanos- no se hayan enterado, pero lo nuevo, lo ad-hoc, el non plus ultra de la alimentación moderna, vanguardista y cosmopolita es el "desayuno policial". Así es, según los nutriólogos más sobresalientes del mundo y el universo todo, nada mejor para tu sistema digestivo que desperezarse por las mañanas y notar que ha recibido como primera chamba del día la digestión de un cafecito caliente y una dona con glaseado, chocolate, coco rayado, grageas o todo lo anterior.
Claro que aquellos pocos de ustedes que ya lo sabían -pobres humanos iluminados- comparten conmigo algo más que un intelecto sobredesarrollado y una sobreproducción hormonal, y este plus que los acerca a la divinidad (o sea a mí) es una gastritis bastante poca madre que los joderá cada mañana, por ahí de las 10 a.m. durante todos los días de su miserable vida.
La solución es tan desagradable como costosa, mudar su dieta actual por una rica en productos tan femeninos como yogurcito, media toronja y una hogaza de pan tostado con margarina -producto no lácteo alto en estrógenos y más gay que lavarse la cara con exfoliante-. Otra solución, más práctica pero no menos desagradable: un trago bastante generoso al galón de la leche antes de partir a sus diarias (aburridas, rutinarias, opacas?) labores. Esto con el fin de recubrir sus delicadas y afeminadas membranas estomacales de una capa de grasita que evite la irritación que les causará el café.
Anyway, si lo que ustedes buscan es de plano no tener gastritis, quédense en sus antigüedades de huevitos con jamón y molletitos y laputamadre, total, al fin que cada vez está más de moda lo gay y quizá algún día sean vistos como los nuevos regidores del mundo, un mundo lleno de arcoiris y programas de Sony en el que yo seré preso político, líder renegado y subversivo o sub comandante de la resistencia T.E.S.T.O.S.T.E.R.O.N.A.
Disfruten este post con leche. Albures incluídos.

10 octubre 2004

Gulp

La onomatopeya comunmente utilizada para tragar saliva viene a colación por lo siguiente: Hoy, hace un par de segundos, mientras me disponía a dormir, pensé de pronto "Hey, esto de escribir un blog no debería ser tomado tan a la ligera. No, esto debería ser algo serio, una responsabilidad que cualquiera que tomara la decisión de sentarse frente al monitor y desentumecer los dedos dándole al teclado se sintiera obligado a honrar escribiendo sólo cosas verdaderamente trascendentales que, si bien no cambiaran el curso de la humanidad, si representaran fehacientemente lo más sublime de nuestra condición de humanos, los altos valores que nuestra sociedad está pensada para encumbrar".
Luego le di una rápida checada al blog de maese semidios que hoy está de cumpleaños (el blog, no el semi) y me divertí como todos los días con las ocurrencias que este buen fulano al que jamás he visto en persona se digna poner en nuestros monitores jornada tras jornada sin un propósito claro, pero que logra, queriéndolo o no, alegrarle el día a este pobre infeliz que no conoce otro consuelo que la auto flagelación con alambre de púas y café frío en la tienda de la uni. Hecho lo anterior dije "Hey, no debería hacer reflexiones cuando tengo tanto sueño". Y me fui a dormir. Así que no entiendo como este post pudo aparecer aquí estando yo dormido.

Como amarga postdata, el día de ayer le quebraron un cristal a mi carro para robarme las bocinas muy nuevas y chidas que le acababa de poner. El chistecito me salió en $200 para ponerle el cristal nuevo y los $800 que me habían costado las bocinas. Quienquiera que haya sido: CHINGA A TU MADRE, INFELIZ.

Bichos Raros

El ideal de casi todos los que están en prepa es ser populares, encajar, ser buscados por los grupos bonitos, invitados a las fiestas "cool", elegidos primero a la hora de escoger pareja de baile en el antro en turno, catalogados por el fanzine escolar como "cuero" o "forrito"; en fin, la popularidad como fin, el transigir en lo que sea como medio.
Lomelí ha reseñado y criticado hasta el cansancio los identi-kits resultado de esa sedienta necesidad de aceptación que los pobres humanitos insignificantes suelen comenzar a sentir conforme la producción hormonal de su sistema endocrino comienza a reprimir su actividad neuronal y lo vuelve vulnerable a los comentarios y el rechazo de los demás. Hoy, sin embargo, quiero hablar sólo de uno de ellos: el identi-kit del "bicho raro". Para tal efecto, este es un profile masomenos acertado de un bicho raro.
El bicho:
-Por lo general es o muy flaco o muy gordo, o muy alto o muy bajito, el bicho raro no gusta de tener un cuerpo promedio, y de tenerlo, de inmediato busca alterarlo con una mala postura o un estilo poco ortodoxo al caminar.
-Tan pronto como está en posibilidades de elegir su guardarropa (es decir, en cuanto mami decide que ya es "grandecito") se deleita en darle en la madre a cualquier indicio de coherencia entre las prendas que usa, poniéndose corbatas con camiseta, chalecos sobre sweaters, zapatos negros con shorts, verde con azul y amarillo, o, el favorito de todos: prendas negras de pies a cabeza.
-Si el bicho en cuestión tiene la suerte (no sé si buena o mala) de tener unos padres permisivos, muy probablemente se llenará la jeta de aretes, hasta llegar a un momento en que acercarle un imán sea una forma de tortura cruel e inhumana.
-El bicho se hará adaptar lentes de aumento que lo hagan ver lo más feo posible, o en caso contrario, se llenará la boca de metal con el fin de que hablarle de cerca y de frente sea una actividad para la que se requiera impermeable.
-El bicho no podrá contarte ni un detalle de la fiesta del fin de semana, puesto que no fue invitado y, para ser honestos, ni siquiera estaba enterado, pero seguramente podrá hablarte durante largas horas de los status de sus cartitas de YU GI OH, te informará de cuáles son las más útiles a la hora de vencer a otras y te recitará las fechas de los torneos próximos.
-El bicho raro juega Dungeons and Dragons, seguro, pero para él deja de ser un juego muy pronto y se vuelve una realidad alterna. Muy pronto, el bicho desarrollará un léxico épico y conductas que el personaje al que interpreta en D&D realizaría de existir.
-El bicho muy probablemente sea un tipo brillante, pero su inseguridad, su baja autoestima y su tendencia natural hacia actividades fantasiosas y de escape, lo harán salir pésimamente mal en la escuela.
Así, pareciera que al bicho le va mal y le irá peor con el tiempo. Pero no, no emitamos un juicio tan apresurado. En un año o dos, el bicho terminará el martirio de la preparatoria y entrará en una universidad, muy probablemente a una carrera donde se congregarán muchos más bichos (una especie de colmena u hormiguero). En este santuario entomológico, el bicho se ganará una cantidad de respeto directamente proporcional a su status de bicho. Aquí serán apreciados sus conocimientos de manga, anime, videojuegos, libros viajados, mitología tolkieniana, calabozosidragones y sí, incluso yu-gi-oh.
El bicho, así, experimentará un día el proceso kafkiano en reversa. Emulando en paralelo a un Gregorio Samsa postadolescente, se despertará un día y se dará cuenta que durante el sueño se ha metamorfoseado de bicho en humano.
Vaya de esta manera un saludo pleno de calidez para los pocos bichos raros que se han rebajado a ofrecerme su amistad.

