31 mayo 2006

Haciendo un mundo mejor para la ropa interior.

Hoy traigo puesto un calcetín con un hoyo del tamaño de un limón en la parte del talón que apoyo directamente en el zapato. En mi cajón de la ropa interior hay al menos diez pares más de calcetines sin agujero por los que podría cambiar el par que traigo, pero eso sería discriminación a un calcetín con capacidades diferentes (no es minusválido, ni mucho menos inválido, tampoco tiene capacidades especiales con excepción de mayor ventilación).

En pocas palabras, hoy me uní a la política de Home Depot de darle chamba a aquellos que han sufrido un menoscabo en su integridad física pero que aún son muy capaces de cumplir con su trabajo. Heil, calcetín roto, yo te nomino como el empleado del mes.


Y sin teletones.

30 mayo 2006

No es un comercial

Cuando rondaba los once años me enloquecían las pizzerolas, unas frituras totalmente redondas con un supuesto sabor a pizza que se asemejaba a todo menos a eso. Las pizzerolas fueron sacadas del mercado por una supuesta falta a un código de higiene y se terminó la afición. Años después, doritos sacó su modalidad pizzerola, con un sabor casi exactamente igual a aquel de no-pizza que yo amaba, pero ahora en su típica forma triangular. No amé los doritos pizzerolas. ¿Fué porque eran triangulares y ya no redondas?

No. No las amé porque simple y sencillamente las pizzerolas se habían ido y este seudo regreso era un sustituto imperfecto de algo que a mi me había fascinado y ya no podía tener. El lanzamiento al mercado de los doritos verdes fue para mi algo tan irrelevante como si hubieran sacado los nuevos ruffles con sabor a rompope y los rancheritos de frijoles puercos. No me importó. Las he comido, claro, pero nunca con aquella devoción, casi fervor, con la que devoraba bolsita tras bolsita de pizzerolas redondas.

Cuando era niño, vivía junto a una tienda de abarrotes, cuya dueña lo era también de la casa donde vivía con mis padres (era una casa rentada, para los lentos de entendimiento). Todos los días, sin falta, acudía a la tienda de doña Olga, cruzaba el umbral siempre en penumbras y encontraba a su hijo loco sentado en la mecedora de hierro. Alejo, se llamaba. Alejo gritaba a todo pulmón: "¡Hablaaaaan!" y doña Olga acudía, derrotando a sus reumas, hasta su puesto de batalla detrás de la vitrina.

-¿Qué pasó, mangüelito? ¿qué te doy?- me preguntaba doña Olga con su rostro de ternura mal disimulada y detrás de las cataratas que le drenaban la vista. Entonces yo esculcaba afanosamente mis bolsillos y ponía sobre la vitrina de cristal las pocas o muchas monedas que llevaba y hacía la pregunta que toda mi generación hizo alguna vez a un tendero: "¿Para qué me alcanza?"

Doña Olga, de nuevo con su cara de ternura, aquella cara de matrona en desuso, sacaba cajas de dulces, bolsas de bombones o galletas, paquetes de chocolatines y me iba enumerando con paciencia: "Puedes comprar dos duvalines, o un duvalín y un mazapán, o seis coquitas de chicle, o un coco-choco, te puedo dar un flippy o un pipiolo, o te puedo dar todo de lunetas". Casi siempre escogía las lunetas, menos los días en que llevaba desde la puerta de mi casa una idea preconcebiba o un antojo no satisfecho. Me gustaba poner las dos manos juntas, acunadas y recibir en ellas los puños de pequeños chocolates que me llenaban de manchitas de colores los dedos y las palmas y que después podía lamer para limpiar y volver a sentir el dulzor.

Me sentaba en la banqueta de la calle me ponía a comer las lunetas una por una, mirando a la gente pasar, al cartero que repartía sus paquetes casa por casa, montado en una vieja bicicleta caballona, a Maylín que acomodaba su mesita en el pórtico, aquella mesita de hierro en la que vendía pepinos con chile y limón real con polvo picosito y duros y jícama, y a los perros que merodeaban el terreno baldío de la esquina. Los días después de una tormenta eran los mejores, porque había gente con los pies llenos de lodo y charcos en la calle y junto a la banqueta se acumulaba el agua y en las mañanas me sentaba ahí, en el mismo rinconcito de siempre, debajo del algodón, a contemplar mientras comía despacio mis pizzerolas redondas que sabían a todo menos a pizza cómo se movían muy rápido los cibolis. Los cibolis eran renacuajos, pero yo no lo sabía. Tampoco sabía que en poco tiempo iban a volverse ranas o sapos. Para mi los cibolis justificaban su existencia por el hecho de ser redonditos y poder nadar con esa colita larga y afilada con la que se desplazaban en el charco.

Cómo quisiera poder amar los doritos de bolsa verde como amaba las pizzerolas, con la misma inocencia y la misma sensación de completo disfrute de aquellos seis años, de aquellos nueve, incluso de los once, para poder sentarme de nuevo en una banqueta una mañana después de noches de lluvia y contemplar los renacuajos y pensar "son cibolis" y acaso ver una cigarra o dos y recordar a doña Olga y su mirada de inveterada ternura, la forma como se las arreglaba para darme siempre uno o dos dulces de más por mi escasísimo dinero y aquella bicicleta oxidada del cartero y el sabor de los duros con salsa dragón y en general a todo aquello, a los días en que la felicidad estaba en el fondo de un charco, unas manos manchadas de dulce, o en la simple y sencilla forma redonda de una pizzerola.

