27 octubre 2004

Cloudy days

Ayer estuvo lloviznando leve y hoy de plano llovió, razón por la cual mi bienamado heredero no ha recibido el baño sacramental con el que dará inicio la carrera higienista que por todo el resto de su vida habrá se seguir con mas o menos vocación, resignado, como diría Mafalda, a ser toda la vida su propio peón de limpieza. Hablo por supuesto de la ducha, el regaderazo (que no lo será), y no de las aguas bautismales, tradición que -aunque sé que resultará obligada- aún no tengo proyectada, por lo menos a corto plazo.
Han pasado tantas cosas en estos dos días que lo hemos tenido con nosotros que casi no puedo hablar de otra cosa. Sin embargo, para efecto de que aquellos que leen este blog reciban algo mas que bien justificada cursilería, les aviso que el próximo jueves es la fiesta de disfraces de mademoiselle Fenech, Zinho, Buffon, Ossian, Otto y este que escribe planeamos caracterizarnos de luchadores de la época de oro del cine (los ActionMan mexicanos), con esto en mente, Zinho adquirió ya la máscara del Huracán Ramírez, Buffon la del simbólico Santo, Otto la del superheroico Tinieblas y yo la del gran manotas Blue Demon. Con cuellos de tortuga, sacos estilo profesor de letras y pantalones de campana a rayitas, los atuendos estarán completos. Aún tratamos de conseguir un Cadillac convertible para transportarnos, así que, si posees uno y no le tienes mucho cariño, háznoslo saber.
Ah, y ya conseguí quien me enseñe a bailar salsa. Espero que mi buena compa Marielos le gane la batalla a mis patas de madera. Ya compré un gis para dibujar huellas en el piso, así aprenden a bailar los personajes de Archie.
¿Todavía sacan el Archie? Me acuerdo que en mis años mozos tenía una extensa colección y que me divertía enormidades leyendo las peripecias de aquel desventurado pelirrojo que tenía su hogar en los suburbios de Riverdale, y que a pesar de ser un megafracasado se comía a dos bomboncitos llamados Betty Rosas y Verónica del Valle, la una antítesis de la otra pero ambas bastante encamables. Por ahi todos tuvimos un compa apodado "Gorilón", apelativo surgido de las páginas de Archie, por si no lo sabían. Y por supuesto, Torombolo (o Jughead) que después tuvo hasta su propio espacio en un comic independiente.
Otra revista de la que tenía infinidad y conservo escasos ejemplares es el buen Condorito, obra de un autor Chileno ya fallecido que se hacía llamar Pepo, y que según un exconductor de Mtv es lo único bueno que ha salido de Chile.
Ahora la única revista que compro con cierta regularidad es la Conozca Más, y eso sólo para iniciar las conversaciones en círculos intelectuales. A veces, en ocasiones de boyante bienestar económico, compro la carísima National Geographic y me paso horas como enajenado contemplando el chingonsísimo trabajo de sus fotógrafos que logran siempre unas tomas sublimes.
El viernes tengo un examen bien café de Juicio de Amparo y no he leído ni madre. Angelito no me deja pensar en casi nada, estoy padeciendo un enamoramiento nivel preocupante con mi vástago. A ver si mañana ya me pongo las pilas. Me pidieron prestado el Vivir para Contarla, así que mejor lo meto a la mochila de una vez.
Y en cuanto tenga $179 me voy a mercar Memoria de mis putas tristes. Ojalá nunca se muriese García Márquez.
Ahi luego les estafeto los habanos a Maese Chango100 y a Maese Semidios. A mademoiselle Anaita le voy a mandar algo más chido porque ella sí es damita y bonita además.

25 octubre 2004

Paternum Est

Ya soy papá!
Ayer Domingo 24 de Octubre, a las 11:07 horas vino al mundo el bienamado Angelito Hernández, heredero del imperio que hasta el día de hoy me pertenece y que consiste en 25 hot wheels de colección, 197 libros releídos, un librero medio venido a menos, 25 cuentos cortos, uno largo, media novela, 52 poemas y un puesto de master honorario en dos partidas de calabozos. El pequeño nació bajo el signo occidental de escorpio y el oriental del mono (lo cual debe ser una mutación difícil) y pesó 4,259 grs. que su mami logró sacarse del vientre a fuerza de pujidos y cojones. Angie había dicho que no quería cesárea y se mantuvo en su dicho, obcecada y testaruda como es, hasta que escuchó el llanto bastante perceptible del neonato pedazo de bendición que nos fue dado en comodato por el tiempo que nos quede de vida.
Ayer lo cargué en brazos por primera vez, y mientras lo mecía no pude evitar caer en esa tentación tan ególatra de buscarle rasgos coincidentes con los míos. Los tiene, en efecto, son sus ojos grandes y color café, la forma de sus orejas, simétricamente iguales a las mías, la abundante vellosidad de su pequeño cuerpecito y el genio de los mildemonios cuando no le complacen. Es un niño hermoso, y lo sería aunque no fuese mi hijo, pero el hecho de que lo sea lógicamente multiplica exponencialmente su rating para conmigo.
Y su primer mameluco fue de patitos de hule. Tuvimos que ponerle guantecitos porque ya estaba agarrándole gusto a chuparse el dedo y queremos que tenga una sonrisa que haga ver a Luis Miguel como un pobre pendejo.
Hoy estoy escribiendo esto momentos antes de irme al hospital a ver si ya dan de alta a la mami y al pedacito, cosa que procedo a hacer en este mismo momento.
Felicidades a mi.

21 octubre 2004

Corte Informativo.

