20 junio 2008

Versículo tercero.

-¡No busquéis la verdad en libros que se reputan sagrados, ni en templos que se gritan de dioses variados y temibles! ¡No! Se los digo con la claridad del trueno: Ninguna religión los hará libres. ¡No es posible abrazar la libertad besando el yugo, ni abrir los brazos que permanecen atados!

Ah. La parte difícil del discurso. Por mucho la gran favorita del anunciador profesional del fin del mundo, porque esta parte era el cedazo verbal a cuya filtración no resistían ni las beatas irredentas, ni los fanáticos simplones, ni los perezosos mentales. En resumen, tan pronto como el anunciador profesional del fin del mundo acertaba a renegar de dogmas y doctrinas, empezaban las comezones, no escaseaban las santiguadas y se multiplicaban los actos de escapismo. El orador iba quedándose solo, a excepción de uno que otro anarquista disfrazado de músico ambulante, uno que otro masón vestido de archivista de museo, alguna farisea con camuflaje de artista del tatuaje y varios reaccionarios transmutados en ciudadanos comunes.

De la bitácora del apocalipsis venidero. Día dieciocho del tercer mes del octavo año.

Hoy no se han presentado grandes sucesos en el curso de las doce revelaciones del día. Se han pronunciado las verdades a un promedio de treinta personas por discurso y el que escribe considera que se ha despertado a por lo menos una de cada grupo en cada ocasión.

Si las expectativas del que escribe fueran ciertas, el que ahora lee puede tener la certeza de al menos doce nuevos misioneros en la difícil tarea de predicar en el desierto, obtenidos en menos de seis horas de trabajo, lo cual rebasa por mucho las expectativas diarias consideradas en las primeras notas de esta bitácora y bastan por tanto para considerar la del día de hoy como una jornada de lo más fructífera.

Cabe dejar registro en esta bitácora que el que ahora escribe ha escuchado en las revelaciones de hoy que será este el día de agasajar al cuerpo terrenal a cuenta del trabajo del cuerpo celestial. Por tanto, quede asentado que hoy se hará un retiro por el total necesario para costear un corte de carne, una copa de vino y una copa de helado de la cuenta que se abrió con el generoso donativo del director del periódico a la causa de la anunciación profesional del fin del mundo.

La cantidad exacta se anotará en el renglón de egresos del apartado correspondiente de esta misma bitácora.

Al entrar el anunciador profesional del fin del mundo en el café para escritores pobres y lacayos empoderados, hubo un calor simultáneo en el rostro de una docena de bonitas meseras que conjuraron a la mala suerte y cruzaron unos dedos mentales que alejaran de sus mesas al loquito que gritaba sandeces en el parque de las armas. Once tuvieron resultados positivos. La doceava tuvo que sonreírle a la fortuna y también obviamente al viejo del traje empolvado y el abrigo pardo y el megáfono pegado y vuelto a pegar muchas veces con cinta aislante, ofrecerle café, traerle mejor un vaso con agua, recitarle la muy corta lista de vinos con los que podía llenarle la copa que terminó llenándose con una mezcla de malbec y shiraz y contemplar luego por el gran ventanal que afuera, en la avenida, había comenzado a llover.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El anunciador profesional del fin del mundo no toma café?
Si yo me sentara a presenciar el fin del mundo, de seguro sería bebiendo un vaso de whisky ;)
¿esta historia continuará?
saludos =)

monitor dijo...

Lo que pasa es que la causa de la anunciación profesional del fin del mundo promueve la vida ascética y el café es demasiado delicioso para no considerarlo dentro de las renunciaciones.

Además, el riunite lambrusco, tinto baratísimo, es la bebida oficial del armagedón.

Saludos!

Char dijo...

Mira que coincidencia, el riunite es uno de mis vinos preferidos, es un tinto con alma de blanco, bueno pero ligerito y dulce. Vez, creo que esta es otra de las señales de que debo comenzar a investigar cuando comienza el próximo curso en la UDFC.