Fui, como todos los días, al gimnasio. Desayuné huevos revueltos con tocino, rebanadas frescas de melón y un café muy sabroso. Utilicé un reembolso para comprar La catedral del mar y empecé a leerlo. Dos tres. Coticé las pinturas con las que voy a cambiar el color de mis paredes. Comí empanadas de queso y tartaletas de espinaca y elote.
Son las 5 de la tarde con 5 minutos y contra todo sentido, ya he hecho todo lo que tenía qué hacer este día. Presté mi carro por una semana y no se me ocurre ningún lugar a dónde ir.
Solía gustarme mucho salir a caminar. Me dan miedo los perros. No me gusta caminar de noche por calles desconocidas porque me da miedo que alguno me siga para morderme. No me dan miedo los maleantes. Casi nunca tengo dinero para que me roben. La última vez que me asaltaron terminé liándome a golpes con el ladrón y una patrulla disolvió la bronca. Supongo que empatamos.
Tal vez sin embargo, hoy camine. Tal vez simbólicamente haberme condenado a caminar toda esta semana sea mi forma inconsciente de ponerme en marcha. Aunque no sepa hacia dónde. O por qué. O para qué. En marcha. Las cosas, de todos modos, no se detienen para esperar. Tal vez camine.
3 comentarios:
mmm "La catedral del mar" me la regalaron en mi cumpleaños y no ha gustado la historia pero sí el momento histórico, además de que Barcelona es una obsesión recurrente.
¿Y a qué/dónde llegaste en tu caminata?
Hoy estuve a un 50% de probabilidades que me asaltaran y se llevaran mi bolsa con mi lap, cámara, ipod, mis amadísimos Chanel y los DKNY, mi Littmann, esfigmo WelchAllyn, mi cartera que casi no tenía de dinero, mi minilibreta, mi libro de obstetricia. Mi celular que no vale ni tres pesos tal vez sería lo único que se hubiera salvado con eso de que lo traigo en la mano escribiendo o mandando mensajes todo el día. Desde hoy ya les tengo miedo a los ladrones y ya no vuelvo a salir con tanta mugre a excepción del Littmann.
Qué rico todo lo que has comido este día. Yo también tengo el mismo miedo que tú. Saludos ;D
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