Que Angelito hasta el sábado, o quizá el domingo.
No estoy seguro de que sea bueno esto de que el nacimiento de mi hijo se está burocratizando, y que la bendición de su llegada se esté asemejando tanto al engorroso trámite de sacarle placas nuevas al carro en año fiscal.
Se suponía que hoy jueves le iban a inducir el parto a la flaca (a.k.a. gorda) pero un trinomio de ginecólogos estúpidos determinaron que una prórroga de 3 días podría ser útil para que Angelito se decida a venir por sus propios medios a este mundo de porquería. Lo dudo. Enfrentémoslo, siendo hijo de una mujer brillante como la flaca y de un genio irredento como yo, a estas alturas nuestro heredero ya debe andar rozando un i.q. de 160, lo cual le debe servir perfectamente para darse cuenta de que va a caer de un lugar de comodidades y privilegios a una pocilga infecta llamada México en el 2004. No se necesita ser un virtuoso del silogismo para inferir que en este momento, la principal idea en su pequeña y hermosa cabecita debe ser : "De aquí no me saca ni el S.W.A.T". Y estos ginecólogos imbéciles pretenden que 72 horas logren lo que no lograrían entre Bruce Willis, Arnold Muchasletras y Vicente Gasolina (no pienso explicar este gag).

Hoy, para plácemes y algarabía de este servidor, me entero vía Dante que la nueva película de Los Caballeros del Zodiaco (Saint Seiya para los puristas) está ya disponible en el muy lejano oriente y en algunos sectores oscuros de nuestro mercado bucanero, corsario y filibustero. La única copia conocida por nosotros en la jurisdicción hermosillense, le pertenece al owner del mundo del cómic, tienda harto chida donde se encuentra todo el manga disponible en castellano de este lado del gran charco, lo mejorcito y más fresco de marvel (autoridad en cómic superheroico) y camisetas naco paralelo a mitad de precio. El punto es que en esta entrega, al menos en la parte que alcanzó a ver el buen Dante, por fin se joden el santuario, después de que medio olimpo lo intentó para fracasar miserablemente, víctimas de la pata de palo de todos los villanos: intentar muertes lentas para sus némesis.
A aquellos pocos geeks que estuvimos bajando los ovas del 1 al 13 de la saga de Hades debe darnos gusto la noticia, puesto que la continuación de la producción de esa saga estaba supeditada a la salida a la luz de esta entrega de hora y media, con lo cual, en el plazo de un par de meses deberíamos estar disfrutando del clip no.14, primero de la entrega tentativamente titulada Inframundo, cuya reseña ya leí y suena muy disfrutable. Tell you later.

20 octubre 2004

24 horas antes del día D

Mañana a esta hora muy probablemente comenzaré a fumar. Imagino que una enfermera apresurada y de malhumor contestará a mis alteradas preguntas con monosílabos antes de desaparecer por pasillos iluminados y olorosos a cloro y medicina, que decenas de doctores ni siquiera darán una respuesta a mis continuas imprecaciones por información de la labor de parto, que los continuos viajes a Macondo que estaré haciendo estarán contaminados de una dolorosa ansiedad y una oscura sensación en el vientre y que, si, a eso de las dos de la tarde no resistiré más y me iré a caminar por ahí fumando un cigarrillo con la poca técnica que alguna vez tuve, cumpliendo así con un cliché más en la corta y accidentada vida que he cumplimentado hasta este momento.
Puedo visualizar también los rostros de las personas que irán llegando, los buenos compas, la familia de ella, la plática irrelevante con otro próximo padre al que nunca he visto o volveré a ver y en la que intercambiaremos temores y espaldarazos.
Luego imagino, difusa, borrosa, ambiguamente el momento perfecto en el que me pondrán en los brazos a Angelito, sus ojos cerrados, los labios apenas entreabiertos por instinto, las manos buscándose el rostro, y el instante en que ambos nos percibiremos uno en el otro. Ese momento sublime en que pueda acercármelo al pecho y pensar: Este es mi hijo.
La vida, compadres, es una maravilla.

17 octubre 2004

Cuatro.

La mañana ahora sí empezó a horas decentes. Mi jefatura me levantó a las 8:30 aeme para que la llevara a Liverpool a comprarse un maquillaje re-caro y otros artilugios de esos cuya indispensabilidad nunca terminaré de comprender. Fuimos, pues, y para suerte de este su servidor, me encontré con una barata de camisetas a toda madre: Dos por $150. Pues estaban chidas, eran de las que uso consuetudinariamente, había algunas de buen ver, por lo que no pude menos que agenciármelas ipsofactamente, previo desembolso de la citada cantidad por parte de mi jefa -tan chila ella- que no quería perder tiempo en mis devaneos consumistas, puesto que los suyos no esperan a nadie.
Terminada la compra, nos regresamos al depa para desayunar y luego mi jefe me pidió que lo acompañara a mercarse algunos trapitos en una tienda vaquera bastante caché de por acá. Nos lanzamos de inmediato a empaparnos de música de los Tigres del Norte, Sombrerito Norteño y tantos otros destacados representantes de la música en el norte de nuestro país. Una vez culminado mi proceso de regurgitación, ingresé a la tienda a asegurarme que mi señor progenitor no se pasara de salsa con su onda cowboyera.
Hace como tres horas que se fueron, tenían que viajar con buena luz porque gracias al hijosopota que me chocó ayer la camioneta anda sin un faro, y en vista de lo hijosopotas que son los federales de caminos de la cuatrocarriles pues no había que arriesgar. Yo me lancé hace rato al lavacoches para quitarle al mío las tres capas dobles de tierra, moho, telarañas e insectos kamikaze que se habían acumulado en estos míseros dos meses en los que la única agua que tocó la carrocería provenía de altísimas nubes conmiserantes a la desgracia que tuvo mi carrito de tener por dueño a un apático inmundo que no lo atiende como se merece.
Estoy leyendo el tomo 1 de las notas de prensa de GGM en mis ratos de descanso (que son cada vez más frecuentes) y pues mientras lavaban al señor de los cielos me dediqué a avanzarle a la lectura. Ahorita me dispongo a darme un baño y luego a buscar algo de comer en los patios vecinos. Tengo ganas de lagartija, pero creo que me va a tocar palomo muerto a manguerazos. En la noche voy al cine con el buen Dante, crioque a ver "Farenjait" nueve once. Ahi luego les comento mi brillante y preclara opinión sobre la controvertida filmación.
El próximo jueves es la fecha que las eminencias médicas dieron para la gestación de mi hijo, así que para efectos de la jolibudesca cuenta regresiva, remítanse al título del presente post.
Buen inicio de semana a todos, menos a uno.