29 mayo 2006

Patetismo

El tipo se me acercó en forma sutil, agresivo, mordaz, pero guardando una distancia discreta. Vestía pantalones de dril y una camisa blanca de manga larga en cuyo cuello se veía el nudo mal hecho o ya cansado de una corbata negra. También los pantalones eran negros. No parecía un mesero, a pesar de la combinación de no-colores, quizá por el remangado sugerente de la manga derecha que dejaba ver un swiss army -original, pirata, quién sabe- plateado. Llevaba el pelo corto y un afeitado de hace dos días. Levantó la mano para pedirme que me detuviera un momento y me dijo (léase literal):

-Eh, disculpém, unne infogmassion.

Su acento era francés, pero sus palabras tenían un rezago italiano y la misma velocidad de éste se superpuso a la musicalidad de aquél.

-Vouz etês francàis?- le pregunté mientras me detenía, tranquilizándolo. No hablo francés, conozco acaso dos frases en el idioma, pero lo entono bien y sólo quería que se sintiera más tranquilo. Yo sé lo que se siente venir de fuera y sentir que la gente es una culera.

-No- respondió apresurado. Su acento ahora era claramente italiano- Mis patres son diallá pero ío son de l'italia.

No me gustó su respuesta. Una persona que cambia de acento tres veces durante una oración, que viste corbata y pantalones de dril a mediodía y que maneja un camry algo destartalado no me da buena espina. Me dio la mano y yo no quise rechazar el saludo. Estrechamos palmas. Luego comenzó a hablar. Hablaba intercaladamente en su mal francés, su peor español y su italiano, único en el que le fluían las palabras correctas. Me sentía al mismo tiempo poderoso por comprender sus dos malos idiomas y el bueno aunque los enrevesara y mezclase como una ensalada mal planeada y débil por seguir ahi, bajo el sol de las dos de la tarde, al lado de su camry, frente a sus dientes manchados de tabaco y su corbata de nudo grotesco, aguantando una palabrería que no me interesaba.

Yo sabía que iba hacia algún lado. El lugar, sin embargo, fue algo inesperado. Sin un tipo que habla un idioma europeo te detiene a la mitad de una avenida gigantesca en Guadalajara diciéndote "an informassion", tú asumes -es lo lógico- que va a preguntarte la ubicación de una calle, una calzada, un edificio o comercio importante, escuchar lo más atentamente posible tu respuesta y luego perderse en algún lugar de este redondo, colosal y desaseado planeta, quizá para no volver a verte jamás. Ni siquiera esperaba un merci, sólo quería seguir mi camino, llegar al banco y comenzar mis clases de una vez. La charla fue otra. El tipo dijo ser importador, comerciante de ropa ya terminada (de Armani, imagínense). Dijo que estaba recorriendo el país en auto para ofrecer su mercancía en grandes tiendas departamentales, pero que ya estaba harto de ser rechazado en automático sin siquiera poder mostrar su mercancía (eh mucho trámitassion, molta burocrassia, vous sabe; habló y habló, siempre con sus tres idiomas aleatorios, hasta que llegó al meollo, al punto que -debo reconocerlo- yo esperaba desde hacía muchos minutos: ofrecerme ver su mercancía y aceptar un trato por mi dinero.

Abrió la cajuela de su auto. Asomé la vista y pude ver dos chamarras de cuero, con etiquetas y todo el asunto, perfectamente empaquetadas y a todas luces caras. Luego el tipo levantó un maletín negro y alcanzó a decir algo de "e questos aromas" antes de que yo le interrumpiera de tajo el discurso, le dijera que se estaba equivocando de pichón, pues yo no tenía plumas y me parecía mucho más a un ascoso. Le puso precio de proveedor a las chaquetas: 102 dólares. Me dijo que le ofreciera la cuarta parte de eso por las dos, 26 dólares y me daba ambas, la negra y la café.

No pude. No quise. Traía casi mil pesos en la cartera. Lo rechacé diplomática pero tajantemente. Sólo dos minutos después, mientras empujaba la puerta vidriera del banco, me di cuenta que nada le hubiera costado a aquél franchute-italiano-quiénsabe darme un putazo de antología en la nuca y meterme en la cajuela, quizá para no volver a salir vivo jamás. Me sentí- me siento todavía- como un imbécil.

28 mayo 2006

interrogantes veloces

¿Quién chingados les regaló las aceras a los franeleros y les autorizó a vender los estacionamientos, poner cubetas en los lugares vacíos para "ofrecerlos" y poner tarifas según les pega la gana para "cuidar" tu coche?

¿Cómo es posible que uno encuentre cabellos pegados en la pared del baño de la facultad?

¿Cómo llegaron esos pelos ahí y por qué misterioso embrujo permanecieron adheridos?

¿Los que escriben estupideces en los cubículos de defecación se habrán puesto alguna vez a pensar en dedicarse de por vida a las letras? Hay algunos Pablo Neruda de la escatología que ni siquiera lo saben.

¿Dónde puedo encontrar al guionista de XMEN3? Tengo dos balas de escopeta con su nombre.

27 mayo 2006

24

No es serie de Fox, ni cantidad de cervezas por persona/por noche, ni el número de horas en un día, es simple y llanamente la edad que alcancé el día que ya está llegando a su fin. También es el día de Octubre en que Ángel vino al mundo, lo que lo vuelve un número hermoso, así nada más.

Yo nací un 26 de mayo del ya lejano 1982, eran por ahi de las once de la mañana (desde entonces era algo perezoso). Si usted cree en los signos zodiacales y esos rollos, soy un géminis y creo que encajo muy bien en la descripción que generalmente se hace de ellos. En el horóscopo chino soy Perro y también tengo mis concordancias con el perfil que de ellos se traza comúnmente.

Fui un bebé muy lindo, modestia aparte, rechoncho (3,800grs) y de ojos grandes y vivarachos. La vida se encargó de terminar con esa belleza en un tris y al paso de 24 años aquí me tienen. Feíto, pero cariñoso.