07 octubre 2004

Humanum est

Cuenta mi jefa -que por cierto es más chida que las de ustedes- que cuando era yo un mozalbete de escasos tres años, me perdí en la playa. Bueno, ME PERDÍ es una forma de decirlo, en realidad los que me perdieron fueron ellos, yo sabía bien dónde estaba. Estaba en la playa.
La cosa estuvo así: Corría la semana santa de 1985; la cálida arena de Huatabampito era suavemente lamida por las olas suaves y frescas del mar; las aguamalas se tostaban al sol y las mantarrayas aguardaban con paciencia a los próximos ilusos que se metieran descalzos entre las algas para meterles una buena dosis de toxinas hasta lo más hondo de su ser. Este servidor, por aquellos entonces en la plenitud de su i.q. dada la inexistente ingesta de productos con fuerte índice de neurocidio, estaba de vacaciones con sus señores padres y hermana mayor, de ocho años a la sazón. Dice mi señora jefa que fue la quemadura de una aguamala en la pierna de mi hermana lo que la distrajo del cuidado pródigo que solía darme y que en la cosa de medio minuto en que me quitó la vista ya había yo desaparecido en el tumultuoso balneario que se volvió de pronto a los ojos de mi jefa una colosal jauría de hienas en trance de alimentarse de su hijo el menor. Huelga reseñar la nervia demencial que se apoderó de sus modestos 55 kilos de cuerpo al darse cuenta del repentino déficit en el inventario familiar y la consecuente organización estilo AFI para el grupo de rescate que habría de volverme a sus brazos: Mi señor jefe (gold team) se encargaría de realizar una pesquisa con ojo avizor en el sector poniente de la zona costera; Mi hermana (blue team) haría lo propio en el sector oriente, y mi jefatura (halcón uno) gritaría y chillaría en forma por demás histérica hasta que alguien le regresara al pequeño vástago errante.
Los minutos pasaron en forma lenta, desgarradoramente lenta. Mi jefecito caminaba preguntando a toda la gente si habían visto a un niño particularmente bien parecido con shorts rojos caminando por ahí, recibiendo en su mayoría descorazonadoras negativas, pero encontrando ciertos asentimientos, lo cual, aunque escaso, mantenía la energía fluyéndole en los niveles adecuados. La versión popular es de que, cuarenta y cinco minutos después (el margen de error es de +-5min) la atronadora voz de un vendedor ambulante de cocos dominó el ámbito atestado de bañistas con su "Coooooocos helaaaados. Lleeeeeve sus cooooocos helados". Se dice también, yo no me acuerdo, que sentado en la portezuela de la camioneta, contemplando al sinfín de personas que llenaban la playa con sus semidesnudas humanidades, mi pequeño cuerpo de menos de un metro pendía con gracia del espejo lateral.
Gritos, dicha, llanto de mi jefa. Alegría, regocijo, sendos agradecimientos al vendedor de cocos, que compadeciéndose de mi obvia separación del seno familiar me había llevado por cientos de metros buscando a mis progenitores (vale decir que a pesar de todo esto, mis jefes no quisieron comprarme un coco; y vale decir también que hasta la fecha detesto el sabor de dicho fruto).
Lo verdaderamente nuclear de todo este asunto fue que, mientras mi madre me abrazaba, me preguntó, con los labios y lengua salados por las lágrimas la causa de mi huída y posterior extravío, y la respuesta, tan simple que proferí:
"Es que quería ver en dónde terminaba el mar"
O sea que siempre he sido mamila, ni modo.