16 octubre 2004

Un Samsa de artificio

Ayer viernes le cayeron mis jefes desde el remoto pueblo de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. Llegaron por ahi de las siete, o sea que no me tocó verlos tempra porque a la misma hora empieza mi clase de derecho mercantil y García Juárez es un -brillante- ojete. After school, peda con el club de debate, el cual por cierto se parece cada día más a la sociedad secreta de los magios; en fin, por angas o mangas no vi a mis padres hasta las 3a.m. de hoy, dormidos como angelitos. Saludé por mero trámite, pues ya sabía que en la mañana tendría lugar toda la parsimonia de retache (mis jefes, bendito sea dios, padecen de amnesia postnocturna) y luego desayunamos unos tamales de poca madre...
Me estoy brincando cosas. Anoche en la bacanal, Ossian me pidió un ride a la central a las 7a.m. porque se iba a Pitorca (nuevo municipio de sonora, fusión de PITiquito y cabORCA) de fin de semana. Yo -compa entrañable y extrachido- le dije que a huevo. Pues me llamó en la mañana, 45 minutos tarde, para recordármelo y pues me lancé. Lamentablemente, tuve la nada brillante idea de llevarme el pickup de mi sr.progenitor. Bueno, llegué por el Ossián y ahi estaba esperándome en la banqueta con una maleta que parecía de estratega militar antibombas, torpedos y misiles, y el Zinho a un lado, medio pedo todavía y náufrago en una casa que no era la suya (cosa normal en los fines de semana del Zinho).
-Súbanse.
-¿Y este vehículo qué pedo?
-No mames, súbanse, se va a ir el camión.
-Nel, nel, ¿este vehículo qué pedo?
-Ya, es el de los sábados.
-Pinche mamón.
El chiste es que nos fuimos, tiramos al Ossian en la central de autobuses, el Zinho y yo nos lanzamos a los tacos sudados, tragamos, y lo tiré en su cantón. De retache a mi casa, por la Reyes, venía yo tarareando una rola de Julieta Venegas cuando de pronto y sin decir ni ¡Agua va! un rejijo de su pu%& ma%& se pasó el semáforo y me pegó un pu%&zote jodiéndome faro, cuarto, cofre, marco y parrilla de la Ramona.
Huelga decir que me bajé verde y rompiendo mis ropas a hacerla de pedo -bastón en mano, ira en los ojos- al citado infeliz que tuvo la osadía de vulnerar mi mañana excelente. El tipo resultó ser, oh paradojas de la vida, de lo más amable. Dijo trabajar para una constructora, se disculpó encarecidamente y procedió a afirmar que todos los gastos correrían por cuenta de su compañía aseguradora. Acto seguido llamó a su ajustador (GNP) y yo a mi señor padre, quien pasado el sobresalto se tendió a ver qué pedo.
Cabe decir aquí que mi jefe -gran tipo- por la índole de su negocio se codea con cientos de ajustadores y es rara la compañía aseguradora donde no tiene al menos un compa, así que cuando llegó el ajustador, intercambiaron saludos, nombres y referencias, fue cuestión de dos tres minutos para que ya mero se estuvieran echando unas chelas. O sea que todo salió bien, la lana ya está consignada para el pago, se va a reparar todo el pedo en el taller que mi jefe elija allá en Navojoa y hasta le van a pagar un par de jales que ni resultaron del choque, como la defensa madreada que traía desde hace dos meses. Me gusta cuando mi jefe se caga en el capitalismo.
Después del siniestro paréntesis, prosigo. En qué me quedé?
Ah,si, el desayuno. Terminamos los tamales y fuimos a comprar algunas cosas al walmart, luego nos lanzamos a home depot por algunos artilugios que necesitábamos para unas reparaciones menores del departamento. Instalamos el refri nuevo (15 pies cúbicos, no hace escarcha, compartimento para enfriar agua y tres foquitos verdes que hacen bip). Y pues ahorita mientras posteo, mi jefe termina de taladrar una pared para instalar la malla que evitará que los pu%&s palomos se caguen en la ropa cuando está tendida.
Recuperando un poco la idea que le da título al post, tengo miedo de despertar un día y darme cuenta que me he transformado en un insecto viscoso y desagradable. Me explico: Anoche llegan mis jefes. Hoy en la mañana llevan mi ropa a la lavandería, instalan todo lo que necesita el depa para estar equipado al máximo, compran la despensa, me hacen ceviche, y por poco y responden de un accidente vial en el que estuve involucrado. Si fuera un Samsa de artificio no despertaría transformado en cucaracha, sino en una pu%& sanguijuela.
Tengo que dirigir mi vida hacia otro puerto, pero no encuentro los inches remos.