Maese huevo proclama que en lugar de hacerse un año más viejo, se hace "un año más sabio". La envidia me corroe, en lo personal no me siento más sabio. Un poco más culto, tal vez, pues tanta lectura debe servir para algo, pero la sabiduría no llega.

Maese Beam me estigmatiza en uno de sus posts recientes como "sospechoso de culturosismo". ¿Lo seré? Puedo alegar en mi defensa que no tengo ni he tenido jamás una beca de CONACULTA ni de ninguna otra institución que sufrague mis devaneos literarios, tampoco tengo atuendos emo, sólo tengo dos bufandas y las uso exclusivamente en invierno y lo más importante de todo, realmente me considero un escritor en pañales (pero mejoro con la práctica).

Bien, demasiada divagación, la intención de este post era agradecer a la gente que se tomó el tiempo hoy para felicitar a este servidor. Agradezco muchísimo el detalle, lamentablemente fue un cumpleaños de ajetreo cotidiano (la escuela está algo dura en estos días) y no hubo forma de festejar (ni ánimos, lo confieso). ¿En qué estaba? Ah, sí: gracias a todos aquellos que se molestaron en hacerme una llamada, enviarme un mensaje al móvil, escribirme un e-mail, enviarme una tarjeta electrónica, comprarme una paleta de sandía con chile, regalarme un libro de Benedetti o simplemente recordarme en su rezo de la noche de anoche. Mil gracias y abrazos a todos.

21 mayo 2006

EFM News

tiquití, tiquití, tiquití (onomatopeya de la clásica tonada de un flash informativo).

Buenas noches! Esta es la información:

En los deportes: Doctor Soccer, equipo que no representa a ningún municipio, estado, país, empresa o asociación, ni es patrocinado por ningún partido político, ni hace campaña en favor de ninguno de los candidatos presidenciales, ni es usado como bandera en actos proselitistas, ni nada de eso, ganó hoy por la mañana su séptimo partido de diez jugados. El cotejo se resolvió por la mínima diferencia en un partido cerradísimo en el que el arquero de los galenos fue el héroe.

En espectáculos: La Octava Runa, campaña de D&D que no recibe subvenciones ni apoyos económicos del PRI, PAN, PRD, ni ninguna otra legión de ladrones con licencia, desarrolló su tercera sesión la tarde de hoy. Estuvo muy divertida y -en la nota relevante- dio pie a la formulación de "Las Leyes de Murphy del Rol", que pronto serán publicadas en este mismo noticiero.

En los deportes en los que le pagan a los jugadores: Pachuca se coronó campeón de liga mexicana el día de hoy, en un partido al que sólo le faltaron las canciones de cuna para dormir a todos los fanáticos.

En ciencia y tecnología: El aceite de oliva con enebro es altamente inflamable. El gas metano es intoxicante si se le inhala en grandes cantidades.

En política legislativa: El partido por la mitad (PM) presentará una propuesta al senado para estipular en el Código Penal Federal que tres hombres juntos cocinando debería ser considerado ilegal en los 32 estados de la república.

En economía local: Estoy bien pobre.

Hasta aquí las noticias, queda usted informado.

20 mayo 2006

Mejorando la casa.

Para todos aquellos que tienen sus dudas acerca de mi nivel de "consentidez" en la casa donde habito, déjenme comentarles que esta mañana se hicieron colocar dos sillones mullidos y confortables en el área de Mezzanine y por la tarde será colocada ahí una wide screen t.v., todo esto con el fin de que su S.S. pueda disfrutar mañana de la final del futbol mexicano (ahórrense los bostezos) y muy pronto de los partidos del mundial (no escatimen las ovaciones). No me extrañaría que un día de estos se apareciera un técnico de SKY para colocar el dish.

La mañana ha estado algo lenta, estuve yendo y viniendo a la lavandería, planché algo de ropa y estuve viendo esos programas de variedades que pasan en Taravisa y TvApesta y que a veces son entretenidos. Anoche ocurrió algo muy extraño, en xew pasaron tres comerciales seguidos que me entretuvieron e hicieron sonreír. A ver si les suenan:

El primero es de tecate light, una pareja está en su recámara, acaban de regresar de una fiesta y el tipo le pregunta insistentemente a su esposa si quiere que vuelvan a la fiesta (esbozando, claro está, que el que quiere volver es otro) al final, cuando se apagan las luces, se oye que destapan una chela. Me dio muchísima risa por un episodio de Los Simpson que sí ustedes son sabios, recordarán.

En el segundo, que es del IFE, una chava pide permiso para salir y su papá saca una libretita y la empieza a acatarrar a preguntas ("¿cómo se llama? ¿ cuántos años tiene? ¿dónde vive? ¿quiénes son sus papás?") hasta llegar a "¿cuáles son sus intenciones? ¿se quiere casar?". Este si de plano me tiré al suelo de la cura porque me vi a mí mismo cuando tenga a mi Marianita (a la que ya amo aunque no conozco). Sólo agréguenle una escopeta de dos cañones al hombro y soy yo, neta.

El tercero supongo que ya lo han visto todos, es uno de PECSI donde salen los Molotov, Lavolpe, Fonseca y Márquez cantando el clásico "da, da , da". Este me hizo reír porque por alguna razón que se escapa a mi conocimiento, me dan risa los comerciales donde los seleccionados hacen algo gracioso.

Y bueno, anoche se estrenó el Código Da Vinci. Aún no escucho comentarios, hoy intentaré verla, pero dudo que haya boletos. Ahí cuando ya lo consiga, les comento la opinión de alguien que disfrutó el libro hasta diez páginas antes del final, donde se vuelve un chasco mayúsculo. Sostengo que es un fusilote de al menos tres libros más sobre el tema, pero confío en Ron Howard y en el hecho de que jamás he visto una película de Tom Hanks que no me agrade (aunado al hecho de que Audrey Tautou es la invitada honoraria a mi harén, aunque no esté tan guapa, es Amélie y eso debe ser suficiente).

