Jamás escuché que un hombre fuera acusado de guardar silencios estúpidos.
Por el contrario, cientos de individuos han sido señalados por sus imbéciles comentarios.
Jamás escuché que alguien fuera estigmatizado por su excesiva atención a un orador.
Por el contrario, es común escuchar la reprimenda dirigida a quien interrumpe al que diserta.
Jamás escuché de alguien hiperculto.
En cambio los incultos son (somos) el pan de cada día.
Entonces: Callemos, Escuchemos y tratemos, por pura dignidad, de Aprender algo.
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