05 junio 2008

Palimpsesto.

Tenía trece años la primera vez que escuché esa palabra. Tenía quince la primera vez que la leí. Tenía dieciséis la primera vez que fui lo bastante inteligente como para buscarla en mi pequeño larousse ilustrado y me enteré que un palimpsesto es un documento (generalmente pergamino) en el que se puede leer un texto sobre escrito en otro texto más viejo, probablemente codificado o simplemente en una precursión de lo que hoy conocemos como "reutilización de copia mal sacada".

Como sea, lo verdaderamente nuclear de la idea no es el significado de la palabra palimpsesto (un significado que, acepto, es aburriiido), sino la simple fascinación audiovisual que el lirismo de la palabra me causó desde la primera vez y que fue apenas el comienzo de una extraña pero maravillosa fascinación por las palabras en desuso o de uso muy limitado.

En uno de los mejores libros de la historia, encontré esta frase, cuando apenas era un mozuelo: "...quién iba a saber qué pendejo menjunje de jarapellinosos genios jerosolimitanos" y el tamaño de mi asombro sólo fue comparable al tamaño del monstruo literario que acuñó tanto ese enunciado como otros miles que me llevó tres años terminar de leer antes de atreverme a decir que conocía su obra.

Fue justamente en un libro suyo (el mejor, el Otoño del Patriarca) que volví a encontrar la palabra palimpsesto y a recordar aquella vieja fascinación que incluía también paralelogramo, Astromelia, heliótropos, necromancia y muchas otras pequeñas maravillas.

Es curioso que haya empezado a pensar esto a raíz de una pausa para pensar en todas esas pequeñas posibilidades que uno piensa cuando sale con alguien un par de veces, o ni siquiera sale, simplemente se empieza a compenetrar más de lo aconsejable con la psique y las diminutas disfunciones de esa mujer que de pronto es más grande de lo que era, y más importante y quizá, colmo de los colmos, hasta significativa.

Y uno siente de pronto que su sistema emocional (todo eso de decir "corazón" se me hace tan llevado y traído y exprimido hasta la saciedad que de plano no puedo, y ni siquiera es por buen gusto, sino pura y simple higiene oral, ¿sabes?) ... decía... (alguien debería prohibir los paréntesis excesivamente largos) que uno de repente voltea y ve su sistema emocional como un palimpsesto en el que ya hay demasiadas cosas escritas y en el que las nuevas anotaciones quedan casi extraviadas, borroneadas, difusas y, en resumen, salen sobrando.

Luego uno piensa en que quizá no sea tan trágica la idea de arrancárselo y aventarlo en la chimenea más cercana, para que se queme y arda en una escena muy típica de aquellos episodios de "Afraid of the dark".

¿Y esa mujer? ¿Y las mujeres que podrían llegar después? ¿Y aquella que quizá sea la indicada para envejecer y hacer por fin ese interminable viaje por las costas del continente antiguo? ¿No tienen ellas también derecho a su grande y blanco pedazo de papel?

Por supuesto que lo merecen, pero a este que escribe no le queda más que este triste bloque de post its amarillos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquier cosa es buena para escribir, sobre todo cuando se trata de alguien significativo en nuestras vidas, o bueno quiza significativo.

Te quiero y me da mucho gusto que estes bien.

Besos y cariños...

Anónimo dijo...

Llego a la misma comclusion que el primer anonimo.

Y sabes algo, despues de mucho pensar llegue a pensar que no se nada...

entre dias en los que no hay mas que felicidad(al menos para mi) y claro tambien los dias malos en los que explotas diciendome que ya te cansaste de mis: Interesante, explicame,etc.
Sabes algo ya no los escucharas hoy solo existe un te Escucho, que sale desde el fondo de mi corazon, espero en realidad que te sirva.
sin mas que decir por el momento me despido.
besos.
cuidate mucho, y en realidad nunca cambies eres perfecto aun con tus explosiones para mi algo inexpicables, pero bastante entretenido algunas veces.
adios.

DorothY dijo...

:S q profundidad :(