Que disfruten su sábado. Mañana Dr.Soccer juega a las nueve.

19 mayo 2006

Call 1-800...

Breves consejos de su seguro servidor, peatón con más de veinte años de experiencia y conductor con nueve bla bla... Seguir estos consejos no le traerá grandes beneficios visibles, salvo la satisfacción de no recibir mentadas de madre, rocazos en los cristales de su coche, pintadas de dedo, deseos de muerte pronta y dolorosa y linduras parecidas.

1.-Quizá haya notado que detrás del volante de su coche hay una palanca, no la de los parabrisas, sino otra, que sirve para activar las luces direccionales. Las luces direccionales son esos focos chiquitos (comúnmente llamados "cuartos") que se encienden y apagan intermitentemente para dar aviso a otros conductores y a los peatones que desean cruzar una avenida o calle de que su coche tomará rumbo hacia la dirección de la luz que tintinea. No debería ser muy difícil, ni siquiera para un papanatas como usted, accionar esa palanca. Sencillo: Si la empuja hacia abajo, encenderá la direccional izquierda; si lo hace hacia arriba, encenderá la derecha. ¿Estamos claros? Si le sirve, puede pensar en Elmo, de plaza sésamo, diciendo "arriba-derecha" "abajo-izquierda", suele funcionar en personas con un i.q. como el suyo.

Cuando un peatón espera en una esquina para cruzar y su auto, a una velocidad alta, se dirige hacia él, es casi seguro que ese peatón esperará a que usted pase antes de intentar el cruce. Si usted, al llegar a la esquina, elige dar vuelta, mostrándole al peatón que bien podría haber cruzado desde mucho tiempo antes, probablemente escuchará lenguaje soez, observará señas características como "el dedo malo" "el corte de mangas" "la chaqueta virtual" y otros menos agradables.

2.-Ceder el paso a personas que desean cruzar la calle es una acción loable y que habla muy bien de usted. Lo celebro. Sin embargo, acelerar como un poseso, sacándole un tremendo pedo al peatón para luego frenar a medio metro de sus piernas, anula todo lo que su acción pueda tener de bueno y muy probablemente le hará acreedor de todas las anteriores muestras de disgusto. Créame, he sabido de casos que terminan muy negativamente para los conductores. ¿Ha oído hablar de las contusiones craneales?

3.-Los espejos que tiene su coche estratégicamente colocados han sido puestos ahí para un propósito mucho más útil que el que usted aplique rímel a sus pestañas, bilé a sus labios o se rasque los dientes para retirar restos de alimento. Se colocaron ahí para que usted pueda observar lo que acontece en la región posterior a su vehículo y a los costados de éste sin descuidar el frente, área de vital importancia para evitar accidentes. El darle cualquiera de los usos anteriores probablemente terminará en una colisión con daños a su vehículo, su moral, menoscabos a su cuerpo y agravar el estigma de que las mujeres son pésimas conductoras. Este blog se enorgullece de abanderar ese estigma.

4.-Estacionarse detrás de un auto cerrándole la única salida posible es una mala idea. No importa que usted crea que no se va a tardar. No importa que los demás lo hagan. No importa que vaya a estar cerca para moverlo cuando sea necesario. Lo único que debe de importarle es que el dueño del auto al que usted encierra puedo ser yo, y suelo llevar en mi cajuela una caja de herramientas que pueden reducir su automóvil del año en una lamentable pila de chatarra. A veces llevo también un picahielos para sus neumáticos. No me tiente, tengo problemas graves de neurosis y antecedentes de conducta agresiva. Invierta cinco minutos en encontrar un lugar mejor, se ahorrará mucho dinero.

5.-El color verde en un semáforo indica que los autos pueden avanzar (por eso le llaman "SIGA") el rojo indica que deben detenerse (de ahí el apelativo "ALTO"). La luz amarilla es una ambiguedad, hay quienes dicen que se debe acelerar y cruzar antes de que cambie y hay otra corriente que sostiene que lo correcto es disminuir la velocidad y detenerse. Discutirlo sería ocioso, por lo tanto, es usted libre de hacer cualquiera de las dos cosas. Solamente no se detenga en verde y no cruce en rojo. Es sencillo. Utilice a Elmo si tiene conflictos.

6.-Agregado al punto anterior: La velocidad de la luz es de 300,000 km/seg. La velocidad con la que los receptores fotosensibles del ojo envían la señal a la corteza óptica del cerebro a través de los axones eferentes del nervio óptico es de aproximadamente 0.05 milisegundos. La sincronía de los semáforos en la mayoría de las grandes ciudades de México tiene un margen llamado "ventana" de 0.8 a 1.5 segundos. Por lo tanto, si usted empieza a tocar el claxon en el instante mismo en que el semáforo se pone en verde, obtendrá una de dos cosas:
a)Una vista privilegiada de la longitud de mi dedo cordial.
b)Conocer a Refugio, mi Taurus PT58 semiautomática, de dieciséis tiros.

La gente como yo, que tiene mal carácter pero estupenda educación, sabe apreciar que la gente como usted siga estos consejos. No mermaremos su patrimonio, menoscabaremos su autoestima o nos meteremos con su integridad física. No pedimos nada maravilloso, tan sólo maneje como si no fuera un completo estúpido. Nos hará muy felices y somos más agradables cuando estamos felices (me refiero a mí y a Refugio).

Por su atención, gracias. Tenga buen día.

18 mayo 2006

Recarga tu Kung Fu

Ya llegó, ya está aquí... The quiz of the week!!
Éntrale ahorita que está calientita. Mantengo la oferta al score perfecto.