03 octubre 2004

All Set

Gracias al omnipotente Batio, todo el teje y maneje del beibichagüer salió inmejorablemente bien, se lograron más de 500 pañales de las 5 etapas en las que la mercadotecnia pañalera ha decidido partirle la infancia sus pequeños consumistas, asistieron casi todos los que esperaba que asistieran y, pese al pequeño incidente de unas sillas y mesas que nunca llegaron, todo resultó en forma óptima.
Brenda, siempre tan chila, se lució regalándole a Angelito uno de esos móviles que hacen las veces de camita y corralito para tener al bebé mientras se tiene que hacer cualquier otra cosa, tiene forma de oruga y tengo entendido que lo hizo traer de Phoenix. Mi jefita, siempre un amor, le trajo desde casa un mameluco bastante buena onda que mercó en Liverpool (mi jefa gusta de malcriar a los bebés) y una caja de 120 pañales que ya ocupa su lugar en la lista de espera para recibir los deshechos de mi bienamado heredero. Tía Elvira (mi jefa adoptiva en mi primer año acá) nos regaló una pañalera muy chida y espaciosa, que ahora es el kit de sobrevivencia para el viaje cada vez más cercano al hospital. El peque se adornó trayendo, además de los pañales, la calca de Baby on Board por a que yo tenía meses chingando y que para esta tarde ya estará brillando bajo el cristal trasero del coche.
El resto de la banda se portó a la altura y plus, mucho pañal, cobijitas, ropa y un sinfín de detalles para irse granjeando el afecto elitista y snob de mi casi presente vástago, y la fiesta salió muy a toda madre: La cena, preparada entre Angie, su cuñada y mi jefita, salió deliciosa, el pastel, surgido de la repostería del costco, cumplió su cometido, las sodas (que eran big cola) hicieron lo suyo y las chelas estuvieron frías y listas en el momento adecuado. La música cojeó un poco, dado el escaso repertorio, pero un buen surtido de Cadillacs, Coldplay y Bunbury salvaron la noche.
Gracias a Loana, Betel y Otto, Zinho, Marcos, Haydé, Helvetiella, Dante, Paty, Román, Carlitos, mis tías, las tías de Angie, gracias muy especiales a Vero y Vicente que prestaron la casa y se pulieron para que todo saliera a la perfección. Yo me la pasé a toda madre, platiqué muy a gusto con la banda, con la familia, me dio mucho gusto que la gente respondiera tan chido y más gusto aún me dio el saber que tanta gente espera a Angelito con unas ganas apenas inferiores a las nuestras.
Ahora sólo queda esperar el grito, el pellizco o la llamada telefónica que avisen que tengo que quemar llanta rumbo al hospital para ser bendecido con su llegada.
Qué pinches nervios, cabrón, qué pinche ansiedad... y yo sin Prozac.

01 octubre 2004

La banca.

Yo llegué primero, eran las siete y cincuenta y cinco minutos de la mañana del viernes. Puse las piernas estilo pretzel y abrí el volumen de Rayuela que tengo dos semanas tratando de terminar y que, lo descubrí el martes, tiene poder de convocatoria (nomás lo abro y llega alguien). Esta vez fue Chino. Traía un morral atosigado de cuadernos viejos, rotos y rara vez abiertos y una réplica quemazónica de Up de Peter Gabriel para prestármela.
Chino, ustedes no lo saben, es un cabrón al que le gusta el desmadre, la peda, y sobre todo la mota en cantidades generosas y rozagantes. Como obvia consecuencia de ese ir y venir de sustancias naturalmente neurohomicidas, Chino no tiene una memoria prodigiosa, es más bien uno de esos compas a los que tienes que recordarle del comentario curado que él mismo se aventó en la peda del fin de semana y que probablemente al escucharlo reirá de buena gana de su propia ocurrencia. Sin embargo hace casi un mes yo mencioné, sólo casualmente que cuando estaba morro (13 o 14 años) disfrutaba viajera y pachecamente los videos buenísima onda de P.Gabriel, aquellos fumados clips como Sledge Hammer, en los que podías ver a PG polimorfizarse de montón de frutas a pavo crudo a prisma brillante a animal marino, todo esto sobre un fondo caleidoscópico de formas aleatorias y ópticoidiotizantes. Después del comentario casual varios de los compas de La Banca remembraron sus propios viajes de videos antiquísimos (entre estos Tool y Gwar fueron una alternativa recurrente) que en aquella cuasiolvidada pubertad dieron rienda suelta a un malentendido sentimiento de que el rocanrol se aprendía viendo el mtv gringo y poniendo posters tamaño familiar en tu cuarto, para horror de tus progenitores y el resto de la familia. En medio de todo aquel entresijo de frases pronunciadas al unísono, creo que dije: "Qué habrá pasado con el wey este (o sea PG)" y ahora, mes después, llega Chino, saca el cd y me dice: "Mire, aquí está lo que hizo después, chéquelo y si le gusta lo quemamos del original". Buen tipo este Chino.
Encendía el primer cigarrillo cuando apareció Buffon en uno de los pasillos, caminando con ese estilo suyo de aparente falta de ruta, cigarrillo apagado en la boca, portafolio apretado en la mano izquierda. Llegó a la banca para encender su cigarrillo con el fuego del Chino. Luego comenzamos la plática. Siempre es difícil recordar todo lo que se habla una mañana en la banca, la conversación siempre comienza y fluye, se interrumpe el par de segundos en que nos levantamos para ir por el café (hoy cortesía de Buffon porque a mi se me olvidó la cartera y el Chino pues...) y luego continúa por una o dos horas sin que el tiempo parezca alterar la predisposición a acotar, a corregir, o a simplemente esbozar una sonrisa ante una nostalgia atravesada por un Mazinger Z, una soda en bolsa a los 9 años, unas pizzerolas de las deadeveras o una película del santo.
En algún momento entre esas nostalgias llega el Fabio, mano en el bolsillo, una leyenda en el pecho "Jesus play mi guitar" y un comentario que invariablemente empieza con "Watcha". A veces (o sea todos los días menos el denmedio) llega Helvetiella a ponerle el estrógeno neecsario a la conversación, el toque femenino que se abstiene de ser tierno o superficial por pura y celestial francachela de esa rubia de 180 de alzada que no le tiene miedo a morderse la lengua ni a soltar así, como si tal cosa, uno de esos secretos "nomás de viejas". Luego todo es un amasijo de comentarios para acá y para allá, de pronto la carcajada general, el dolor de estómago mezcla de risa y café en ayunas y un chingo de tabaco, una sugerencia pendeja como jugar al turista de prendas o aventarse una hora de master show sin guacarear, pero todo se va, fluye hasta las diez de la mañana y uno por uno comienzan a irse. Se va Helvetiella al despacho, se va Fabio al Juzgado, se va Buffon al Yang Tse, se va Chino a su clase a la que no sabe faltar, se va Rayuela a la mochila, otra vez inacabado, me voy yo a mi vida de siempre y nadie queda ahí para seguirse metiendo hasta el cuello en ese dejar de amargarse tantito, nomás las dos horas en las que nos vale madre y hablamos pendejadas, en las que resistimos, ya como patadas de ahogado, la petición de seriedad y responsabilidad que se nos impone cada vez más fuerte.
Volteo antes de irme por completo y veo La Banca vacía, un vasito de hieloseco con el último rastro de café. Se ve exactamente igual ahora que en el momento que llegué. Pienso: A esa banca de plano nunca va a dejar de valerle madre.
Qué envidia.