15 octubre 2004

Fenech en el café.

A ver: Ana Fenech es buena onda.
Está claro, la morra es una letrosa de veinte años, de apariencia bastante cambiante, se pone unos lentes culturosos y fuma sin parar mientras platica contigo de temas bien diversos.
Hace rato nos encontramos en el Cabral para echarnos un par de cafés y platicar más que nada de su reciente estancia en Inglaterra y las tierras bajas del reino unido. La experiencia que esta morra vivió los cuatro meses que anduvo por allá es algo así como un resumen muy fugaz de lo que yo quisiera hacer con mi vida de seudoescritor sin logros: Un año por Francia, un rato en España, quizá algún otro país, manteniéndome con trabajos eventuales de mesero, cargador, cuentachistes o lo que sea, nomás para pagar un pisito y un baño donde arrojar mis huesos cuando haga falta. En los ratos libres, por supollo, escribir, escribir y escribir hasta que haya señales de que me estoy volviendo bueno.
El café estuvo bueno, bien conversado; la batuta de la charla la llevó ella todo el tiempo, por supuesto -yo no soy de los que llevan el hilo de las conversaciones- y ésta giraba muy rápido de gastronomía turca, a modismos centroamericanos, a economía anglosajona, a arquitectura gótica, a salvador dalí, a que Rulfo está o no está sobrevaluado. Total, con esta vieja se puede hablar de todo, la morra sabe de arte, de criquet, de cómo hacer un pinche kebab. Que diferencia del resto de morras con las que consuetudinariamente charlo, y a las que, fantochesca y ególatramente apantallo con ideas y enunciaciones muy simples y sin fundamento. Fenech, en cambio, se pone a discutir con este servidor, se apasiona, se emputa, rebate como si se le fuera la vida en ello y avienta cucharas y tazas en el camino. Al final, gane o pierda, se sonríe, porque para ella el debate es un fin per se, el resultado es secundario.
Lo menos chilo de la noche fue que el trovador que estaba en el café tocaba a todísima madre y no le pude poner atención por estar inmerso en los alegatos con la pinche Fenech, que eso sí, no da tregua ni a mentadas de madre.
Ya a lo último nos fuimos a terminar el tema a una banca de plaza zaragoza, previa compra de otra cajetilla de cigarros para ella y una coca vainilla para mi. Ya equipados hablamos de otro rato en un plano mucho más futurista, sus planes, los míos, mi incipiente paternidad, su incipiente graduación, la incipiente hora de clavarnos porque ambos entrábamos a las siete aeme a la escuela. La noche se fue de volada, como siempre que uno habla con Ana Fenech, una vieja que es tan chila que ni parece vieja. Pero es, y eso la hace todavía más chila.

14 octubre 2004

Ya ni Cuba...

Tengo ya un preocupante mes de bloqueo. Reagan, fan a muerte del bloqueo, debe estar regodéandose en su tumba. Desde que terminé la última versión de La Ciudad de Julia (cuento, 14 cuartillas) no he logrado nada destacable, ni siquiera digno de reseñarse. Tal vez lo menos peor sea un poemita titulado Mudanzas que salió muy a fuerzas la semana pasada.
A lo mejor se debe al stress de que en este mes nace Angelito y no puedo pensar por mucho tiempo en algo distinto, además de las vueltas al ginecólogo, hospital, laboratorios, casas de familiares, etcétera, pues todo eso, supongo, se ha congregado para hacerme muy difícil el sacar algo bueno. El 29 se cierra la convocatoria para el concurso de cuento y aún no decido entre dos proyectos. También estoy contemplando la posibilidad de inscribir un trabajo en el de poesía, pero no me he dado el tiempo de elegir 15 trabajos que valgan la pena.
Ando viendo la posibilidad de ponerle fotos al antro este para que atraiga público femenino con mi soberbia efigie varonil, pero la verdad es que las formas que ofrecen estos servers para poner imágenes en los blogs me dan mucha flojera. Ojalá tuviera la dolariza necesaria para pagar un domain puntocóm y así disponer a mi antojo de los megas necesarios para poner lo que se me venga en gana. Después veremos.
Ah, y ya volví a empezar Rayuela, después de un break para releer Del Amor y Otros Demonios de GGM y Fábulas Pánicas de Jodorowski.
Ustedes deberían de considerar la opción de dejarse ahí un rato y agarrar un librito. Créanme, no les va a pasar nada, no pasa de que se vuelvan culturosos y los buenos muchachos de la iglesia batiana los sodomicen una vez a la semana.
Hasta mañana, ando muy amarguetas hoy.

Cooltura

Hoy miércoles, el chango lomelí, sumo pontífice de la orden de Batio, le dio el dia libre a los culturosos (y a sus madres también) y posteó un delicioso y nada desperdiciable ensayo sobre economía. En lo personal lo encontré muy enriquecedor, y sé que ustedes no lo entenderán, pero léanlo de todas formas, así podrán apantallar a sus ignorantes amiguis.
El apasionante desglose de intelecto aquí

