Anoche probé, por primera vez en mi vida, un funny brownie. Estuvo muy rico. Gastronómicamente, quiero decir, porque en cuanto a manifestaciones apreciables de las consecuencias, la única perceptible fue que se me secó gachamente la boca y me dio un hambre enorme toda la madrugada. ¡Ah! y me dormí bien rápido y bien a gusto.
Dicen que me desperté en la madrugada y puse los episodios de Felix the cat y me estuve riendo y diciendo estupideces muy divertidas (lo cual es raro porque mis estupideces aunque son muchas rara vez son divertidas). Menos mal que tenía a un lado de mi cama la canasta de galletas que Diana me regaló la tarde de ayer y con las que me saqué el hambre muy a gusto (sopéandolas en coca-cola, weird).
Y bueno, siempre me había preguntado cómo sería andando pacheco. Y pues es una duda menos para mi vida: Me pongo gracioso y buena vibra. Bien dicen que siempre sacas el lado oculto.
Además es muy buenaonda haberme puesto pacheco sin violar mi política de no drogas (¡hey! los condimentos de repostería dudosamente cuentan como drogas, ¿o sí?) y haber despertado sin ningún tipo de resaca o arrepentimiento.
Mi nombre es Monitor, y soy un adicto a los postres. Clap clap clap.
1 comentario:
No es una droga, es un relajante muscular, jejeje
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