29 septiembre 2004

Intro

Me cuesta un chingo de trabajo hacerme una introspeción. No estoy seguro del porqué, vamos, ni siquiera pretendo teorizarlo en este momento, sólo sé que eso de estarme autoanalizando autodescubriendo autodestruyendo minuciosamente no es lo mío (aunque, claro, nada lo es). Sin embargo hay días en los que uno simplemente se aferra a hacer algo, aunque ese algo sea precisamente la cosa para la que uno sabe que es malo.
Veamos. Yo soy un cabrón:
Muy pasivo.
Sin duda, si el fin del mundo llegara el día de mañana, probablemente me encontraría frente a un libro cualquiera, quizá leyendo del fin del mundo que comienza a acaecer sobre mi cabeza y del que sin embargo preferí conocer la versión de 455 páginas de editorial diana. Claro, mis razones tengo. Y es que hay gente a la que las cosas le salen bien. Ejemplifico: Yo soy el cabrón ese que llega a un examen final de proporciones enciclopédicas sin haber leído siquiera la enésima parte del material consignado, al entrar al salón de clase, con de ocho a diez minutos de retraso, me encuentro con una asistente sudorosa y despeinada que llega al aula con la misión incomprensible de avisarnos de la prórroga de dos días al examen.
Si, uno de esos cabrones a los que la suerte parece abrazar a pesar de no hacer nada para merecerlo.
Pacifista.
Me he peleado contadísimas veces en mi breve existencia. Por lo general disuelvo las broncas con una generosa ración de mi labia anacrónica y asecuencial, que si no agrada por lo menos confunde al interlocutor, tranformando su cólera inicial a una predisposición a la peda y la francachela amistosa. Las contadas ocasiones en que he lanzado un golpe (o puntapié, que son mis favoritos) han sido para defenderme a mí o a un buen amigo.
Vicioso.
Sí, así es, aunque mis vicios no caen en cosas tan nocivas como el tabaco o las drogas duras (de las cuales la única realmente dura es el cristal, las demás parecen bien blanditas), más bien yo me adicciono fácilmente a porquerías como la cocacola, los doritos con limón, los chocolates carlosquinto, los libros sabrosos y llevaderos y las conversaciones triviales y alivianadas. Puedo, sin embargo, ser llevado a niveles de ansiedad patológicos ante la privación de alguno de esos aparentemente inofensivos vicios.
Distraído.
No bromeo, he llegado a olvidar la forma de llegar a casas de compas a los que he ido a dejar a sus casas docenas de veces, al grado de tener que hablarles a su cantón para que me vayan guiando mientras manejo, preguntando cosas como: "Bueno guey, ya llegué a los abarrotes besto, ahora pa la izquierda o la derecha?"
Aferrado.
Eso sí, cuando discutes conmigo puedes irle diciendo adiós a tu mugroso punto de vista, porque dicutiré contigo y te daré tantos argumentos, pruebas irrefutables y deméritos que terminarás escribiendo un libro con mi versión de los hechos, aunque muy probablemente, tú habrás tenido la razón. Tengo esa je ne sais quoi que hace parecer las cosas que salen de mi boca como verdades 100% indubitables.
Valemadrista.
Si, definitivamente hay pocas cosas que posean el don remarcable de distraerme de la absorta contemplación de mi ombligo. No te ilusiones, a menos de que seas de la élite privilegiada de los que pueden biennombrarse mis amigos, lo más probable es que si algún día llegas corriendo, los ojos arrasados de llanto, un nudo en la garganta y un hueco en los bolsillos a contarme tus problemas, recibas un sonoro bostezo por toda réplica.
Apasionado.
He estado despierto 72 horas continuas escribiendo el primer manuscrito de mi novela, alimentándome de café frío y cajas de twinkie´s wonder (hasta que alguien me preparó una efímera sopa mierduchan). Cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba ahí, pero se veía muy pinche borroso. Igual he caminado largos y calurosos kilometros para jugar una cascarita de futbol. La única condición: que lo que hago me de momentáneos sustitutos de felicidad (algo parecido a la sacarina).
Viajado.
No se me malentienda. No conozco ni un metro pinchurriento de tierras extranjeras, jamás he salido del territorio nacional. De mi paisito madreado conozco cinco tristes estados, nomás. Por viajado quiero decir que lo único que necesito para crear todo un mundo alterno de situaciones, personajes y vidas futuras es de subir a un ruletero, sentarme en el último asiento y cerrar los ojos. Después de eso, todo es viaje.
En fin. Soy esa clase de cabrón.

25 septiembre 2004

Sábado, Sa-sabado

Despierto y son las dos de la tarde, después de una madrugada de calabozos y dragones, chicharrones con salsa picante y doritos pizzerola que le terminaron de poner en la madre a mi gastritis.
Hoy en la noche hay hamburguesas por el cumpleaños de betelgeuze y una fiesta más formal por los quince años de la hermanita del jorge. Así que muy probablemente mañana mi corbata tenga manchas de mostaza y salsa catsup. Con lo cara que está la pinche tintorería...
Ya no alcancé a ver el futbol, creo que estaba jugando el toluca... así que no hay pedo.
Ah, y en el examen me fue bien, y eso que nomás estudié media hora. Bendito sea mi i.q.
CHila mi vida...

