Tengo ya un preocupante mes de bloqueo. Reagan, fan a muerte del bloqueo, debe estar regodéandose en su tumba. Desde que terminé la última versión de La Ciudad de Julia (cuento, 14 cuartillas) no he logrado nada destacable, ni siquiera digno de reseñarse. Tal vez lo menos peor sea un poemita titulado Mudanzas que salió muy a fuerzas la semana pasada.
A lo mejor se debe al stress de que en este mes nace Angelito y no puedo pensar por mucho tiempo en algo distinto, además de las vueltas al ginecólogo, hospital, laboratorios, casas de familiares, etcétera, pues todo eso, supongo, se ha congregado para hacerme muy difícil el sacar algo bueno. El 29 se cierra la convocatoria para el concurso de cuento y aún no decido entre dos proyectos. También estoy contemplando la posibilidad de inscribir un trabajo en el de poesía, pero no me he dado el tiempo de elegir 15 trabajos que valgan la pena.
Ando viendo la posibilidad de ponerle fotos al antro este para que atraiga público femenino con mi soberbia efigie varonil, pero la verdad es que las formas que ofrecen estos servers para poner imágenes en los blogs me dan mucha flojera. Ojalá tuviera la dolariza necesaria para pagar un domain puntocóm y así disponer a mi antojo de los megas necesarios para poner lo que se me venga en gana. Después veremos.
Ah, y ya volví a empezar Rayuela, después de un break para releer Del Amor y Otros Demonios de GGM y Fábulas Pánicas de Jodorowski.
Ustedes deberían de considerar la opción de dejarse ahí un rato y agarrar un librito. Créanme, no les va a pasar nada, no pasa de que se vuelvan culturosos y los buenos muchachos de la iglesia batiana los sodomicen una vez a la semana.
Hasta mañana, ando muy amarguetas hoy.
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