Take my Quiz on QuizYourFriends.com!
Hoy es una de esas noches. Sí, de esas. Tú sabes de cuáles. De esas en las que te sientas enfrente del monitor y tratas de decirle algo a alguien, sabiendo que no tienes nada qué decir y que, peor aún, no tienes a quién decírselo. Sin embargo, nada derrota esa soberbia tuya de enfrentarte a la hoja en blanco, que no es en realidad una hoja, y mucho menos está en blanco, a escribir, o juntar letras procurando que formen palabras y esperanzarte en la ilusión de que esas palabras integren ideas, deseando con todas tus fuerzas que esas ideas terminen por fusionar sus membranas y terminen siendo una sola sólida idea mayor.

Estoy atascado. Que lo sepan todos, carajo, estoy atascado en la mitad de una novela que prometía (promete, prometía, conjúgalo como quieras) ser lo mejor de todo cuanto he escrito hasta el momento. Tengo cerca de cincuenta poemas, una veintena de cuentos cortos, uno largo, una novela que jamás terminó de fraguar y que constituye hasta el momento el mayor de mis fracasos y varias historias épicas de las que nunca esperé nada más allá de divertirme, divertir a otros y mantener la mano caliente.

Ahora es distinto. Esta novela realmente significa mucho para mí, no sólo porque es una historia, un estilo que por fin puedo considerar mío, realmente mío, libre de las influencias, los ambientes, incluso de las figuras a las que a pesar de admirar y casi idolatrar, no quiero parecerme. Desde el momento en que terminé el capítulo uno supe que esta era la historia que quería escribir y así avancé por el segundo, tercero, hasta llegar al séptimo. En un momento aleatorio del octavo (llamado, premonitoriamente Heridas) me he quedado sumido en un silencio abrupto, total, espantoso.

Me siento obligado a mencionar, por pura honestidad a mí mismo y a ti, que esta novela no me interesa solamente por lo que pueda significar para mi inexistente carrera de escritor. No lo seré jamás, estoy seguro de ello. Seré quizá alguien que publica algo de vez en cuando, pero nunca tendré la entereza para llamarme a mi mismo y aceptar las pleitesías que recibe un consagrado del arte de las letras. No lo soy. No lo seré. No tengo las tripas que se requieren, no aspiro a tenerlas. Planeo ser un médico excelente, tan buen padre como me permita mi pobre mente y tan buen esposo como me alcance mi maltrecho corazón (ay, snif). Seguiré escribiendo, claro, porque me gusta, lo disfruto y realmente creo en las palabras de Rilke: "Si usted se cree capaz de vivir sin escribir, no escriba". Yo no me considero capaz, lo disfruto demasiado, es un contacto que aprecio mucho conmigo mismo y que no logro alcanzar por ninguna otra forma de introspección.

Encuentro muy relajante el proceso de la escritura. Soy un hombre de rituales. Me agrada el silencio, el café, hacerlo en una computadora y raras, rarísimas veces a mano. Cambio muchísimo unas palabras por otras que según yo fortalecen el ritmo y la métrica de la narrativa. Releo siempre más de tres veces lo que acabo de escribir y generalmente empiezo y termino en el mismo impulso. Quizá por eso me está resultando tan difícil crear una novela, por la extensión que no me permite sacarla de un jalón y ¡venga!¡a otra cosa!.

Decía, sin embargo, que tengo más de un interés en la feliz terminación de la novela, pues tengo la idea muy firme de inscribirla en un certamen que la comisión de cultura de mi estado realiza cada año, ofreciendo como premio la publicación del trabajo ganador (1000 ejemplares) y un jugoso cheque por $40,000.

Por supuesto no voy a tomar el papel de mártir del arte. No soy ningún hada de las letras. Tengo necesidades, deudas qué saldar y un hijo al que quiero dar una linda existencia y mejor educación. Invierto mi tiempo en escribir y espero ser remunerado por ello. Si gano ese certamen, o al menos quedo entre los primeros lugares, lo entenderé como un mensaje celestial de que "vio dios que esto era bueno en gran manera". De lo contrario... Bah, para qué escribir algo aquí, es obvio que pasará una de las dos cosas que ya mencioné.

Por lo pronto a desentumir los dedos y la narrativa. Tengo una historia qué escribir, una vida que debo dejar de vivir por un rato y una lanota qué ganar. Así sea.

16 mayo 2006


-"Mira, hijo, así de grande como este océano, es el amor que te tengo".

-"Papá: eres bien pinche cursi"

A otra zorra con ese mink

Hace cosa de veinte minutos, Andrés Manuel López Obrador soltó la gotita que llenó mi copa jaibolera y la hizo derramar su contenido de agua carbonatada, concentrado ultrasecreto, glucosa y otros ingredientes (una vil cocacola, pues) al pedirle un último momentito a López Dóriga para enviarle "un saludo a los seleccionados mexicanos" y decirles que, para llegar lejos en un evento deportivo mundial se requiere de "tamaños y arrojo".

Ya empezaba a superar el amargo trago de ver al par de mafiosos que el PRI y el PAN nos han ofrecido como candidatos a la presidencia, soltando improperios y ganduleces varias sobre mi deporte consentido, haciendo referencias al juego político del debate como "echarse unos penales" o "aventarse una cascarita" o un "mano a mano". ¡Puaj! Ni siquiera concibo la idea de que alguno de los dos monos conozcan las reglas esenciales del juego, la alineación de un equipo, los nombres de la mitad de los seleccionados mexicanos, los campeones de liga de los últimos diez años en el torneo mexicano, entonces, ¿cómo tolerar sus "ingeniosos" chascarrillos tan obviamente hechos con la lastimera intención de allegarse un poco del "rating" que el futbol claramente genera.