24 septiembre 2004

Efímero

Un buen tiempo sin poner algo acá. No hay pretexto: Algunas cosas podrían haber salido mejor, otras podrían haber salido mucho peor; el balance es positivo. Sigo vivo, aunque con múltiples resacas espirituales.
Mi hijo nace en menos de 3 semanas. Es el suceso, sin duda. Hoy vi durante buen rato sus pequeñas ropas colgando en el patio, secándose al sol y algo se me movió ahí donde se supone que tenemos el corazón. Qué endiabladamente emotivo me he puesto con la proximidad de mi debut como padre.
Hoy vi Amélie otra vez. Quiero mudarme a francia.
Tal vez postee más seguido en estos días, puesto que la computadora ya jala del todo bien y hoy hago el examen más hijoeputa del semestre. Así que sí, todo marcha.
Estén ahí.

01 septiembre 2004

Sobres y zas.

Yo sé casi nada.
Sé por ejemplo mi nombre completo, mi dirección, teléfonos, correo-e, r.f.c, curp; sé el número que calzo, la talla de pantalones que uso, el color que me gusta más, la rola que me llega, la poesía que venero, el escritor de quien podría leer todo mil veces. Pero no sé quién soy.
Yo sé cómo se siente uno cuando ama. Conozco la ansiedad, el sudor en las palmas de las manos, las úlceras en gestación, la frontera de las lágrimas, la taquicardia psicológica y el trazo estúpido de corazones entrelazados en una libreta de apuntes. Pero no tengo la mínima idea de cómo amar.
Sé donde está el infinito, pero no cuánto mide, o si hay en él un dios.
Sé donde comienza la vida, pero ignoro si termina.
Sé bien pocas cosas.
Pero estoy aprendiendo.

Hoy aprendí que mi hijo va a necesitar muchas más cosas que las ganas que tengo de compartirme con él. Aprendí que no bastará con todo el amor que quiero prodigarle, ni las enseñanzas que quiero facilitarle para que le alcance el tiempo de aprender lo que yo no sé; supe que las palabras que quizá le enseñaré a balbucir no serán suficientes para cuando él quiera hablar con su propia voz; que todo lo que pueda enseñarle bien será su comienzo, pero nada más. Hoy aprendí que él va a ser mi nuevo comienzo y que todo lo que he aprendido hasta ahora equivale a nada contra lo que él me va a enseñar.
Falta un mes.
Pero ya tengo su primer biberón, chidamente ornamentado con patos de hule, su primer babero con los mismos motivos. Poco a poco vamos formando acopio de sus primeras posesiones materiales. Sólo espero tener la misma capacidad para darle posesiones espirituales.
Algunas cosas que quiero enseñarle:
A renunciar.
A no renunciar.
A amar y defender la libertad.
A venerar y cuidar la paz.
A encumbrar el poder del conocimiento.
A leer.
A jugar Nintendo (trivial pero importante)
A no juzgar a priori.
A tolerar.
A no tolerar.
A Ser.
Y tengo sólo un mes para aprenderlo yo.

27 agosto 2004

Sobre la materia y la energía.

Ninguna de las dos se crea o se destruye: Ambas se transforman. Tal vez en una de esas transformaciones se vuelven una en otra, recíprocamente usurpadoras de identidad, o una de ellas se transforma en un tipo diferente de la misma especie, sea transformación de energía potencial en cinética, de éolica en calorífica, sea transformación de un litro de leche y dos bananos en un licuado, lo esencial es la transformación. La única constante es el cambio. Es de esta manera que funciona la fisica, ciencia erigida sobre un sinfín de leyes, todas ellas para estudiar y explicar el cambio. No es, sin embargo, su objetivo definir el porqué del cambio, es decir, explicar de una manera concisa el que es al mismo tiempo motivo y fin de su propia existencia. De acuerdo, tal vez para eso existe la teleología, una ciencia pensada para explicar los fines, sin obviar la paradoja incluida en la oración.
La fisica, sin embargo, es tal vez la ciencia más apasionante de todas y la más parecida a la magia. Quién de nosotros no encuentra fascinante algo tan elemental como los móviles que los doctores (en especial los sicólogos) tienen en sus escritorios? A quién de pequeño no le pareció cosa de otro mundo que un huevo pudiese entrar por la boca de una botella? O que diez clavos puedan mantenerse en equilibrio montados sobre otro? Fantástico.
Creo que la idea principal del post se fue. Luego le sigo.

26 agosto 2004

Sobre Las cinco del viernes.

Visitando los links de semidios llegué link por link hasta esta página de una españolita muy buenaonda donde te dan cinco preguntas a la semana para ponerlas en tu blog. Las de esta semana no están tan chidas, pero en fin, venga.
1)¿Qué te molesta más, las moscas o los mosquitos?¿Hasta que punto?¿Te molestan tanto como para no poder "vivir" con ellos y tienes que matarlos?
Sí, sin duda; de hecho lo pondría en alguna parte del top 5 de cosas que me ponen en estado de neurosis paranoica.
2)¿Suele haber moscas o mosquitos donde vives o veraneas?
Donde vivo no es muy frecuente, puesto que es un segundo nivel de un edificio bastante grande y en medio de una zona algo urbanizada, así que no tienen mucho lugar para proliferar. El lugar donde vacaciono es otra cosa: Es una playa semi virgen que está muy cerca a un estero (busquen la definición en su tomo Biología 1) donde se reproducen por toneladas. Se los digo en serio, después de las 6 de la tarde preferirán estar muertos que expuestos.
3)Cuando duermes en una habitación con otra persona, ¿te suelen picar todos los mosquitos a ti?
De hecho creo que hasta se saben mi nombre los muy hijos de puta.
4)¿Por qué crees que los mosquitos te pican a ti / pican al otro? Da una explicación "científica".
Científica... veamos. Quizá la concentración de hemoglobina en mi sangre (15.8 según mis últimos análisis) le da a ésta un sabor, aroma o densidad especial, la cual resulta especialmente atractiva para los estúpidos bichejos. Por otra parte, tomando en cuenta que en esta intolerable especie de insecto la encargada de romperte las bolas es la hembra y no el macho, puede deberse a la presencia agobiante de testosterona que fluye por mis venas y que quizá les resulta en exceso apetitosa. Son teorías, nada más.
5)¿Cuál es el sitio más raro o la circunstancia más atípica en que te han picado los mosquitos?
No me queda claro si "sitio" se refiere a "lugar geográfico" o a "parte del cuerpo", así que responderé a la segunda parte de la pregunta.... Debería ser algo interesante o fuera de lo común, pero no, lo más elaborado es: Dentro de una habitación con aire acondicionado mientras escribía en la computadora. Aburrido.