13 octubre 2004

Neckless Team

Imagínense. Llegamos a las 10:30 al partido "amistoso", Zinho va conmigo, previa ronda de hot dogs de la uni para aguantar el trajín de tanto deporte después de la inactividad total. Entramos al graderío donde se juega el previo "Vatitos de rojo Vs. Vatitos de azul". Cháchara y Guáguara mientras llegan los demás, ponernos tobilleras, tacos, etc. Pasan diez minutos y llegan Etienne y su compa, el nuevo mediocampo, creo que Marvin, se llamaba, o Walter, o Epigmenio, no sé, el punto es que luego llegaron Román, Carlitos, Memo (que se lució con unas atajadotas de Francesco Toldo, acá) y así el resto de la banda. Poco a poco le dimos al calentamiento, algunas estiraditas, saludar a los del equipo que hace rato no veía....
Entonces sucedió. En el portón del campo apareció una Caravan blanca, vidrios ahumados, carrocería impecable. En un costado podía leerse con estilizada caligrafía: MundoSport.
"Esto no pinta nada bien" recuerdo que pensé. Segundos después mis palabras fueron escritas en plata. De la parte trasera de la Caravan emergieron, uno a uno -idénticos hasta en los lunares- una partida de monos de gimnasio, sí, de esos que hace tiempo dijeron adiós a la ridícula manía de tener cuello y una barbilla sin divisiones, el mismo género uniforme que piensa que el torso no debe guardar proporción alguna con la mitad inferior del cuerpo. El más bajito debe haber andado por el 1.80m, el más alto era un cabrón igualito a Dolph Laundgren en Rocky IV (if he dies... he dies).
Este servidor, por si alguno de ustedes no tiene el honor y privilegio semidivino de conocerme, mide apenas 1.76m y pesa alrededor de 60kg. lo cual me pone en la categoría alfeñique clase "b". Además, cuando esta partida de orangutanes con uniforme empezaron SU calentamiento, las voces marciales resonaban por el campo "Hut, Two, Three, Four", con estentóreos sonidos. Lo juro, si prestabas atención y hacías silencio, casi podías oír cómo se fruncían los asteriscos de nuestro borracho, vagales, fuera de condición y cascarero equipo.
Y bueno, el partido no estuvo tan mal.
Bueno, la neta sí estuvo bien jodido, los vatos estos corrían como si les hubieran dado chiltepín por culo y tiraban como si la pelota fuera la jeta de sancho. Lo bueno que nuestro portero es una reverenda reata y paraba todo el wey. Al final quedamos 4-1 y pues bastante cerca del coma y la agonía, pero pudimos fingir hasta que subimos a los carros, donde gracias al Olimpo pudimos lloriquear y gemir como colegialas.
Pero bueno, sea este el inicio de un torneo nuevo de la copa futbolera, y que este descalabro en el que por suerte no se jugaban puntos, sea uno de pocos, muy pocos.
Amén.

12 octubre 2004

Vade retro

Sinceramente, me aterra la idea de un exorcismo colectivo. La mayoría de las personas que conozco serían seres miserables, mezquinos, sin gracia alguna, si les quitaran sus demonios internos.
Ahora que se acerca la precuela de el Exorcista me vino a la mente esa idea y es mucho más aterrador que los litros de vómito verde, la pose de "arañita" y el giro tecolotesco de cabeza que a tantas generaciones aterró en el filme de todos conocido.
Sin embargo todos, alguna que otra vez, gustamos de someternos a exorcismos a menor o mayor escala. A veces solos, a veces con alguien que viene de algún punto difuso en el tiempo pasado y que, sin duda, puede contribuir con sus oraciones (no necesariamente religiosas) y litros y litros no necesariamente de agua bendita, para el proceso de limpia, enjuage, shampoo y repetición de los sucios y desgarbados demonios personales.
Por hoy esto terminó, ni modo, a veces uno postea sólo por una idea que, al final, no se deja exorcizar.

11 octubre 2004

aficionados...

Mañana martes reinicia la temporada futbolera de Chavis F.C. donde me desempeño como un efectivo y veloz medio de contensión, huelga decir que me siento muy contento de regresar al deporte después de casi tres meses sin hacer nada de nada.
Ahora sólo falta que mi cuerpo responda a la excitación mental aguantando todo el tiempo del partido. Total, el juego es amistoso y nomás para dar por iniciado el torneo, pero no quisiera desprestigiarme yéndome a sentar a los diez minutos de tiempo corrido.
Ya veremos que pasa mañana, por lo pronto ya tengo 3 días haciendo trabajo de gimnasio, por si las de hule...

Nutrición (aporte cultural)

Tal vez ustedes -pobres humanos- no se hayan enterado, pero lo nuevo, lo ad-hoc, el non plus ultra de la alimentación moderna, vanguardista y cosmopolita es el "desayuno policial". Así es, según los nutriólogos más sobresalientes del mundo y el universo todo, nada mejor para tu sistema digestivo que desperezarse por las mañanas y notar que ha recibido como primera chamba del día la digestión de un cafecito caliente y una dona con glaseado, chocolate, coco rayado, grageas o todo lo anterior.
Claro que aquellos pocos de ustedes que ya lo sabían -pobres humanos iluminados- comparten conmigo algo más que un intelecto sobredesarrollado y una sobreproducción hormonal, y este plus que los acerca a la divinidad (o sea a mí) es una gastritis bastante poca madre que los joderá cada mañana, por ahí de las 10 a.m. durante todos los días de su miserable vida.
La solución es tan desagradable como costosa, mudar su dieta actual por una rica en productos tan femeninos como yogurcito, media toronja y una hogaza de pan tostado con margarina -producto no lácteo alto en estrógenos y más gay que lavarse la cara con exfoliante-. Otra solución, más práctica pero no menos desagradable: un trago bastante generoso al galón de la leche antes de partir a sus diarias (aburridas, rutinarias, opacas?) labores. Esto con el fin de recubrir sus delicadas y afeminadas membranas estomacales de una capa de grasita que evite la irritación que les causará el café.
Anyway, si lo que ustedes buscan es de plano no tener gastritis, quédense en sus antigüedades de huevitos con jamón y molletitos y laputamadre, total, al fin que cada vez está más de moda lo gay y quizá algún día sean vistos como los nuevos regidores del mundo, un mundo lleno de arcoiris y programas de Sony en el que yo seré preso político, líder renegado y subversivo o sub comandante de la resistencia T.E.S.T.O.S.T.E.R.O.N.A.
Disfruten este post con leche. Albures incluídos.