No es ningún secreto que este par de meses vamos a estar atiborrados hasta la náusea de una contraposición horrorosa: por un lado, el evento masivo más grande que celebra el deporte más bello del mundo, que se celebra una vez cada cuatro años y que absorberá cuando menos un 80% de mis neuronas. Por el otro, un evento seudomasivo que celebra la actividad más deleznable del mundo, que se celebra una vez cada seis años y que absorberá un 80% de mi capacidad de lanzar vituperios, blasfemias, herejías y lenguaje soez.

No sé cómo conjugará mi mente el estar observando un emocionante partido entre dos potentes seleccionados- digamos, por ejemplo Brasil vs. Inglaterra- y de buenas a primeras, mientras me deleito con un portentoso quiebre de Ronaldinho, ver aparecer un promocional gigantesco en la parte inferior de la pantalla, que dirá: "Roberto sí puede". Asco total.

Lo que sí sé, lo tengo muy claro, es que ya no quiero volver a ver a un político agarrarse de los buenos o malos sentimientos que provoca el futbol soccer en la gente enajenada como este servidor, quien al igual que cientos de miles (quizá millones) de mexicanos, se emociona, disfruta, sufre, agoniza, se enfurece y explota de alegría con los triunfos y fracasos de la Selección Mexicana.

He gritado con todas mis fuerzas cada gol de méxico en un mundial desde 1994, me acabé la garganta festejando el de Marcelino Bernal contra Italia, los dos de Luis García contra Irlanda, el penal que García Aspe retacó contra Bulgaria y aquél que falló terriblemente en el mismo partido.

Cuatro años después, en Francia, festejé como poseído la victoria 3-1 contra Corea del Sur, el gol de puros riñones y empuje de Blanco contra Bélgica y los chiripazos de Hernández contra Holanda. Me emocioné hasta las lágrimas cuando un gol del "matador" me hizo creer- pobre ingenuo- que México dejaría a Alemania en el camino y jugaría los cuartos de final.

Hace cuatro años, en el mundial más lamentable que hayan visto mis ojos, festejé también el gol contra Croacia, los dos contra Ecuador y el precioso remate de cabeza con el que Borgetti puso a Italia bajo los tachones de sus Nike. Lo que hizo Del Piero después no me importó, por fin el equipo de mi país había demostrado creer que ganarle a "los grandes" era el objetivo. Estados Unidos nos regresó a una realidad mediocre y a una tristeza añeja en la que supongo sumidos a todos los que, como yo, esperan mucho más.

Es el mismo asunto. Tanto FeCal, como Putazo, como el PG, tratan de vendernos el cuentito barato de que "ahora es diferente", "estamos listos para ganar/gobernar", "nos hemos preparado mejor". Al final, será Estados Unidos quien mande, como ha sido desde hace ya casi un siglo.

Por favor, no me importa que haya muchísimo dinero de por medio. No quiero saber cuántas propiedades se han apañado por medio de las porquerías que practican, me importa un soberano carajo cuántos negocios chuecos tienen ustedes y sus hijos, ni siquiera me preocupa el hecho de que, de ganar, demostrarán, cada uno, que además de tranzas, lacras, criminales y cerdos, son unos estúpidos, pésimos administradores y peores estadistas. No me importa a cuantos hayas matado, Roberto, cuántos traseros tuviste que lamer, Felipe, o qué tan grande es tu ego que no te deja ver más allá de las cejas, Andrés, lo único que quiero, se los pido con lo poco de infancia que me queda, es que no se cuelguen del Futbol. Agárrense otra banderita, no me quiten la ilusión de haber esperado cuatro años para que ustedes me empañen el regocijo.
Volví a soñar que tu cuerpo amanecía junto al mío. Estabas casi desnuda, excepto por las bragas de encaje que te cubrían el pubis y el antebrazo que hacía lo mismo por tus pechos. Los párpados te temblaban de un modo apenas perceptible, como si un mal sueño te persiguiera. Justo cuando despertaste, desperté.

¿Alguna vez sabré lo que soñabas?

14 mayo 2006

Os invito, seguidme

Jamás escuché que un hombre fuera acusado de guardar silencios estúpidos.

Por el contrario, cientos de individuos han sido señalados por sus imbéciles comentarios.

Jamás escuché que alguien fuera estigmatizado por su excesiva atención a un orador.

Por el contrario, es común escuchar la reprimenda dirigida a quien interrumpe al que diserta.

Jamás escuché de alguien hiperculto.

En cambio los incultos son (somos) el pan de cada día.

Entonces: Callemos, Escuchemos y tratemos, por pura dignidad, de Aprender algo.

12 mayo 2006

En defensa de mi azote literario

Una de mis patas flacas cuando escribo prosa es la búsqueda continua por alejarme del lugar común, la trama sobada y los desenlaces predecibles. Digo que es sólo una de mis patas flacas, pues en realidad tengo tantas como un ciempiés Biafrano.

La afirmación anterior no parece tener mucho sentido, pues si se toma a una horda de culturosos (es decir, si encontramos alguno, ya que la Holy Batio's Church los atemoriza y cada vez salen menos) Bueno, el punto es que si se encuestase a la dicha aglutinación de culturosos, todos o la inmensa mayoría harían la misma afirmación. Ningún escritor aceptará ser un asiduo del lugar común, el cliché, la repetición infinita de personajes y situaciones sobre los que ya se ha escrito.

Me importa muy poco lo que piense la gente acerca de mis alcances narrativos. Preferiría tragarme mis palabras antes de compartirlas con neófitos almejines como los que pululan en esta ciudad y que seguramente no saben diferenciar la prosa de Orwell de la de un columnista de El Informador. Me niego totalmente a aceptar que sean ellos los que integren el juzgado que decidirá si soy un escritor que vale la pena leer o un simple junta-letras que no ha encontrado una forma mejor para pasar el rato.

