03 mayo 2008

Ya nadie se apiada de los recordadores, estos seres raros que somos fieles practicantes de la nostalgia y exaltadores cotidianos de la remembranza, aún a costa del poco éxito social que acarrea el permanecer en una esquina de la fiesta, siempre con los mismos dos o tres amigos de toda la vida, hablando de aquel juguete que sólo conociste en el programa de chabelo, como premio deseable de un escuincle suertudo, además, claro, de su dotación de sonrics y riccolino.

Ya nadie se ahorra el gesto de tedio cuando escucha al pasar junto al grupúsculo nuestra disertación sobre las subtramas de los caballeros del zodiaco, o aquel episodio perdido de mazinger z, que entre las muchas retransmisiones sólo alcanzamos a ver una vez.

A nadie le importa ya cuántos de tus playmobile conservas intactos y cuántos han perdido una mano, el cabello, han entrado directo al hospicio para mutilados. Nadie quiere saber cuántos fetiches de G.I. Joe alcanzaste a coleccionar antes de que Pokemon, Yu Gi Oh, Bob Esponja y todos los demás vinieran a darle una sólida patada en el culo a los juguetes con corazón.

Por supuesto nadie quiere compartir contigo las culpables memorias de tus tardes viendo sailor moon, o la vez que lloraste con una trágica sesión de candy candy o de la ballena Josefina. El recuento de los klínex que te costó aventarte Remi capítulo a capítulo o cuántas monedas de mil pesos (ah, las sólidas y pesadas sor juanas) dejaste en la tiendita de doña equis en trueque por libros de estampitas, gomitas de coca cola o sobrecitos de chocomilk. No, nadie ofrece un carajo por esa parte de la bitácora de tu vida.

Y sabes bien porqué, ¿o no? Es sencillo...
Vamos...
Anda, esfuérzate un poco...

¿Nada?

Pues porque a nadie le importa, hombre. Es elemental. Los que vivieron esa etapa contigo vieron las mismas jodidas caricaturas, jugaron con los mismos carísimos juguetes, los rompieron, tiraron y olvidaron sin imaginar que estaban renunciando a la posibilidad de un recuerdo tangible para el futuro que ahora es el presente. Olvidaron. Y los que no lo vivieron, por ser demasiado viejos o demasiado jóvenes, tienen su propia carga de recuerdos, de nostalgias y de carencias adoptadas como para interesarse en recoger las tuyas. ¿Queda claro?

Luego entonces, por favor recoja su trago (es un martini, grandísimo pretencioso?) y vaya a intentar otro tema con otro grupo, que aquí todos traemos el tarro lleno de vivencias.

A chingar a su madre, ándele.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno conmigo bien sabes que puedes compartir hasta el cansancio los episodios de caballeros del zodiaco, que por cierto el día primero de mayo hubo maraton en tv azteca, sibre la saga de ades; Candy candy la vi de ida y vuelta varias veces, es mas tengo parte de la historia en dvd; en fin comparto algunas nostalgia contigo, quiza por se de la edad, generación epoca, por compartir gustos, vivencias y algunas atras cosillas que se me escapen.

Es bonito recordar la niñez a mi me encanta ya sobre todo permitirme ser niña de vez en cuando, y si lo comparto con mi niño favorito, mi hijo, no tiene igual.

Angelica.

Anónimo dijo...

Cierto es que cada quién carga con sus nostalgias & stuff. Sin embargo, habrá gente con la que aún se pueda compartir algún recuerdo, luego entonces, a chingar a su madre.
Saludos
;)

Anónimo dijo...

Es interesante al menos para muchas de las personas que te rodeamos el saber de tus recuerdos de la niñez que no iguales devido a la edad pero si similares e interesantes.
Solo tienes que buscarlas y veras lo divertido que es o puede ser.
besos, cuidate.
chao.