10 octubre 2004

Gulp

La onomatopeya comunmente utilizada para tragar saliva viene a colación por lo siguiente: Hoy, hace un par de segundos, mientras me disponía a dormir, pensé de pronto "Hey, esto de escribir un blog no debería ser tomado tan a la ligera. No, esto debería ser algo serio, una responsabilidad que cualquiera que tomara la decisión de sentarse frente al monitor y desentumecer los dedos dándole al teclado se sintiera obligado a honrar escribiendo sólo cosas verdaderamente trascendentales que, si bien no cambiaran el curso de la humanidad, si representaran fehacientemente lo más sublime de nuestra condición de humanos, los altos valores que nuestra sociedad está pensada para encumbrar".
Luego le di una rápida checada al blog de maese semidios que hoy está de cumpleaños (el blog, no el semi) y me divertí como todos los días con las ocurrencias que este buen fulano al que jamás he visto en persona se digna poner en nuestros monitores jornada tras jornada sin un propósito claro, pero que logra, queriéndolo o no, alegrarle el día a este pobre infeliz que no conoce otro consuelo que la auto flagelación con alambre de púas y café frío en la tienda de la uni. Hecho lo anterior dije "Hey, no debería hacer reflexiones cuando tengo tanto sueño". Y me fui a dormir. Así que no entiendo como este post pudo aparecer aquí estando yo dormido.

Como amarga postdata, el día de ayer le quebraron un cristal a mi carro para robarme las bocinas muy nuevas y chidas que le acababa de poner. El chistecito me salió en $200 para ponerle el cristal nuevo y los $800 que me habían costado las bocinas. Quienquiera que haya sido: CHINGA A TU MADRE, INFELIZ.

Bichos Raros

El ideal de casi todos los que están en prepa es ser populares, encajar, ser buscados por los grupos bonitos, invitados a las fiestas "cool", elegidos primero a la hora de escoger pareja de baile en el antro en turno, catalogados por el fanzine escolar como "cuero" o "forrito"; en fin, la popularidad como fin, el transigir en lo que sea como medio.
Lomelí ha reseñado y criticado hasta el cansancio los identi-kits resultado de esa sedienta necesidad de aceptación que los pobres humanitos insignificantes suelen comenzar a sentir conforme la producción hormonal de su sistema endocrino comienza a reprimir su actividad neuronal y lo vuelve vulnerable a los comentarios y el rechazo de los demás. Hoy, sin embargo, quiero hablar sólo de uno de ellos: el identi-kit del "bicho raro". Para tal efecto, este es un profile masomenos acertado de un bicho raro.
El bicho:
-Por lo general es o muy flaco o muy gordo, o muy alto o muy bajito, el bicho raro no gusta de tener un cuerpo promedio, y de tenerlo, de inmediato busca alterarlo con una mala postura o un estilo poco ortodoxo al caminar.
-Tan pronto como está en posibilidades de elegir su guardarropa (es decir, en cuanto mami decide que ya es "grandecito") se deleita en darle en la madre a cualquier indicio de coherencia entre las prendas que usa, poniéndose corbatas con camiseta, chalecos sobre sweaters, zapatos negros con shorts, verde con azul y amarillo, o, el favorito de todos: prendas negras de pies a cabeza.
-Si el bicho en cuestión tiene la suerte (no sé si buena o mala) de tener unos padres permisivos, muy probablemente se llenará la jeta de aretes, hasta llegar a un momento en que acercarle un imán sea una forma de tortura cruel e inhumana.
-El bicho se hará adaptar lentes de aumento que lo hagan ver lo más feo posible, o en caso contrario, se llenará la boca de metal con el fin de que hablarle de cerca y de frente sea una actividad para la que se requiera impermeable.
-El bicho no podrá contarte ni un detalle de la fiesta del fin de semana, puesto que no fue invitado y, para ser honestos, ni siquiera estaba enterado, pero seguramente podrá hablarte durante largas horas de los status de sus cartitas de YU GI OH, te informará de cuáles son las más útiles a la hora de vencer a otras y te recitará las fechas de los torneos próximos.
-El bicho raro juega Dungeons and Dragons, seguro, pero para él deja de ser un juego muy pronto y se vuelve una realidad alterna. Muy pronto, el bicho desarrollará un léxico épico y conductas que el personaje al que interpreta en D&D realizaría de existir.
-El bicho muy probablemente sea un tipo brillante, pero su inseguridad, su baja autoestima y su tendencia natural hacia actividades fantasiosas y de escape, lo harán salir pésimamente mal en la escuela.
Así, pareciera que al bicho le va mal y le irá peor con el tiempo. Pero no, no emitamos un juicio tan apresurado. En un año o dos, el bicho terminará el martirio de la preparatoria y entrará en una universidad, muy probablemente a una carrera donde se congregarán muchos más bichos (una especie de colmena u hormiguero). En este santuario entomológico, el bicho se ganará una cantidad de respeto directamente proporcional a su status de bicho. Aquí serán apreciados sus conocimientos de manga, anime, videojuegos, libros viajados, mitología tolkieniana, calabozosidragones y sí, incluso yu-gi-oh.
El bicho, así, experimentará un día el proceso kafkiano en reversa. Emulando en paralelo a un Gregorio Samsa postadolescente, se despertará un día y se dará cuenta que durante el sueño se ha metamorfoseado de bicho en humano.
Vaya de esta manera un saludo pleno de calidez para los pocos bichos raros que se han rebajado a ofrecerme su amistad.