No es una cuestión de elitismo, bien sé que estoy muy lejos del nivel cultural al que tendría que pertenecer para darme esos aires (y sé bien que no lo haría ni aún entonces) simplemente me rehúso con cada una de mis neuronas a que gente que se traga todos los días su dosis de esa mierda llamada "Amor en NaCustodia" y cada fin de semana su buen atragante de "NAcademia"o peor "Cantando por un Leño" sea quien diga: Este libro vale la pena.

Me niego, sencillamente no voy a transigir en esto. No tengo ningún mérito que me defienda, jamás he ganado el Alfaguara, el Cervantes, el Rulfo, mucho menos un Nobel que pueda esgrimir como espada brillante para abatir a los seudo inquisidores de mi trabajo, pero haré todo lo que esté en mi mano para no pasar la humillación de ser rechazado en editoriales, revistas culturosas y exposiciones balines por gente cuyo talento no vale un manojo de cilantro.

Cuando publique y mis librejos anden rondando por ahí, no podré ser más el controlador de quién se traga mis letras. Trataré de consolarme con la dulce idea de que, por lo menos, están leyendo. Debe ser ganancia.

11 mayo 2006

Nunca he visto una mancha de tinta...

Afirmaciones descabelladas como esa, aparentemente nimias y visiblemente carentes de veracidad (¿quién no ha usado una pluma bic, carajo?), son el pan de cada línea en la narrativa de Hernán Lavín Cerda, menospreciado y quizá ya hasta fallecido escritor chileno al que leí la primera vez por avaricia (es decir, su libro era el más barato del estante y no tenía nada más en mi biblioteca personal). Lavín Cerda es de ese tipo de narradores que alguien llamó "Picapedreros del lenguaje", una mente quisquillosa que discrimina continuamente la elección de sus palabras y el orden de éstas en los enunciados, para no mencionar la colocación de los enunciados en el párrafo y así ad perpetuum ad nauseam.

Nunca he visto una mancha de tinta, no estoy loco, la locura es esa mancha de tinta que nunca he visto.

Jamás he visto una nuez, no estoy loco, la locura es esa nuez que nunca he visto.

Estas dos líneas aperecen en la misma página de Historia de aquel verano en Valparaíso, novela que vale la pena leer si lo que se busca es aprender el arte de la divagación que gira sobre sujetos tan aparentemente planos como un loro llamado Pericles. A pesar de que han pasado ya casi cuatro años desde que las leí, todavía recuerdo la sensación que me produjeron, una especie de momentánea conmoción donde se mezclaba el asombro, el desdén, un éxtasis extraño pero depurado y sobre todo una cierta rabia de que no se me hubiesen ocurrido a mi primero.

Nunca he vuelto a comprar un libro de Lavín Cerda, no estoy loco, la locura es el segundo libro de Lavín Cerda que no he comprado.

10 mayo 2006

In principio erat Dungeons...

El domingo pasado volví a las andadas de dirigir campaña de Dungeons & Dragons. Mis jugadores, como ya parece costumbre, son robados de otro DM (Christian "La Nena"). La cosa quedó así:

Maese Martín Moscosa creó a un Rogue, raza Halfling al que llamó Ercosiux of the Nee (aquellos que no han visto Monthy Python's Holy Grail, además de valer pitufo, no entenderán esta referencia).

Jorge (o Sina): Un Illuminian, clérigo, estrafalario hasta las madres y fantochón.

Fire (o Pinguin): Un Sun Elf, Warmage, que ya tuvo su primer amor de taberna y pronto tendrá un recuerdo de esa noche.

La primera partida fue un poco improvisada, debo reconocer, pues la verdad hasta unas horas antes ni siquiera estaba seguro de que fuéramos a jugar. En fin, utilicé el setting de una campaña bastante desarrollada y de la que ya alguna vez hablé en este mismo blog, llamada "Tuleph Menace" y que es del mundo de "Seven Rune War", historia de fantasía épica que empecé hace como tres años y aún no termino.

Aquellos que han jugado conmigo saben que soy bastante dedicado como DM, mis settings suelen ser muy detallados, me gusta guardar la mayor cantidad de coherencia y lógica (en el sentido un poco relajado que tienen la coherencia y la lógica en la fantasía de D&D). Me gusta creer que he aprendido de los errores que cometieron alguna vez otros DM's con los que he jugado y que el ser un poco ecléctico me ha hecho un buen director del juego.

Como dije, en la sesión del domingo tuve que improvisar, pero de cualquier modo la partida estuvo bastante agradable y mis tres jugadores quedaron encantados. En unos días, el próximo domingo, tenemos la segunda y entonces sí sentirán "the whole enchilada" de jugar en mis campañas, ya tengo mis combat sheets, estoy trabajando en el mapeado, tengo estructurada la trama y al menos tres subtramas posibles y un reparto de treinta NPC's listo para ayudarme a animar el mundo de lo que ya he decidido se llamará:


LA OCTAVA RUNA













(Se escucha una explosión de murmullos, aprobaciones susurrantes y comentarios alusivos a Seven Rune War de la gente conocedora y cultivada en estas cuestiones).

Esto incluirá combate, estrategia, tesoros maravillosos, peligrosos enemigos, monstruos fantásticos, shadow sentinels, tabernas, chimpancés y un Sun Elf con sífilis...

Only wish every day was a Sunday.

09 mayo 2006

Escrito Ajeno pero Mío.

Dolor
extraño
punzante
desquicio
me habitas
dominas
¿permiso?
te plantas
me dueles
te ries
recorres descalzo de día, de noche, importa?
ya no soy
cambié, tuve, lo hiciste
¡me extraño!

