02 abril 2009

Apuntes sobre un tema pasado de moda.

No es un secreto para quienes me rodean que yo soy un nostálgico. Incluso si usted es un lector más o menos frecuente de esta bitácora ya se habrá dado cuenta de que cotidianamente recurro al recuerdo, la evocación o la remembranza simple para rellenar el espacio de la nota diaria. No lo lamento. En realidad todos vivimos un poco de nuestras memorias queridas y de nuestras memorias dolorosas. A veces, sí, me preocupa llegar a la senilidad antes de los cuarenta y ser uno de esos viejecitos cliché que comienzan las frases con las palabras "en mis tiempos". Obviamente quiero que "mis tiempos" se cuenten desde el segundo inmediato anterior, si es posible hasta el momento de morir.

No soy un anticuado, y eso es muy fácil de constatar. Para todos los efectos que importan -con la posible salvedad del tecnológico, por factores que no es necesario reseñar- soy de hecho un adelantado a mi época. Pero contrario a las tendencias actuales que consisten en hacer predicciones más que análisis de los hechos, yo prefiero esperar a ver los efectos y consecuencias para calificar algo de positivo o negativo.

Ese escepticismo me ha salvado de muchas decepciones y por el otro lado no me ha privado de ninguna alegría. Ejemplifico:

En el año 2000, recién terminado el proceso electoral del país, toda la banda estaba vuelta loca de emoción. Había llegado un mesías al poder. Se habían terminado setenta años de dictadura monolítica partidista y empezaba una época de jolgorio, plenitud y algarabía. ¿Cierto?

Bah, a huevo que no. Y yo fui de esos que cuando se enteraron que Fox ganaba, dijo ¿y qué?

Pero bueno, demasiada introducción para llegar a la mamada (lo cuál es por lo menos paradójico, ya que generalmente es al revés). A lo que íbamos. Resulta que estaba yo revisando mis correos, como es usual cuando regreso de mis labores matutinas. En la bandeja de entrada encuentro los usuales comentarios del blog, un par de correos de chistes -lo clásico- y por último, lo que me da tema para este post: Un e-mail religioso.

Normalmente ni me molesta ni me inquieta ni me quita el sueño recibir ese tipo de correos. Rara vez es algo distinto de una "Oración por el trabajo", "El padre nuestro de hoy", "Dios te ama" y cosas como esa. Hoy, sin embargo, se trató de "Una muerte espeluznante". Ah, karate. Muerte espeluznante. Eso me interesa, tiene punch, ¿no? Abro el correo, que resulta ser una presentación de power point con una descripción "científica" de la muerte de Jesús Christ en aquella crucificción de la que por estos días se cumplen 2009 años.

Obviamente entrecomillé la palabra "científica" por razones especiales. Digo. El textículo este hace una descripción breve del sistema tegumentario y tendinoso que está como para doblar de coraje a cualquier anatomista amateur. Dice, además, que un adulto promedio tiene 3.5 litros de sangre (o sea, los hematólogos le andan errando como por ¡litro y medio!). También resulta que la rotura de un tendón en las muñecas puede hacer que se te constriñan los pulmones y no puedas respirar. O sea, toda una gama de descubrimientos médicos que el colegio de investigación de la UNAM envidiaría.

¿Y todo para qué? Bueno, para lo mismo que Mel Gibson hizo La Pasión: Sensacionalismo aplicado a las masas.

Dudo seriamente que haya un ser humano adulto en el mundo occidental que desconozca la historia de Cristo. Nació, creció, enseñó, pescó, enseñó, sanó, enseñó, y lo crucificaron. Lo azotaron, fustigaron, desangraron, apalearon, hicieron cargar un gran peso en una gran distancia, atravesaron con una lanza, coronaron con espinas, clavaron de muñecas y tobillos. Y luego se murió. ¿Todos de acuerdo? Por supuesto, es una historia que habremos oído unas... ¿mil, dos mil veces en nuestras vidas?

Entonces, ¿Para qué quiero yo recibir un correo con una pésimamente redactada descripción prrrt científica prrrrt del sufrimiento del cuerpo humano del Savior.

Eso tiene un nombre, ¿saben, fanáticos? Se llama Chantaje.

No se llama propaganda religiosa, evangelización, conquista espiritual, predicar la palabra. No. Se llama chantaje. Utilizar el sufrimiento de alguien para convencerme de que fue por MÍ que esa persona sufrió muchísimo y le pegaron y le dolió un montón y que por eso debo ser bueno y darles mi dinero se llama C-H-A-N-T-A-J-E.

En serio, ¿creen que porque me dicen "si te da vergüenza reenviar este correo es porque te avergüenzas de tu Dios, y si lo haces, él también se avergonzará de ti" voy a acomodarme a sus peticiones? Me imagino al máster sentado en su despacho, arreglando los pedos de la capa de ozono, coordinando un tifón en Malasia, un desprendimiento glaciar en el Polo y un sismo en Tokio mientras evita que nos chinguemos en el último par de tigres siberianos, y revisa su correo en el GodBerry y se da cuenta de que no reenvié el e-mail. ¿Le dará verguenza? ¿O más bien se sentirá contento de que antes de venir aquí a revisar ese pinche correo estúpido le compré el desayuno a una niña que pedía dinero en el semáforo, le conseguí empleo a un amigo que andaba ya muy apuradito de lana, le di el asiento a una señora algo mayor en el camión y además lucí bien mientras hacía todo eso?

No me da verguenza mandar el correo porque hable de Dios, me da verguenza porque toda persona que está en mi libreta de contactos es mi amigo, y me daría muchísima pena que cualquiera de mis amigos creyera que le estoy diciendo retrasado mental enviándole un correo sensacionalista, plagado de errores, sin otra intención que incrementar a la borregada que piensa que enviar una cadena los convierte en mejores personas aunque mientras la reenvían tienen abiertas dos páginas de porno lésbico y una conversación de messenger con su amante. Me daría mucha verguenza que un amigo mío creyera que toda mi percepción de Dios ha cambiado porque alguien me relató con sangre y tendones y clavos la historia de un varón de 33 años que murió torturado en una cruz.

Juana de Arco murió quemada en la hoguera. Moctezuma Xocoyotzin fue apedreado. Miguel Hidalgo fue decapitado y su cabeza expuesta para contemplación de todos. ¿Creen ustedes y están dispuestos a morir por ello en La libertad de los franceses, en Lo injusto de la conquista o en La independencia de méxico?

La defensa descansa.

1 comentario:

Mafalda dijo...

Solo te diré que me ha encantado la entrada... creo que mejor no lo has podido decir... Tengo rato leyendote... y creo que hoy por mucho ha valido la pena..

saludos!!