07 octubre 2004

Humanum est

Cuenta mi jefa -que por cierto es más chida que las de ustedes- que cuando era yo un mozalbete de escasos tres años, me perdí en la playa. Bueno, ME PERDÍ es una forma de decirlo, en realidad los que me perdieron fueron ellos, yo sabía bien dónde estaba. Estaba en la playa.
La cosa estuvo así: Corría la semana santa de 1985; la cálida arena de Huatabampito era suavemente lamida por las olas suaves y frescas del mar; las aguamalas se tostaban al sol y las mantarrayas aguardaban con paciencia a los próximos ilusos que se metieran descalzos entre las algas para meterles una buena dosis de toxinas hasta lo más hondo de su ser. Este servidor, por aquellos entonces en la plenitud de su i.q. dada la inexistente ingesta de productos con fuerte índice de neurocidio, estaba de vacaciones con sus señores padres y hermana mayor, de ocho años a la sazón. Dice mi señora jefa que fue la quemadura de una aguamala en la pierna de mi hermana lo que la distrajo del cuidado pródigo que solía darme y que en la cosa de medio minuto en que me quitó la vista ya había yo desaparecido en el tumultuoso balneario que se volvió de pronto a los ojos de mi jefa una colosal jauría de hienas en trance de alimentarse de su hijo el menor. Huelga reseñar la nervia demencial que se apoderó de sus modestos 55 kilos de cuerpo al darse cuenta del repentino déficit en el inventario familiar y la consecuente organización estilo AFI para el grupo de rescate que habría de volverme a sus brazos: Mi señor jefe (gold team) se encargaría de realizar una pesquisa con ojo avizor en el sector poniente de la zona costera; Mi hermana (blue team) haría lo propio en el sector oriente, y mi jefatura (halcón uno) gritaría y chillaría en forma por demás histérica hasta que alguien le regresara al pequeño vástago errante.
Los minutos pasaron en forma lenta, desgarradoramente lenta. Mi jefecito caminaba preguntando a toda la gente si habían visto a un niño particularmente bien parecido con shorts rojos caminando por ahí, recibiendo en su mayoría descorazonadoras negativas, pero encontrando ciertos asentimientos, lo cual, aunque escaso, mantenía la energía fluyéndole en los niveles adecuados. La versión popular es de que, cuarenta y cinco minutos después (el margen de error es de +-5min) la atronadora voz de un vendedor ambulante de cocos dominó el ámbito atestado de bañistas con su "Coooooocos helaaaados. Lleeeeeve sus cooooocos helados". Se dice también, yo no me acuerdo, que sentado en la portezuela de la camioneta, contemplando al sinfín de personas que llenaban la playa con sus semidesnudas humanidades, mi pequeño cuerpo de menos de un metro pendía con gracia del espejo lateral.
Gritos, dicha, llanto de mi jefa. Alegría, regocijo, sendos agradecimientos al vendedor de cocos, que compadeciéndose de mi obvia separación del seno familiar me había llevado por cientos de metros buscando a mis progenitores (vale decir que a pesar de todo esto, mis jefes no quisieron comprarme un coco; y vale decir también que hasta la fecha detesto el sabor de dicho fruto).
Lo verdaderamente nuclear de todo este asunto fue que, mientras mi madre me abrazaba, me preguntó, con los labios y lengua salados por las lágrimas la causa de mi huída y posterior extravío, y la respuesta, tan simple que proferí:
"Es que quería ver en dónde terminaba el mar"
O sea que siempre he sido mamila, ni modo.

03 octubre 2004

All Set

Gracias al omnipotente Batio, todo el teje y maneje del beibichagüer salió inmejorablemente bien, se lograron más de 500 pañales de las 5 etapas en las que la mercadotecnia pañalera ha decidido partirle la infancia sus pequeños consumistas, asistieron casi todos los que esperaba que asistieran y, pese al pequeño incidente de unas sillas y mesas que nunca llegaron, todo resultó en forma óptima.
Brenda, siempre tan chila, se lució regalándole a Angelito uno de esos móviles que hacen las veces de camita y corralito para tener al bebé mientras se tiene que hacer cualquier otra cosa, tiene forma de oruga y tengo entendido que lo hizo traer de Phoenix. Mi jefita, siempre un amor, le trajo desde casa un mameluco bastante buena onda que mercó en Liverpool (mi jefa gusta de malcriar a los bebés) y una caja de 120 pañales que ya ocupa su lugar en la lista de espera para recibir los deshechos de mi bienamado heredero. Tía Elvira (mi jefa adoptiva en mi primer año acá) nos regaló una pañalera muy chida y espaciosa, que ahora es el kit de sobrevivencia para el viaje cada vez más cercano al hospital. El peque se adornó trayendo, además de los pañales, la calca de Baby on Board por a que yo tenía meses chingando y que para esta tarde ya estará brillando bajo el cristal trasero del coche.
El resto de la banda se portó a la altura y plus, mucho pañal, cobijitas, ropa y un sinfín de detalles para irse granjeando el afecto elitista y snob de mi casi presente vástago, y la fiesta salió muy a toda madre: La cena, preparada entre Angie, su cuñada y mi jefita, salió deliciosa, el pastel, surgido de la repostería del costco, cumplió su cometido, las sodas (que eran big cola) hicieron lo suyo y las chelas estuvieron frías y listas en el momento adecuado. La música cojeó un poco, dado el escaso repertorio, pero un buen surtido de Cadillacs, Coldplay y Bunbury salvaron la noche.
Gracias a Loana, Betel y Otto, Zinho, Marcos, Haydé, Helvetiella, Dante, Paty, Román, Carlitos, mis tías, las tías de Angie, gracias muy especiales a Vero y Vicente que prestaron la casa y se pulieron para que todo saliera a la perfección. Yo me la pasé a toda madre, platiqué muy a gusto con la banda, con la familia, me dio mucho gusto que la gente respondiera tan chido y más gusto aún me dio el saber que tanta gente espera a Angelito con unas ganas apenas inferiores a las nuestras.
Ahora sólo queda esperar el grito, el pellizco o la llamada telefónica que avisen que tengo que quemar llanta rumbo al hospital para ser bendecido con su llegada.
Qué pinches nervios, cabrón, qué pinche ansiedad... y yo sin Prozac.

