14 diciembre 2009

Proyectos para cerrar el año, notas sueltas, et caeteris.

Es bien común que lleguen a mis ojos y oídos quejas amargas sobre el sistema cultural mexicano. Quejas que van desde la inoperancia, ineficiencia e inexistencia de programas de alcance universal que lleven la cultura hasta donde debe llegar, hasta los sistemas de repartición de beneficios, la carencia a nivel local de foros, plataformas y ofertas para mostrar el trabajo de creadores no consagrados.

Supongo -es mi deber- que algunas, muchas, de esas quejas tienen fundamento en la experiencia personal de aquellos que las emiten. Es notorio que cada quién habla de la feria según le va en ella y debe ser difícil elogiar a un sistema o a un programa que le niega a uno el beneficio solicitado. En mi caso, este año ha sido de contrastes.

Por un lado, el Instituto Sonorense de Cultura nos regaló un taller interesantísimo del que ya les hablé. La A.C. Cison nos regaló otro taller igual de interesante sobre un tema radicalmente distinto. Poco antes de eso, CONACULTA, a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, FONCA, nos había dado un rotundo no a la propuesta que junto a mi socio Joel Gastélum presentamos al comité.

Obviamente, cuando uno aspira a un fondo que significa recibir cinco mil pesos mensuales durante un año, uno debe saber que va a tener competencia. Uno no es ni de lejos el único -ni el mejor- creador que han parido los dioses. Uno entrega el mejor proyecto para el que le dan las capacidades y espera que el comité lo bendiga con la misericordia de su dedo mágico. Pero a veces no lo hace y en esos casos uno debe callarse la boca y seguir trabajando para mejorar y tener una propuesta que sea más viable, más interesante, de mayor calidad y atractivo.

Fue el caso, supongo, de ese proyecto. Tanto Joel como yo decidimos tomar ese NO como lo que era, una simple prórroga a un proyecto que tarde o temprano se realizará. ¿Por qué? Porque es bueno, es viable, es atractivo y será fácil de vender. Es simple. Recibir ese no, más que un desencanto, fue un fuerte empujón para seguir con otros proyectos que habíamos detenido.

Fue así como Joel inició su largamente postergado proyecto para consolidar su portafolio fotográfico (del que espero tenerles noticias pronto) y yo, en mi proyecto personalísimo, pude avanzar hasta tener una propuesta concreta, mesurable, bien estructurada, para la que será mi siguiente novela.

La semana pasada, durante el tercer día de mi viaje decembrino a Guadalajara, recibí la llamada que me confirmó que habíamos tomado una buena decisión siguiendo el trabajo. Mi proyecto recibió la aprobación del comité del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes y estará becado durante todo el próximo 2010. Esto, por supuesto, supondrá la realización disciplinada y responsable de una obra literaria con la que yo estoy completamente casado. Hay todo un equipo, un genial equipo de gente que se ha comprometido junto conmigo para llevar la nave a buen puerto y no tenemos ninguna duda que de ello resultarán grandes cosas. Ya les estaré contando.

Y bueno, sirva esto de preámbulo para contarles que estuve en el fin de semana de cierre de la Feria Internacional del Libro en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Un evento monumental, con más de 200 casas editoriales del país y del mundo, con las visitas de Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Jis y Trino, Carlos Monsiváis y un largo etcétera. Me gasté todos mis aguinaldos en bellos y olorosos libros nuevos, lo que aumentó el número de pisos de mi mesa de lecturas pendientes a niveles insospechados, y además sirvió como un útil pretexto para ir a caminar las nostálgicas calles de Guadalajara, esa ciudad con la que tengo un romance tan nocivo como terapeútico.

Hay mucho que contar, claro, pero no es el mejor día ni el mejor ánimo para soltar aquí la pluma. Tomémonos mejor un día de estos un café y hablemos largo rato, ¿Les parece? Reciban un abrazo.

2 comentarios:

Char dijo...

Creo que a tí te pasa con Guadalajara como a mí con el DF, la ciudad que más me gusta para esconderme y donde siempre me encuentran.

monitor dijo...

Si tuvieras una sección propia en esta bitácora, querida Charlotte, esa sección se llamaría "El comentario preciso".

Saludos.