25 agosto 2004

Sobremanera.

Pues sí, la estúpida universidad de mierda dijo el lunes de la semana pasada "Pues cómo ven que empiezan las clases". Y las tristes clases empezaron.
Todavía intento dilucidar cuál de mis YOes es el que se niega rotundamente a adquirir afinidad con la carrera que estudio, con la universidad a la que asisto, con el YO que todo mundo quiere que gane en este proceso YOcrático que lleva ya 22 años gestándose.
Teorías sobran.
Por una parte, el letroso irredento que subyace en algún lugar cada vez menos recóndito de mi interior es el que se niega a dejar que un túmulo (o cúmulo, me da igual) de codificaciones, leyes, reglamentos, procedimientos y camisas john henry me conviertan en abogángster. Por otra, el antipop (de popular, no del género musical) que subyace a niveles menos profundos de mi YO general se niega de plano (y de pleno, pus que) a buscar siquiera un resquicio de comodidad en una facultad cuyo estandarte bien podría ser una famélica mujer vestida en harapos de algún maricón italiano mirando al horizonte sin una chispa de brillo en los ojos (dicho brillo se alberga en sus labios con gloss, su cabello pintado y su bolso de otro italiano no menos maricón), y es que, se los juro, conozco a más de diez tipejas de leyes que pueden dejar de comer un par de días sólo para que les alcance la lana de la semana para costearse una nueva prenda qué estrenar el fin de semana.
No comulgo, fíjense bien, con el perfil general de lo que la abogacía (quasi) exige.
Por lo menos, pensando ya en la máxima de Manolito "pequeñas ganancias de las grandes pérdidas" la facultad tiene por ahí a una media docena de otros tipejos "fracasados" y "fashionless" con los que me llevo de poca. Uno de ellos filosofa, otro se ríe de todo, dos más saben guardar los silencios más oportunos. Hay buen café en la cafetería. Hay un buen de áreas verdes donde se lee y se escribe muy a gusto. Hay una biblioteca de letras a tres edificios de distancia donde te proporcionan gratis cualesquier obra literaria de mediana a superior calidad que se te ocurra buscar (lo último: Clara Sánchez y su Últimas noticias del Paraíso). Tiene tableros de ajedrez y weyes que me hacen pedazos en las partidas avanzadas.
Tiene, en fin, el sector de inconformes, donde uno no tiene más que caer para pertenecer.
Ni modo. Las cosas fáciles.
Luego la vemos.

De todos modos la poesía no era lo mío.

Dime:
¿Cómo te sientes?
Si extrañas algo, a alguien,
si sabes ya cómo justificar tu muerte
o tu vida o cualquier cosa
o si ya has entendido que no existe el destino
que la lluvia es un truco
un toque de melodrama
en el cielo de invierno
y el viento sólo efectos especiales
para hacerte más bella
con los cabellos al oriente.

Dime:
¿Qué es lo que sientes?
Supongo que ya sabes que el amor no se aprende
que no existe una forma correcta para darlo
y las fórmulas valen nada
al menos en tu caso
y supongo en el mío
pero incluirme tal vez sea demasiado
o demasiado poco
después de todo la inclusión
también es una fórmula.

Dime:
¿Por qué lo sientes?
Quizá se deba a un reflejo aprendido
al empirismo de tus pocos años
o a la auto sugestión
ese gusto eterno por lo triste
por el glamour de no ser feliz
de ayunar por desidia
trasnochar por costumbre
quejarse por estilo
llorar por los recuerdos.

Dime:
¿Cómo me sientes?
Si la respuesta es un aquí o un distante
un lejano, un tristísimo y dulce
si la respuesta es una fórmula
o un nada en absoluto

Dime:
¿Todavía sientes?