01 octubre 2004

La banca.

Yo llegué primero, eran las siete y cincuenta y cinco minutos de la mañana del viernes. Puse las piernas estilo pretzel y abrí el volumen de Rayuela que tengo dos semanas tratando de terminar y que, lo descubrí el martes, tiene poder de convocatoria (nomás lo abro y llega alguien). Esta vez fue Chino. Traía un morral atosigado de cuadernos viejos, rotos y rara vez abiertos y una réplica quemazónica de Up de Peter Gabriel para prestármela.
Chino, ustedes no lo saben, es un cabrón al que le gusta el desmadre, la peda, y sobre todo la mota en cantidades generosas y rozagantes. Como obvia consecuencia de ese ir y venir de sustancias naturalmente neurohomicidas, Chino no tiene una memoria prodigiosa, es más bien uno de esos compas a los que tienes que recordarle del comentario curado que él mismo se aventó en la peda del fin de semana y que probablemente al escucharlo reirá de buena gana de su propia ocurrencia. Sin embargo hace casi un mes yo mencioné, sólo casualmente que cuando estaba morro (13 o 14 años) disfrutaba viajera y pachecamente los videos buenísima onda de P.Gabriel, aquellos fumados clips como Sledge Hammer, en los que podías ver a PG polimorfizarse de montón de frutas a pavo crudo a prisma brillante a animal marino, todo esto sobre un fondo caleidoscópico de formas aleatorias y ópticoidiotizantes. Después del comentario casual varios de los compas de La Banca remembraron sus propios viajes de videos antiquísimos (entre estos Tool y Gwar fueron una alternativa recurrente) que en aquella cuasiolvidada pubertad dieron rienda suelta a un malentendido sentimiento de que el rocanrol se aprendía viendo el mtv gringo y poniendo posters tamaño familiar en tu cuarto, para horror de tus progenitores y el resto de la familia. En medio de todo aquel entresijo de frases pronunciadas al unísono, creo que dije: "Qué habrá pasado con el wey este (o sea PG)" y ahora, mes después, llega Chino, saca el cd y me dice: "Mire, aquí está lo que hizo después, chéquelo y si le gusta lo quemamos del original". Buen tipo este Chino.
Encendía el primer cigarrillo cuando apareció Buffon en uno de los pasillos, caminando con ese estilo suyo de aparente falta de ruta, cigarrillo apagado en la boca, portafolio apretado en la mano izquierda. Llegó a la banca para encender su cigarrillo con el fuego del Chino. Luego comenzamos la plática. Siempre es difícil recordar todo lo que se habla una mañana en la banca, la conversación siempre comienza y fluye, se interrumpe el par de segundos en que nos levantamos para ir por el café (hoy cortesía de Buffon porque a mi se me olvidó la cartera y el Chino pues...) y luego continúa por una o dos horas sin que el tiempo parezca alterar la predisposición a acotar, a corregir, o a simplemente esbozar una sonrisa ante una nostalgia atravesada por un Mazinger Z, una soda en bolsa a los 9 años, unas pizzerolas de las deadeveras o una película del santo.
En algún momento entre esas nostalgias llega el Fabio, mano en el bolsillo, una leyenda en el pecho "Jesus play mi guitar" y un comentario que invariablemente empieza con "Watcha". A veces (o sea todos los días menos el denmedio) llega Helvetiella a ponerle el estrógeno neecsario a la conversación, el toque femenino que se abstiene de ser tierno o superficial por pura y celestial francachela de esa rubia de 180 de alzada que no le tiene miedo a morderse la lengua ni a soltar así, como si tal cosa, uno de esos secretos "nomás de viejas". Luego todo es un amasijo de comentarios para acá y para allá, de pronto la carcajada general, el dolor de estómago mezcla de risa y café en ayunas y un chingo de tabaco, una sugerencia pendeja como jugar al turista de prendas o aventarse una hora de master show sin guacarear, pero todo se va, fluye hasta las diez de la mañana y uno por uno comienzan a irse. Se va Helvetiella al despacho, se va Fabio al Juzgado, se va Buffon al Yang Tse, se va Chino a su clase a la que no sabe faltar, se va Rayuela a la mochila, otra vez inacabado, me voy yo a mi vida de siempre y nadie queda ahí para seguirse metiendo hasta el cuello en ese dejar de amargarse tantito, nomás las dos horas en las que nos vale madre y hablamos pendejadas, en las que resistimos, ya como patadas de ahogado, la petición de seriedad y responsabilidad que se nos impone cada vez más fuerte.
Volteo antes de irme por completo y veo La Banca vacía, un vasito de hieloseco con el último rastro de café. Se ve exactamente igual ahora que en el momento que llegué. Pienso: A esa banca de plano nunca va a dejar de valerle madre.
Qué envidia.