29 enero 2006

Otro año de FIOT

El festival internacional Ortiz Tirado es el equivalente sonorense -guardando las proporciones- del Cervantino guanajuatense. Uno puede caminar por las calles de una ciudad medio colonial, cuya arquitectura aún conserva los rasgos característicos de épocas mejores y encontrarse con vendimias desperdigadas por las dos plazas principales: Alameda y Plaza de Armas. Ambas son divididas (y al mismo tiempo unidas, no es esto contradictorio?) por un pequeño callejón llamado, adivinaron, "del beso".
No es nada extraño encontrarse el viernes o sábado de la clausura del FIOT atravesando ese callejón a velocidad caracolesca por el atascadero de gente que se arma ahí. No es nada extraño tampoco que a los primerizos en la callejoneada se le haga bizarrísimo el surtido variopinto de criaturas de la zoociedad. A la derecha un punkoso con actitud de SidVicious, pelos parados de treinta centímetros, dieciocho perforaciones en el rostro, mallitas apretadas y botas de robocop; a la izquierda una niña más cremosa que un danonino, cabellito totalmente fashionable, trapos dolce&gabanna cuando menos, bolsa a juego con zapatos y cinturón y voz de que le faltan al menos tres centímetros de lengua (además de expresiones totalmente autóctonas de la fresez como "cerooo" "fatal" "tipo que..." y demás).
Sin embargo el ambiente en general del FIOT es más bien agradable, bastante apacible y sobre todo muy consumista. Quizá, y no estoy afirmándolo, esa sea la principal diferencia entre el FIOT y el FIC, puesto que en este último se destacan bastante las actividades culturosas, las artes plásticas, la música, y todo ese largo etcétera que hace las delicias de los trovos, los punketos, los simples culturosos y los hippies. El FIOT, muy probablemente por su ubicación geográfica, no tiene una gama tan amplia de artistas que presenten su obra acá. No nos engañemos, Guanajuato está en corto de Guadalajara, del DF, de Querétaro y para ser breves, de los mayores centros de concentración de artistoides del orbe mexicano (con la probable excepción de Veracruz, que está algo retirado). Por esta situación de privilegio, siempre puede contar con que le sobrará material de exposición. En el FIOT, justo es decirlo, hay poco surtido. Basta revisar la lista de artistas invitados para notar la sutil repetición de hace por lo menos cuatro años para acá en nombres y apellidos. Entonces, la gente que no tiene mucho qué ver, sí tiene bastante qué comprar. He aquí una de las delicias de las niñas "nice": Decenas de puestos de accesorios baratos.
Un aspecto en el que sí se ve paralelismo es en la cantidad de chupe que ingiere el grupo cosaco de los asistentes: muchos litros per cápita. Por ello es una fiesta ruidosa, musical, desparpajada, donde convive la familia con sus peques al lado de los rockeros desmadrosones, donde uno puede ver al rector de la Universidad de Sonora jugando hacky alegremente con cuatro hippiosos alivianados, al gobernador del estado sentado en la banqueta comiéndose un elote y, en fin, un total aliviane.

Cambiando de tema, les hago partícipes de mi dolor por mi próxima partida. Hoy domingo inicia mi última semana en Sonora (vean los calendarios, el domingo es el primer día), porque el viernes regreso al bello Guanatos. ¿Cómo poner en una balanza el dejar a mi familia (y particularmente a Ángel, mi gallardo heredero) con volver a un lugar que me encanta y donde estoy cumpliendo una de mis más altas ambiciones? Simplemente no se puede. Ángel solo basta para borrar sin un pestañeo todas mis ganas de irme y ponerme los ojos completamente acuosos sólo de imaginar lo tristes que son los días cuando no está conmigo.
Pero bueno, sea hombrecito. El viernes a las 5:30 estaré inscribiéndome al segundo semestre, esperando con harta fe poder tomar el mismo turno para seguirme levantando tarde. Esa noche, si no es que la mañana del sábado, partiré hacia tapatíos territorios a continuar con el proceso de iluminación.
Bien, me marcho, es domingo futbolero y sólo posteé porque hay un par de horas entre partido y partido donde no hay nada mejor qué hacer con mi tiempo. Have a good one.

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