05 agosto 2004

Sobre mi escasa solvencia

Como dije hace tiempo, en uno de los primeros posts que se dignaron aparecer en este cuchitril que tengo a mal llamar mi blog, este servidor de las artes oscuras, los sandwiches de bolonia y los frutsis de guanábana está desempleado. No en período sabático, ni en transición de un puesto sub directivo a otro, sino vil y llanamente desempleado.
Vosotros sabéis, oh caros lectores, que entre sus muchas providencias, el empleo trae hasta las arcas del que lo posee ese mal necesario llamado dinero. Ya sea en su forma líquida, en una cuenta bancaria o en uno de esos papelillos de cambio denominados chueques, el sueldo/salario (2 semestres de derecho laboral no me han enseñado la diferencia) que percibe el proletario le permite, o idealmente debería permitir la manutención decente de sus necesidades básicas (comida, vestido, sustento y recreo) e incluso de una o dos no básicas (recreo en un lugar más caro, acompañado). Pues a un miserable que percibe los $42.26 vigentes en sonora como SM (salario mínimo, para los legos) la enunciación anterior suena si no como un llano insulto en desmañane, sí al menos bastante guajiro; y es que, no nos hagamos pendejos, tan sólo una comida te come $42.26 sin chistar, ya no digamos desayuno, cena, renta, ropa (si, como no), o una noche en el cine (que cuesta por cierto $2.24 más). Ejemplifiquemos, para darle un poco de claridad a la idea.
Si un buen muchacho como yo labora en una cadena trasnacional de fast food como hice yo y percibe por 8 horas de trabajo un SM cuya cuantía fue ya mencionada, la alimentación que dicho esclavo introducirá en su lacayesco organismo podría ser:
Desayuno:
2 huevos: $4
1 reb. jamón: $.50
2 tortillas: $50
300grs.queso $5
leche: $8 pesos x lt.
Total:_______$18
42.26-18=24.26
Ahora, considerando que la comida sea proporcionada por el lugar donde se malbarata la mano de obra (en mi ex-caso un KFC) se salta directamente a la cena, la cual puede consistir en:
3 tortillas: $.75
400 grs.queso $7
frijoles: $8
el otro medio litro de leche, para ahorrar:$0
totalizando: $15.75
24.26-15.75= 8.54
Ah, pero claro, probablemente tengas que tomar un autobús para dirigirte a tu lugar de explotación y sangrado lento, lo cuál te costará $4 de ida y otros $4 de vuelta, quedándote así 54 centavos, los cuáles serás libre de invertir en ropa, ocio, parte proporcional de la renta, etc.
Made my case.
Bueno, el punto de todo esto es que, si bien esos magros ingresos se alejan totalmente de la visión neoburguesa que uno generalmente proyecta a un mediano plazo, en este momento no cuento ni siquiera con eso, lo cual me ha llevado ya a entre otras cosas:
1.-Perder el servicio de internet por exceso de pago.
2.-Comer de gorra en la casa de mi tía Elvira (que de todas maneras cocina mejor que yo).
3.-No mover el carro ni de chiste, los buses son más baratos.
4.-Ir al cine sólo los miércoles de 2x1.
5.-Comprar libros en la librería fantasma donde todo cuesta $16.
6.-Estar necesitadísimo de una terapia por la ansiedad que me está rompiendo la madre porque mi hijo nace en dos meses y yo no tengo un quinto.

Así que si alguno de uds. tiene valiosa información de vacantes, un chueque firmado por el consorcio Whalton, un texto que necesiten traducie, ganas de pagarle a un buen master de calabozos, demasiado dinero para gastar o simplemente un buen dato para las carreras del sábado, avisen, no sean OGTs.

02 agosto 2004

Sobre los desencuentros que perduran

Digamos siempre.

1.

Existen dos formas de hacer esto, y creo que lo sabes tan bien como yo. Pero voy a decírtelo de todas formas, ¿sabes? Sólo para que, por esta vez, no tengas el eterno pretexto de que no se te ocurrió una mejor manera de hacer las cosas. La primera forma es muy sencilla: los dos nos levantamos en este momento, nos ponemos de pie así nomás, al fin que es cosa de todos los días ponerse de pie entre estas apretadas mesas de café y luego darse la espalda y caminar sin voltear a vernos. Y luego asegurarnos que ese dejar de vernos perdure por, no sé, digamos siempre. Pasa el azúcar por favor. Gracias.
Te ves bien de negro. Recuerdo cuándo fue la última vez que te vi vestida así, toda de negro, toda luctuosa, tan tú, tan invierno. París, sí, en aquel París de Noviembre en que nos encontramos (aunque encontrarse sea una palabra tan ambigua) y caminamos juntos por la ribera, entre las docenas de sombrillas azul marinas de los ancianos y entre los cientos de palomas mendicantes del parque de la rue delatoûr. Si, yo sé que no es buen momento para recordar esas cosas, que en este momento debería de apelar mejor a lo malo. Qué quieres que te diga, para mí es mejor recordar lo bueno, recordar aquella tarde tan amarilla, tan premonitoria en que nos encontramos.
No. Te he dicho mil veces que no pensé que fueras fácil. Parece que no has terminado de conocerme, que no alcanzas a entender que no te hubiera juzgado aún si no me hubiera enamorado de ti (aunque enamorarse sea una palabra tan inmensa). Hacer el amor contigo esa tarde fue, sin duda, y contando mi vida hasta este momento en el que estamos de nuevo sentados frente a frente, el suceso más extraordinario, más perfectamente deseado y concedido que me pudiera pasar.
Dos horas después, cuando desperté y descubrí que te habías ido, me fui a tomar un café con Alejandro y Mario y fueron dos tazas bien conversadas. Me di cuenta que a Mario había dejado de parecerle para morirse de risa el hecho llano de que le pongo azúcar a mi café. Parece una idiotez (sobre todo a mí, qué quieres) el reírse del gusto de alguien por endulzar el típicamente amargo líquido, pero Mario siempre lo ha encontrado como un tópico por donde abrir la broma y desamodorrar la plática. En fin. Alejandro, como siempre, estuvo abstracto, hablando de mucho sin llegar a nada, y mayormente haciéndome preguntas de Ardana Castillo, la trigueña fantástica de la cátedra de Política que nos tenía embelesados a los dos con su talante sombrío, sus cabellos rizados, oscuros y larguísimos, y su mirada anónima (estuve tentado a decir apócrifa por esa manía innata de usar palabras que no sabemos exactamente lo que significan). Venga, no me mires así ni me reclames porque no te hablé de ella. Créeme que para el momento en el que separaste tus labios de mi cuello la trigueña era un recuerdo lejanísimo en el horizonte de la poca conciencia que me quedaba. Como sea, ambos se fueron del café a la misma hora, once treinta y dos, uno a la oficina y el otro a seguir esperando una llamada de trabajo en dondequiera que le hagan la caridad de apreciar sus dos especializaciones en Alemania. No le augurábamos nada bueno, quién diría.
Yo me quedé a terminar el café. Me tardé cosa de diez minutos, más cinco que demoré pensando en el rescoldo amargo en la parte de atrás de la lengua que me deja el elíxir y que se parece mucho al sabor de la boca después de hacerte el amor. No, después de besarte no. No asientas así nada más, eso, aunque sencillo, implica algunas cosas no tan fácilmente inteligibles. Primero: que el sabor no es de tu saliva-labios-lengua, sino de tu piel-sudor (pienso en decir vagina, pero no me atrevo). Segundo: que si proviniera de tu saliva, pero fuera únicamente perceptible después de hacer el amor, entonces tú llevas en la sangre una especie de tendencia filicida que procura envenenar tus fluidos mientras te reproduces (algo parecido a las mantis que se tragan al amante exhausto); y tercero: que hay sabores que son amargos por la nostalgia que sentimos de percibirlos.
Perdona, si tienes tanta prisa regresaré al tema (no deja de parecerme risible tu afán por tomar refrescos de dieta). La segunda forma de hacer esto es la no tan sencilla. En esta no nos ponemos de pie, ni caminamos dándonos la espalda en direcciones opuestas como en un duelo de vaqueros. En lugar de eso tú extiendes tu mano derecha, todos los cinco dedos largos, blancos y perfectamente femeninos de tu mano derecha sobre la mesa y la dejas ahí, como a unos veinticinco centímetros del plato. Yo, por mi parte, extenderé mi mano izquierda, los cinco dedos un poco menos estirados y, con lentitud, la pondré sobre la tuya, mirándote a los ojos. Tú, por supuesto, deberás también mirar los míos y de ver si encuentras en ellos todavía una razón para quedarte.

