Muchas veces me he encontrado en medio de este momento y a pesar de esa cantidad de ocasiones, aún hoy no termino de entender la magia que hace posible que las cosas más simples le parezcan a uno espectaculares.
El momento es sencillo: Estoy encerrado a piedra y lodo en mi habitación, la ventana totalmente cubierta por el cortinaje, es media mañana, la actividad de afuera se deja sentir sobre todo por los motores de los autos que pasan por la avenida que irónicamente se llama "de la paz". El tono sublime del momento lo da la graduación de la luz que logra filtrarse a través de la cortina e inundar despacito el cuarto. No es una penumbra ni una media luz, pero tampoco es una plena iluminación. No sé si algún escritor de esos que tienen el don de descubrir el nombre de las cosas que no lo tienen ya le haya dado uno a este tipo de luz, después de todo, los argentinos le dieron uno a la lluvia finísima que cae antes o después de una llovizna verdadera: "garúa". Pero estoy divagando; el asunto de todo esto era decir que, esa luz, en conjunción con la temperatura exacta para no sentir un ápice de calor ni de frío, estar descalzo pisando una suave alfombra, asomarse a la ventana trasera y ver el agua de la piscina meciéndose levemente, me hacen sentir una especie de armonía con el universo en forma abrumadora.
Sé, sin embargo, que no ha de durar. Las grandes ciudades se han ensañado en demostrarme que la armonía es un némesis natural de su propia condición. Pronto, en no más de dos horas, estaré recorriendo de nuevo las calles de esta hermosa urbe, chocando minuto a minuto con escenas, sonidos y momentos que resquebrajarán la armonía que en este instante me parece eterna.
Sé también, y eso es aún más importante, que la armonía -como la felicidad, como el amor- vale precisamente por los momentos en que no se tiene. Uno aprende a aquilatar sus posesiones más preciadas cuando experimenta el hondo vacío de perderlas o de siquiera tener el temor de hacerlo a corto plazo.
Nunca he sido más feliz que cuando soy infeliz, pues es en esos momentos que descubro lo terriblemente hermoso que ha sido el sentimiento opuesto, es en la carencia que uno descubre la pertenencia y en la pena que es posible encontrar la dicha. O al menos así le sucede a este servidor vuestro.
Ayer hice algo nada recomendable si usted estima en algo sus meninges: estuve leyendo a Nietzche intercalado con una crítica de Borges (pronunciése Borgués) a Nietzche. Vomitivo, si usted me lo pregunta. Jamás escucharán de mis labios decir que Borges es un mal escritor (estoy demasiado ocupado diciéndolo de Coelho, de C. C. Sánchez y de Brown) sin embargo, la actitud de los críticos en filosofía siempre me ha parecido nimia. No le encuentro un verdadero motivo a desvirtuar la tesis de otro, aunque reconozco que así se hizo toda la maldita filosofía desde el principio de los tiempos y si no, pregúntenle a Kant o a Schopenhauer, par de amargos.
Para cerrar el post, en la sección deportiva, ayer las chivas perdieron contra el Atlante (Rivera de plácemes) mientras que el América le ganó 2-1 al Portmore Utd.
No es para echar campanas al vuelo, por supuesto, es un equipo de Jamaica, quizá uno de los países menos futboleros, pero tomando en cuenta que por las águilas sólo jugaron cuatro titulares, pues me doy por bien servido. Aplaudo además la actitud de las Chivas, que desde ahorita se están preparando para lo que va a suceder en el clásico perdiendo contra otro equipo chilango. Sigo sin entender cómo un equipo con tan buenos jugadores como el Guadalajara puede ser tan maletín.
Barcelona, por su parte, derrotó al Chelsea inglés también por 2-1, los dos primeros goles, uno por bando, fueron incrustados por la vía del hara-kiri, el segundo gol, que definió el partido, fue consecuencia de un centro bellísimo de Rafa Márquez a la testa de Samuel Eto'o (que trabaja como negro metiendo goles) y que terminó en las redes, dándole así otra victoria a los culés (no es albur, así se les dice a los de Barcelona).
Ah, por cierto y como digno broche dorado para hoy, les informo que ya está up el site oficial de Ener Ages, la saga mitológica en la que se basó nuestra última campaña de rol Tuleph Menace, así como mis historias de fantasía épica "La Guerra de las Siete Runas" y "Nweneried", vayan corriendo a visitarlo siguiendo esta liga.
Tengan todos un buen día.
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