Dolor
te ubico,
te sé
laceras
invades
no hay avisos, no hay esquelas, ¿ sabes de que hablo?
solo concurres
ataques sinuosos
¿resquicios libres?
respuesta
válvula
camino
mi grito es música pa ti,
tu ego, te inflas enorme.
mi desgano, mi náusea...... tu razon, tu sino

Dolor
amigo, inquilino
mi cuerpo
tu arena
tu alimento
bocado frugal
tierra muerta, estéril
geografía: dedito, canilla, tuétano, rodilla
palestra concurrente
jacal sin paredes
despojo al marcharte.

¡Dolor hermano!
llegó el descanso
es justo
por fin
soy libre
me marcho
el jardin espera, se hace tarde, corro aprisa.
¿vienes?

¡No llores!

Escrito por Zinho hace exactamente un año. Dolor. Dolor. ¿Se dan cuenta?

08 mayo 2006

Pass the potato

Siguiendo la moda, me he cortado el pelo en forma de esos piquitos medio de animee japonés que los mariconcitos estilistas llaman "raftas". Cabe mencionar que mis rasgos recuerdan ligeramente a uno de estos dibujos y eso me ha conseguido apodos como "Gohan" "Koji" "Yuske" y bj's similares.

Siguiendo la moda, me he perforado el rostro con trocitos de metal, las cejas en ambas ocasiones, lo que, además de satisfacerme enormemente, hizo que una mujer muy hermosa me considerara (y dijera) que me veía "sexy".

Siguiendo la moda, he escuchado trova, rocknroll, alternativo, emo, bolero, indie, green crush core (no pregunten) y he descubierto que la música que me gusta, gracias a Dios, le gusta a muy poca gente más, por lo que no corro el riesgo de que me harte.

Siguiendo la moda me he puesto alguna vez pantalones con adjetivos tan exageradamente homosexuales como "a la cadera" y "acampanados", degradándome casi a ser un follower amanerado. Sin embargo se me veían divinos. Ay, Dios.

Siguiendo la moda alguna vez me he puesto hasta la madre de borracho, me he fumado algunos cigarrillo y he asistido a un antro y he encontrado que de las tres cosas no hay una sola que quisiera repetir.

Siguiendo la moda he tenido sexo fuera del matrimonio y he encontrado que soy fantástico como amante y que si fuera mujer, querría estar con un tipo como yo, preocupado más por mi placer que por el suyo.

Siguiendo la moda he descubierto que no hay nada qué seguir. Aquí nadie va hacia alguna parte.


Pero para seguir la moda, este es mi "harem perfecto":

-Angie Duarte.
-Emily Mortimer.
-Elizabeth Hurley.
-Christina Aguilera.
-Mindy Vega.

Me conformaría con dos al mismo tiempo. Pero claro, los chicos buenos nunca nos quedamos con la chica.

06 mayo 2006

Dale, Hermano


Sigo pensando, sigo esperando y sobre todo sigo imprecando a Dios por tu salud. Yo sé que tú puedes, Zinho, yo confío en tu fuerza. Nos vemos pronto.

03 mayo 2006

Enséñame tu Kung Fu

Responde a estas sencillas preguntas y gánate mi respeto absoluto y, si tienes récord perfecto, alguno de mis libros consentidos. Prohibido googlear, lo sabré.

Take my Quiz on QuizYourFriends.com!

02 mayo 2006

Zinho

La mayoría de las personas que conozco tiende a dar las cosas por sentadas tras poco tiempo de contar con ellas. Desconozco la mecánica, pero sé que existe ese fenómeno por gracia del cual, tras unos meses de conocer a una persona, obtener un empleo, disfrutar de cierto status quo, uno simplemente deja de valorar y comienza a presuponer.

Esto es un cliché y estoy totalmente conciente de ello: Uno no aprecia las cosas hasta que está en riesgo de perderlas.

Ayer me notificaron que uno de los amigos a los que más aprecio le tengo sufrió un accidente espantoso y de graves proporciones. Mi amigo, en compañía de varios más, se levantó en la mañana con la certeza de su juventud en el cuerpo, la certeza de sus amigos que en poco tiempo pasarían a recogerlo y la certeza de que más tarde ese mismo día estaría de regreso con una nueva gama de anécdotas para contar y disfrutar.

Unas horas más tarde, en medio de un letargo que jamás recordará, mi amigo era subido en una ambulancia. Un resbalón al bajar un cerro marcó el inicio de algo que todavía no concluye. Una caída de casi quince metros de altura que le quebró el fémur en tres fragmentos, le lesionó el brazo y lo peor: le abrió la cabeza en forma preocupante. Los médicos estuvieron de acuerdo en que el proceso inflamatorio en su cabeza era demasiado obvio como para intentar intervenir tan pronto, sin embargo ahora me han llegado noticias confusas de que sí lo operaron o que sí no. La única certeza es que conserva la movilidad de sus extremidades y eso es por lo pronto esperanzador. Lo más temible ahora, descartada una posible apoplejía, es que le quede algún tipo de trastorno mental.

Zinho es, sin duda, el más querido de los que alguna vez formamos "la bolita". Eso me da la certeza de que hay muchas casas en Sonora donde en este momento se está rezando y pidiendo a cualesquier fuerza superior que tenga ganas de ayudar, que le eche una mano a los médicos y personal encargado de la mejoría del hermano Zinho. Me tranquiliza un poco y reduce quizá también mi amarga frustración de estar tan lejos y no poder estrechar la mano de mi hermano y decirle alguna de las muchas bromas que acostumbramos repetirnos. La impotencia es un licor muy amargo y difícil de pasar.

Vaya desde aquí el apoyo, hermano, el pedazo de corazón, la oración en un Dios en el que todavía creo y que tiene hoy la oportunidad de demostrarnos que es tan sabio como se supone, dejándonos conservar a una de las personas más agradables que he tenido el gusto de conocer.

Confío en ti, hermano, sé fuerte. Ya volveremos a cantar el popurrí de la tropa vallenata.