2.

La verdad es que me he roto demasiado la cabeza pensando en una manera de decidir que hacer con esto, contigo (aunque decir contigo sea un riesgo innecesario) y no llego a nada. Habría que escribir un manual para estos casos. Pero claro, existe el riesgo de que el manual esté errado y tampoco comprándolo lleguemos a nada. Estoy divagando, perdona. Ahí tienes tu azúcar. Por nada.
Decir Siempre me parece otro riesgo innecesario. ¿Si la vez de París te hubiera dicho que iba a amarte siempre me lo habrías creído? Ya lo creo que no, si acabábamos de conocernos. Lo que debes haber pensado es que era una fácil porque a las dos horas de charla ya estaba metida en tu cuarto en la pensión de madame Bautier. Lo que no sabes, quizá no te enterarías nunca si no fuera a decírtelo en este momento, es que no nos encontramos, sino que yo te encontré a ti, y luego quise dejar que tu también me encontraras, para que lo nuestro tuviera esa pequeña dosis de cine que le hace falta a todos los amantes, aunque sea sólo para quitarse la culpa. Yo te vi antes, incluso te tomé una foto que aún conservo con la vieja Polaroid de 35mm. Apareces recargado en la baranda del parque, mirando el río, las mismas sombrillas por entre las cuales caminamos, las mismas palomas que nos sobrevolaban cuando me diste el primer beso. Porque el primero lo diste tú, y de ahí en adelante quedó claro nuestro camino.
Nunca había hecho el amor. No podría mentirte. Tampoco lo he vuelto a hacer, y aunque en esto sí pudiera mentir, sabes bien que no lo estoy haciendo. Sólo por esa vez que lo hice contigo sé del sabor que le queda a una en la lengua, en alguna parte del paladar, tal vez almacenado como una enfermedad en el mismo hipotálamo, contaminando el sentido del gusto, cuando se besa aquella piel que sabe tan bien el cómo y el cuándo erizarse, volverse ávida, trémula de caricias. No se porqué guardo tantos recuerdos de ti y de tu cuerpo espigado, escurridizo, tan difícil de grabar en la memoria y que sin embargo se me plasmó en el cuerpo, en el torso, especialmente en las palmas de las manos y en la punta de la lengua. Siempre será mejor recordar lo bueno. Aunque lo malo se quede ahí, digamos agazapado.
Para ser sincera, no pensaba estar ahí cuando te despertaras por dos razones. La primera, para no tener que decirte mi nombre. La segunda, porque no quería que me vieras desnuda. No te rías. Me da pena mi desnudez de pechos redondos, de caderas rectas y piernas demasiado flacas. No, no me parece ridículo querer conservar ese misterio aún después de habernos hecho el amor (aunque hay quien dice que ya está hecho). Así que me fui a caminar un poco. Pensaba regresar, pero en lugar de eso terminé sentada en una de esas bancas de hierro forjado del parque donde nos encontramos, contemplando las estrellas en la superficie del río, un poco triste. No pensé que alguna vez volvería a verte. Dos coincidencias en un mundo tan grande son demasiadas. Tú volverías a tu ciudad sin intenciones de volver a pisar París, a mi me aguardaban otros dos años ahí. Volver a encontrarte alguna vez, en cualquier momento de mi vida, parecía un acontecimiento que de suceder hubiera sido más risible que asombroso.
Este debe ser el café más hermoso de Antofagasta. ¿Se parece en algo al café en el que hablaron de Ardana Castillo? Tal vez no, los franceses son tan distintos en todo, hasta en el aroma.
La verdad tengo un poco de prisa, y escucharte disertar sobre las impresiones de un encuentro sexual tan lejano está comenzando a dejarme el sabor del resabio ácido que sentiste entonces, así que vuelve al tema. ¿Cuál es la otra manera de terminar esto? Si, ya sé que te ríes de mi debilidad por los refrescos de dieta. Parecerá tonto, pero el vicio se me formó en París.
Siempre me gustaron tus manos. Tienen una sensación de paternidad confortante. Ese anillo que llevas en el anular no podría llevarlo nadie más. Es muy tuyo. Pocas cosas son tan de alguien como ese anillo. Por mi parte, mis manos no me parecen la gran cosa. Son tal vez las manos más simples que conozco, sin marcas ni lunares. Tal vez por eso te gustan.
No creo que deba dejar que nos tomemos las manos, y mucho menos verte a los ojos. No es por desdén, ¿Sabes? Es que siempre me gustó hacer las cosas de la forma sencilla.